La unión hace la fuerza

La compañía resultante de la fusión Price-Coopers, anunciada la semana pasada, contaría con la suma de los recursos de las dos empresas actuales, es decir, 13.000 millones de dólares de facturación -1,95 billones de pesetas- y 135.000 empleados en todo el mundo. Al igual que en el resto del mundo, en España se estudiarán los términos de la fusión y el organigrama definitivo. La facturación en nuestro país ascendería a más de 25.000 millones de pesetas y el número de socios sería de 110, con oficinas en 18 ciudades y una plantilla de 2.300 empleados.

Juntas, ambas compañías destronarían de la primera posición a Andersen Worldwide y KPMG y por detrás se quedarían los otros grandes del ramo como Ernst & Young y Deloitte & Touche. Según las declaraciones de Nicholas G. Moore, presidente de Coopers & Lybrand, la complementariedad de sus servicios, su posicionamiento y cartera de clientes darán lugar a una gran firma en el sector de servicios profesionales. La combinación de ambas consultoras permitirá complementar la fuerza de Coopers & Lybrand, por ejemplo, en el área de las telecomunicaciones con la especialización de Price Waterhouse en el campo de los medios de comunicación y el sector audiovisual a nivel mundial.

Además, ambas compañías se complementarán también desde un punto de vista geográfico ya que Price es más fuerte en Norteamérica, mientras en Coopers tiene más ingresos fuera de ese mercado.

Por su parte, representantes de ambas compañías han insistido en señalar que esta fusión a escala mundial permitirá prestar un servicio de apoyo global y unos niveles de calidad que hasta ahora no podía ofrecer una sola organización. No hay que olvidar, en este sentido, que Andersen Worldwide, hasta el momento número uno del ranking, sufre desde hace tiempo la rivalidad entre sus negocios de auditoría y consultoría, que trabajan de forma independiente.

Incógnitas

Fuentes de Coopers & Lybrand han asegurado que se prevé que la fusión, cuya realización está sujeta a la aprobación de los socios y de los organismos reguladores, se llevará a efecto a principios de 1998. Las dos organizaciones han decidido no emitir más comunicados hasta que termine el proceso de aprobación de los socios a finales de año, de manera que todavía se desconocen datos como qué nombre adoptará el nuevo grupo, dónde estarán sus oficinas centrales o qué estructura definitiva presentará. En este sentido, lo único que se ha anunciado es que la organización fusionada será liderada por un equipo de dirección mundial, supervisado por un consejo internacional compuesto por socios de todo el mundo. Moore ocupará la presidencia de la firma resultante de la fusión y James J. Schiro, actual jefe ejecutivo de Price Waterhouse, desempeñará esa misma función con el cargo correspondiente a consejero delegado.