La Web es la palanca más poderosa del mundo
Hay un hueco para los más pequeños
Durante la mayor parte de los 15 últimos años, el mercado ha compensado a las empresas por hacerse cada vez más especializadas y más centradas en determinadas áreas. ¿Ha comenzado esto a cambiar? Que los supermercados de servicios sean o no una buena idea podría ser objeto de conjeturas, pero lo más probable es que en el futuro haya empresas que sean tanto muy diversificadas como muy especializadas. Lo difícil será permanecer en el término medio. Sin embargo, la cuestión más importante es si la diversificación del sector financiero es precursora de una tendencia comercial de mayor alcance. Al adquirir madurez las compañías especializadas, existe siempre la tentación de expandir los servicios en torno a una competencia, capacidad, comunidad o marca específica. Ahora bien; ¿es esa idea mejor que lo era hace una década? Considérense las 10 cuestiones hipotéticas siguientes:
1.- ¿Debe la firma distribuidora de libros Amazon.com ampliar su experiencia y capacidad en ventas directas online para vender CDs, videocassettes, software o productos de consumo similares?
2.- Debe Dell aprovechar su capacidad de vender y soportar hardware caro y complejo expandiéndose a la venta online de televisores, aparatos estéreo, videos o cámaras de video?.
3.- ¿Debe Century 21 o alguna otra empresa importante de bienes inmuebles vender servicios de jardinería, pintura, renovación, decoración, seguros u otros a los nuevos propietarios de casas?
4.- ¿Deben las líneas aéreas ampliar su interés en la venta de paquetes de hotel, alquiler de automóviles y tours? ¿Deberán intentar convertir sus ofertas para viajeros frecuentes en la moneda de intercambio común en el Web?
5.- ¿Deberán las compañías de asistencia sanitaria suministrar vitaminas, equipos de ejercicio, libros de auto-aprendizaje, asesoramiento nutricional o participación en clubs de salud?
6.- ¿Deberán los fabricantes de automóviles expandirse hacia las áreas de seguros, reparaciones, sistemas de navegación o enseñanza para conductores?
7.- ¿Deberá Federal Express ofrecer copiadoras, acceso a Internet u otros servicios comerciales y de comunicaciones?
8.- ¿Deberán las universidades extenderse a las áreas de servicios financieros personales o de formación postgrado?
9.- ¿Deben las publicaciones informáticas extenderse a las áreas de conferencias, seminarios, investigación sectorial o servicios de información similares?
10.- ¿Deben las compañías fabricantes de hardware de ordenador comenzar a actuar en las áreas de software y de servicios?
Obviamente, aunque algunas de estas cosas están sucediendo ya, la verdadera cuestión es si ese tipo de expansión se convertirá en una importante ventaja competitiva. Aunque el deseo de aprovechar las marcas comerciales, competencias y capacidades no es nada nuevo, Internet ofrece posibilidades importantes y mejoradas. Una vez que una comunidad se establece de manera activa, puede convertirse en una plataforma poderosa para ofrecer servicios relacionados.
El atractivo del agrupamiento de ofertas y de la integración es constatable a diario en el sector de Tecnologías de la Información. Aunque es actualmente posible crear software complejo mediante componentes individuales, la mayoría de los consumidores tienden a buscar una aplicación integrada, incluso si es una de las "madejas monolíticas" de Microsoft, por parafrasear a Scott McNealy.
Al final, la cuestión queda reducida a la relación entre competencias y capacidades básicas y servicio en comunidad. Si una compañía ha establecido de manera clara las primeras, el sistema Web ofrece una posibilidad sin precedentes de expandirse al segundo.
A la espera de la verdadera revolución
En opinión de la mayoría de los internautas -y también en opinión de Wall Street- los Websites de Amazon.com, CDNow y otras ofertas similares se han convertido en ejemplos típicos del poder de las ventas online al detalle. Sin embargo, estas compañías son sólo los precursores de la verdadera revolución en la venta al detalle, que aún está por llegar. Actualmente, lo más importante es determinar en qué forma el sistema World Wide Web afecta a las tiendas tradicionales, mientras que, a largo plazo, la cuestión más importante será determinar la capacidad del sistema Web para crear empresas de venta al detalle allí donde no había ninguna antes.
Para saber por qué, basta con analizar las firmas que marcan actualmente las tendencias. Aunque el Website de venta de libros Amazon.com es ciertamente un servicio útil, difícilmente puede afirmarse que haya revolucionado los hábitos de compra. Por ejemplo, en el caso de un matrimonio típico que compre por lo menos media docena de libros al mes, lo más probable es que utilicen Amazon únicamente cuando piensen que un determinado libro será difícil de encontrar. E incluso entonces, por motivos que en realidad son bastante oscuros, las librerías de las grandes ciudades suelen tener una capacidad mucho mayor de localizar el libro en cuestión. A menos que uno habite en un área remota, o que tenga dificultades para viajar, Amazon es simplemente una opción adicional conveniente.
Podría aplicarse una perspectiva similar al sector de los CDs, a la planificación de viajes, a la compra de acciones y a los productos de alimentación. Las tiendas de discos tienen prácticamente todos los CDs que cualquiera pueda desear y, a menos que se trate de un agente de bolsa muy activo, el teléfono y el correo se las arreglan bastante bien para gestionar la cartera típica de fondos mutuos de cualquier persona. Y, de forma parecida, cualquiera que viaje con frecuencia no encontrará ningún motivo importante para realizar por sí mismo sus reservas de billetes. También estos servicios son convenientes, pero secundarios. Más útil sería que el Web pudiera trasladar a nuevas áreas la experiencia de venta al detalle. A cualquiera que trabaje independientemente le gustaría poder conectarse on line a un establecimiento de asistencia sanitaria para conocer qué diversas compañías podrían atender a sus necesidades. Realizar comparaciones es hoy básicamente una tortura. De forma similar, podrían utilizarse tiendas localizadas en el Web para comparar compañías de seguros y sus correspondientes tarifas, así como hipotecas, hoteles, restaurantes, agencias de alquiler de autos, e incluso servicios telefónicos. Todas estas cosas serían mucho más útiles que pedir artículos de alimentación, por ejemplo.
Pero quizás lo más importante es que la aparición de estas tiendas ejercerá probablemente un impacto mucho más profundo en sus correspondientes sectores que cualquier cosa resultante de la actividad de las organizaciones de venta al detalle existentes actualmente en el Web. Las compañías de seguros, los bancos y los proveedores de asistencia sanitaria están todos acostumbrados a tratar directamente con sus propios clientes, y todos se han beneficiado en gran medida de la posibilida