Las carencias de la Administración
Los insuficientes especialistas TIC que ahora, por mor de los acontecimientos, están obligados a desplegar una gran actividad para sacar adelante de la mejor manera posible la cascada incesante de trabajos que los políticos les solicitan, deberían, en amigable contraprestación, encontrar momentos oportunos para hacer saber a esos altos cargos teóricamente agradecidos la situación en la que se encuentran las TIC en la Administración General del Estado. Podrían proponer a los políticos con más inquietudes, receptivos, y con personalidad y prestigio evidentes, que es inexorable acometer ¡ya!, una inteligente reorganización de las TIC en la AGE, que potenciaría las estructuras y multiplicaría los rendimientos. Ellos, mejor que nadie, conocen las carencias y se convertirían en los más idóneos asesores para encontrar -con garantías de no equivocarse- las soluciones más convenientes.
Pareciendo incuestionable que el mejor camino para lograr la fórmula adecuada en la que basar un sustancial cambio y el incremento de la eficacia de las TIC en la AGE tiene que pasar por un aumento coherentemente significativo en la plantilla de especialistas TIC, los altos cargos más clarividentes y con mayor perspectiva y mejor visión política, deberían apoyar y abanderar una iniciativa en ese sentido. Sobre unos bien seleccionados cuadros de especialistas TIC -con consideración y retribuciones, en temas como el de los complementos específicos, equivalentes al que disfrutan otros Cuerpos del Estado-puede cimentarse y orquestarse cualquier tipo de cambio o proyecto, porque el timón estaría en buenas manos. Demorar la situación significaría perder tiempo con elevado coste para intentar recuperarlo en el futuro. El político tiene, además de la palabra, la sartén por el mango.