Las asociaciones defienden su papel en la industria TIC
El crecimiento de las Asociaciones del Sector TIC en España responde a la positiva evolución experimentada en los últimos años por este sector, que ha tenido la necesidad de agruparse territorialmente y nacionalmente para ir respondiendo a sus retos y oportunidades. Según Tomás Iriondo, director general de GAIA, en los últimos años se han producido movimientos significativos (AETIC, CONETIC…) al objeto de ir estructurando marcos de colaboración entre las diferentes asociaciones, ejercicio que está resultando complejo pero, a nuestro entender, enriquecedor y positivo. Estamos convencidos de que la diversidad, el bien común, la colaboración…son valores que ayudan a hacer un proyecto más sólido y sostenible, y especialmente a crear valor para y con el sector”. Dicho esto, para Iriondo, “es una responsabilidad de todas las asociaciones, el predicar con el ejemplo, y por tanto ir avanzando en marcos de trabajo en red y colaboración que nos permitan, en un futuro no lejano, compartir capacidades y competencias para proyectar internacionalmente un sector nacional competitivo y generador de confianza para todos”. En esta misma línea, Antonio García, presidente de ASTEL y director legal y de regulación en Jazztel, está convencido de que “las asociaciones del sector TIC juegan un papel fundamental en España, principalmente en relación con las autoridades administrativas de regulación del sector, aunando recursos y siendo el cauce de participación de los agentes del sector, quienes libremente han decidido unirse y tener un compromiso colectivo frente a los intereses individuales”. Así, hay asociaciones que centran sus funciones en asesoramiento, otras en formación, publicaciones, en prestar servicios de diversa índole…
En cuanto a la diversidad de asociaciones con las que cuenta este sector, Iriondo está convencido de que “la diversidad es buena, si bien es necesario estructurar esa diversidad. Desde la perspectiva que nos dan los 27 años de existencia de GAIA, es ilógico pensar que una asociación perjudica al sector, por tanto toda asociación que ‘funcione’ debe de existir y crecer en red. El reto que tenemos las asociaciones es cómo colaboramos y cómo somos capaces de compartir los mensajes y actuaciones hacia empresas, administraciones y sociedad, que como hemos comentado, queda mucho por hacer”.
Por su parte, garcía cree que la existencia de distintas y variadas asociaciones en este sector “es una prueba de que su existencia es necesaria y que, cada una de ellas, cumple un papel en las necesidades y defensa de los intereses del colectivo que representa, con distintos objetivos y fines, existiendo algunas más ágiles y más eficaces en sus planteamientos”.
El poder del sector TIC
Una de las principales críticas que se le pueden achacar a las asociaciones del sector tecnológico es su escasa influencia en los poderes políticos y sociales. Según Iriondo, “muy a pesar de las voluntades y deseos de las asociaciones, el sector de las Tecnologías Electrónicas, Informáticas y de las Comunicaciones (TEIC), tiene poca influencia en la sociedad. Sirva como muestra el hecho de que las carreras técnicas, base de nuestro sector, han experimentado en los últimos años una importante reducción en cuanto al número de alumnos”. Esto es consecuencia de varios factores: una sociedad del bienestar acomodada que escapa de los esfuerzos significativos, un modelo universitario exigente con los perfiles técnicos y poco atractivo y una baja valoración de las profesiones tecnológicas en la sociedad. “Casi nadie quiere ser emprendedor del sector TEIC o tecnólogo, ya que no es glamuroso, requiere un esfuerzo constante en conocimientos y competencias y no aporta recursos sin sacrificio”, señala.
En el plano de los poderes políticos, la influencia es “cosmética”, apunta Iriondo. “Se habla y se trabaja para el desarrollo de la Sociedad de la Información, es decir el acercamiento de los formatos digitales a la ciudadanía y a las organizaciones, sí bien no se prima que este acercamiento sea soportado por el desarrollo de una industria nacional potente e innovadora.” En esta línea, García cree que “si bien resulta difícil responder de una manera general a la pregunta de si tiene suficiente poder, pues son muchos los cauces y los organismos a través de los cuales se articula la participación de las asociaciones sectoriales en la formación de la opinión y toma de decisiones de los organismos públicos y los poderes políticos, echamos de menos frecuentemente un debate más pausado y riguroso entre los órganos con poder legislativo o normativo y las asociaciones del sector, sobre aspectos claves que afectan al mismo, tales como la carga fiscal a la que se ve sometido o la financiación de las numerosas obligaciones que recaen o se imponen sobre el mismo”.
Noticias relacionadas
El sector TIC necesita un lobby fuerte
¿Se sienten las empresas bien representadas por sus asociaciones?
Vídeo:Valoraciones de jesús Banegas sobre el modelo de asociacionismo tecnológico