La reinvención de SIMO
Desde que nació, hace ya cuarenta y siete años, SIMO ha sido, es y será criticado con menor o mayor fundamento, pero así será y este año no iba a ser menos. Lo que sí parece diferente este año es que esas críticas –desde el punto de vista analítico– se las hacen también todos los años al acabar la correspondiente edición, los responsables de SIMO y este año pretender dar un paso más allá y situar la edición de 2007 como un punto de inflexión en la historia de este evento. Los objetivos son claros y concisos y consecuencia de la constatación de que las ferias no se pueden concebir de la misma manera que hace cuarenta años. Me explico, los visitantes ya no necesitan ir a SIMO a conocer las últimas novedades –que seguro que las habrá– porque para eso ya está Internet; van allí a conocer, a saber cómo esos avances tecnológicos les afectarán a sus vidas –tanto personal como profesionalmente– y también van a SIMO a sentirse partícipes o protagonistas –aunque sólo sea por un semana– de este nuevo mundo que nos está llegando. Cierto es que no es la primera vez que he puesto en valor el rol de SIMO, pero es que ante todo hay que ser coherentes, y defender lo nuestro y lo nuestro y lo de todos es, hoy por hoy, defender cualquier intento por ayudar a la modernización del país. Algo que SIMO cumple al 100%. Por ello, y volviendo al principio creo que todos debemos apostar por SIMO, una feria que, consciente de las crisis que afectan a otros eventos feriales internacionales, ha decidido arriesgar en la edición de este año con el único objetivo de liderar un nuevo concepto de feria adecuado a los tiempos actuales y con el de satisfacer las expectativas que todos tenemos puestas en SIMO 2007.
