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La seguridad en España

En un reciente estudio de la consultora IDC sobre la situación actual del mercado de seguridad en España -software, hardware, y servicios- se asegura que en el pasado año las inversiones llegaron a los 159 millones de euros, distribuidas de la forma siguiente: 71 millones por servicios; 60 millones por software; correspondiendo 28 millones a hardware. Asimismo, pronostica significativos incrementos para los próximos años pero, habría que añadir, si llegan a calar profundamente -en el ánimo de quienes de algún modo tienen parcelas de seguridad a su cargo- la proliferación de mensajes en forma de informes o diversos tipos de eventos en los que se debate el tema desde diferentes posiciones y puntos de vista. Porque, hoy por hoy, todavía son demasiado exiguas las partidas que, en la mayoría de las compañías, se dedican al apartado seguridad, respecto al montante de inversiones que se realizan en el capítulo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones.
Son buenos, en cuanto a objetivos de mentalización, el conocimiento de puntos de vista y diversidad de informaciones sobre el abanico de soluciones de seguridad y su complejidad, porque el proceso de reiteración va a contribuir a sensibilizar incluso a aquellos que adoptan posturas inhibidoras cuando se les ofrece la posibilidad de contemplar y analizar la problemática ya que, una cosa son los inhibidores forzosos, al carecer de dinero -porque la alta dirección no habilita recursos económicos para poner en marcha un mínimo programa de seguridad o plan de contingencia- y otra los inhibidores contemplativos, que podrían obtener medios económicos, pero están esperando que se produzca un efecto de decantación entre las soluciones existentes en el mercado, antes de contratar para su organización la que considere más idónea. Si bien, en ambos casos, suele reaccionarse con rapidez, prestando la atención debida, necesaria, e imprescindible, cuando en sus respectivos entornos, o próximos conocidos, sufren consecuencias nefastas por su manifiesta vulnerabilidad.
Es el momento, sin dilaciones, de asumir la imperiosa necesidad de disponer de un correcto plan de seguridad, iniciando las fases pertinentes para conseguir el mejor dentro de los posibles que, además, resulte global e integrador, flexible y adaptable en el tiempo, y perfectible siempre. Porque Internet, por ejemplo, que genera múltiples posibilidades de negocio, también exige peculiares estrategias para garantizar al máximo la seguridad. Cada empresa, en su tamaño, no debe obviar la atención debida a sus puntos débiles.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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