La tecnología CMOS, nuevo frente en la guerra mainframe
Amdahl ya ha anunciado el compromiso de poner en el mercado sus productos Millenium -basados en tecnología CMOS- para mediados del próximo año 1996. Paso transcendente para esta empresa ya que, en la actualidad, sólo IBM oferta equipos con esta sobresaliente cualidad. La pregunta obligada es ¿por qué Amdahl presenta con tanta antelación lo que va a ser realidad dentro de aproximadamente seis meses? Buscará -como han hecho otros fabricantes en parecidas circunstancias- un doble efecto: frenar operaciones de venta que otros pudieran llevar a cabo durante el tiempo que transcurra hasta que el producto esté disponible para ser suministrado; y otorgar credibilidad a las promesas e informaciones que, convenientemente, vayan aportando sus comerciales en los circuitos de visitas para la captación de clientes. Está claro que, en el magma de intereses que celosamente custodia cada compañía, unas estimarán más rentable este tipo de estrategia, y otras preferirán sorprender con el fin de romper esquemas y obligar al contrincante a tomar rápidas medidas, para reaccionar cuando pueda. Las opciones no se improvisan, se calculan y miden con la máxima atención.
De momento, según los datos facilitados por Amdahl, su oferta en tecnología CMOS va a permitir que el techo en MIPS supere ampliamente el máximo actual de IBM. Dato revelador para grandes usuarios que estén próximos a iniciar cambios y renovaciones en sus sistemas de información, y consideren atractivas las características de los productos anunciados. Como la machacona realidad demuestra con reiteración que desde que se inician las fases para justificar la necesidad de una adquisición, hasta que se materializa la contratación, pasan bastantes meses, las grandes cuentas podrían encontrar ventajoso disponer, a partir de enero o febrero de 1996, de ofertas con los nuevos productos de Amdahl. Si, además, ese usuario pudiese comprobar que, incluso con superiores prestaciones, puede obtener precios un diez o quince por ciento inferiores a los de la competencia, todavía mejor. El usuario, una vez más, deseará comprobar si se cumplen las expectativas creadas.
El anuncio de los nuevos productos de Amdahl también ha servido para que los defensores a ultranza del mainframe apostillen sus tesis sobre la perdurabilidad de estos equipos. Sin dudarlo esos defensores son los que mayor satisfacción sienten ahora, después de años luchando con la teoria que vaticinaba la irremediable desaparición del mainframe. Dan por sentado que ya no se cuestiona su necesidad en las grandes cuentas, y esgrimen en su defensa que los propios fabricantes siguen investigando para hacerlos competitivos en condiciones más ventajosas. En el caso de la tecnología CMOS, el efecto abaratamiento, según los especialistas, va a poder apreciarse en los costes de la instalación y en el servicio de mantenimiento. Lo cual, añadido al descenso continuado de precios que se viene produciendo en el segmento de los mainframes en los últimos años, junto a la mejora y más bajas tarifas en concepto de comunicaciones, conforman un panorama esperanzador para los grandes usuarios del mainframe.
Dejando atrás la disyuntiva, mainframe sí o no, sustituyéndola por la más realista filosofía del cómo y para qué, el grado de madurez de los directores de los sistemas de información, y la disponibilidad de recursos económicos, será decisivo para determinar el cuándo. Y, así como anteriormente, los más decididos, crédulos o insensatos -los resultados los clasificarán- eligieron alternativas al mainframe basados en opiniones de algún consultor, o en recomendaciones de fabricantes, ahora disponen de esas referencias de usuarios para conocer lo que es recomendable hacer y lo que conviene evitar. No hacen falta las teorías de los gurús, la praxis manda.
Al usuario del mainframe, que comprueba los esfuerzos de los distintos fabricantes para mejorar ostensiblemente las condiciones -técnicas y económicas- de estos entornos, le agradaría en gran medida liberarse definitivamente de cualquier servidumbre, migrando hacia el sistema operativo Unix, con el mínimo coste posible. En este sentido, algún fabricante está haciendo provocadoras ofertas para que, con lo que se ahorrase el cliente comprando sus productos, pudiera iniciar una selectiva migración de sus aplicaciones, sin que se viera alterada la normalidad de trabajo del sistema de información. Este es el nuevo reto.