Las autopistas de la información
La concepción inicial de Ethernet se basa en una transmisión a 10 Mbits/s bajo el método CSMA/CD (Carrier Sense Multiple Access/Carrier Detect). Este método se basa en lo que podríamos denominar una competición por el medio, es decir, por la red, que a su vez sólo puede ser empleado por un único emisor al que todos recibirán. Caso de coincidir dos equipos tratando de enviar datos simultáneos a la red se produciría una colisión, la cual obligaría a ambos equipos a esperar un tiempo aleatorio, y como tal, en teoría diferente, antes de volver a intentar enviar información al medio. Bajo este estándar se han ido construyendo la mayoría de las redes que en la actualidad existen.
Como evolución natural de esta tecnología surge lo que se conoce como Fast Ethernet, que pasa a funcionar a una velocidad de 100 Mbits/s con unos requerimientos muy parejos. Inicialmente, esta tecnología se emplea para la conexión de servidores a la red y para el uso de backbones, es decir, líneas encaminadas a la unión de dispositivos de conectividad.
A medida que los equipos informáticos van evolucionando, las necesidades tanto de prestaciones como de velocidad se ven incrementadas cada vez más y, evidentemente, las comunicaciones no podían quedar al margen de este aumento en los requerimientos.
La tecnología Gigabit
La tecnología Gigabit no es más que una extensión de las ya conocidas tecnologías Ethernet a 10 y 100 Mbits/s, pero capaz de alcanzar la nada despreciable cifra de 1.000 Mbits/s, sin tener que perder por ello compatibilidad con el inmenso parque de nodos Ethernet instalados. Desde julio de 1996 esta tecnología está normalizada por el IEEE bajo el nombre de 802.3z, y sus principales características son la transferencia half y full-duplex a 1.000 Mbits/s, formato de trama IEEE 802.3, uso de CSMA/CD con sistema de acceso al medio y, finalmente, compatibilidad descendente con las tecnologías de direccionamiento empleadas en 10BT y en 100BT.