La Universidad de León apuesta por el carné inteligente como llave de acceso a todos sus servicios. En colaboración con Caja España y con la tecnología HP3 de Realsec

La exigencia del Banco Central Europeo de que en enero de 2010 no quede en circulación ni una sola tarjeta de banda magnética en todo el territorio del Viejo Continente ha sido un factor decisivo para que la Universidad de León (ULE) junto con Caja España, en el convenio de colaboración que mantienen ambas entidades para la emisión de carnés universitarios, se plantearan la emisión de tarjetas chips basadas en la tecnología H3P de Realsec. Se trataba así de dar un salto cualitativo en la tecnología utilizada en este tipo de tarjetas, pasando de la banda magnética al chip integrado, que permitiera, por un lado, el acceso y uso controlado a todos los servicios de la Universidad y, por otro, para aquellos alumnos o docentes que así lo quisieran, su uso como medio para pagar o retirar dinero en cajeros.
El proyecto, denominado Carné Universitario Inteligente para la Universidad de León, perseguía, según Vicente Matellán-Olivera, director de Servicios de Informática y Comunicaciones de la ULE, “avanzar hacia una tecnología que nos permitiese lanzar nuevos servicios basados en firma digital”. En este sentido, Matellán-Olivera habla de la posibilidad de que los profesores firmen digitalmente las actas, un servicio que según el propio director de Servicios de Informática y de Comunicaciones de la ULE, se prevé que arranque en modo piloto este próximo mes de junio; o, por ejemplo, que los alumnos puedan presentar telemáticamente las becas de colaboración para los diferentes departamentos. En definitiva, señala Matellán-Olivera, “pretendemos que el nuevo carné inteligente sea la llave de acceso para profesores y alumnos a todos los servicios de la Universidad”.

Más de un contenedor de firma digital
Para este proyecto de emisión de tarjetas EMV –tarjetas chip–, Caja España y la Universidad de León decidieron, de forma conjunta, utilizar una tarjeta Precarga con EMV. En este sentido, se seleccionó la tecnología microchip Advantis Crypto DDA con versión 4.11 de EMV de Sermepa para implementar las funcionalidades requeridas. Sobre estos requisitos, Sermepa diseñó un perfil EMV que incorporase las funcionalidades de tarjeta financiera, las aplicaciones de la ULE y la firma digital.
“La demanda de una tecnología que fuera compatible con Caja España y con las funciones que ya teníamos habilitadas para el personal docente y para los alumnos y que nos permitiera cumplir con la firma digital eran las tres premisas de partida a la hora de elegir proveedor”, señala Matellán-Olivera. “Nuestra idea era conseguir una tarjeta que tuviera el contenedor de la Fábrica de Moneda y Timbre, así como un contenedor propio interno para algunas funciones de la Universidad. El objetivo era contar con una tarjeta que tuviera más de un contenedor de forma que pudiéramos dar firma digital a los estudiantes Erasmus, por ejemplo, que no tiene por qué tener DNI electrónico”.
Para la personalización EMV de dichas tarjetas, Caja España ha utilizado la herramienta H3P de Realsec, en la medida en que, explica Avelino Carrizo, director del área de sistemas de información y tecnología de Caja España, “ya la adquirimos para nuestra adaptación a los estándares de EMV”.

Una mayor seguridad
“El proyecto –tal y como explica Carrizo– se ha desarrollado en distintas fases como han sido la adquisición de plásticos para la emisión, la generación del perfil de la tarjeta, la adaptación de las aplicaciones de cajeros y el ordenador central de Caja España, las adaptaciones de las aplicaciones de la Universidad y las modificaciones en la herramienta de personalización, entre otras. Su implantación –prosigue– también se ha realizado por fases puesto que primero se pusieron en producción las aplicaciones de Caja España para la emisión y estampación de estas tarjetas, posteriormente se distribuyó el software a la red de nuestros cajeros y, finalmente, se actualizaron las aplicaciones de la Universidad”.
En octubre del pasado año, el carné universitario inteligente renovó el antiguo parque de carnés, en total 17.000 nuevas tarjetas entre alumnos (15.000) y personal administrativo y docente (2.000). Con la perspectiva que dan los seis meses que lleva operativo el carné universitario inteligente, “ha habido una aceptación razonable de la nueva tarjeta, cuyo mayor beneficio, desde el punto de vista de la Universidad, es una mayor garantía en la identidad del usuario y, por tanto, una mayor seguridad”, expone Vicente Matellán-Olivera. Además, desde el punto de vista de los usuarios, éstos disponen de un único medio, fácil de usar, con el que pueden moverse por la Universidad sin utilizar distintas claves de acceso a los servicios.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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