La quimera de la gestión centralizada
La red es el sistema
En muchos sectores productivos, los sistemas de proceso y las redes que los conectan son casi indistinguibles. La mayoría de las empresas dependen actualmente casi por completo de ordenadores conectados en red que es necesario gestionar desde un único punto de control.
El Director de Sistemas de Información de un hipotético e importante banco estaba perplejo. Según sus estudios y datos operacionales, la red de cajeros automáticos del banco tenía un tiempo productivo de más del 98 por ciento. Sin embargo, las encuestas selectivas realizadas por el departamento de marketing de consumo mostraban unos porcentajes mucho más bajos.
Después de consultar con varios departamentos y asistir a diversas reuniones específicas sobre el tema, el Director de Sistemas de Información comprendió cuál era en realidad el problema: había dos definiciones de lo que era el "tiempo productivo". Para los clientes, el significado informático tradicional no contaba para nada. Para los clientes, tiempo productivo significaba poder obtener dinero de un cajero automático. Para ellos, el estado del cajero automático y de la red eran medios para un fin, no el fin en sí mismo.
Sólo cuando el departamento informático estableció unos interfaces de red y de sistemas que ampliaron el conjunto de opciones financieras a disposición de los clientes comenzaron a coincidir más estrechamente los porcentajes de tiempo productivo de la red de cajeros automáticos de clientes con los porcentajes obtenidos por el departamento de sistemas. Hoy, el banco utiliza la gestión de sistemas y de red "para alcanzar objetivos estratégicos, como la mejora del servicio a los clientes".
Aunque los mainframes y otros tipos de hosts siguen formando el núcleo de la mayor parte de las compañías, las redes mundiales de procesadores se han convertido en los sistemas nerviosos centrales, realizando las funciones comerciales críticas de la organización.
Las redes LAN son tan corrientes actualmente que muchos clientes consideran a la red como la compañía. Para muchas compañías, su identidad se ha convertido en la persona o sistema situada al otro lado de la línea telefónica de atención al cliente. Los riesgos técnicos se convierten en riesgos comerciales.
Sin embargo, los riesgos técnicos pueden ser a veces ventajas comerciales. Cuando se implementa correctamente, la gestión de sistemas aumenta la capacidad de hacer negocio, al ofrecer una base auditable para procesos comerciales flexibles y efectivos. Los cambios realizados al sistema pueden ser integrados de forma más sencilla, con un impacto positivo tanto sobre los riesgos como sobre los costos.
Las tareas de gestión de sistemas clásicas, como la supervisión del rendimiento, distribución de aplicaciones, control de versiones y gestión de configuraciones, adquieren importancia estratégica en los entornos de proceso cliente/servidor. Teniendo en cuenta que los períodos de introducción de los productos en el mercado son cada vez más cortos para la mayoría de las compañías, los retrasos en la instalación y despliegue de las aplicaciones significan pérdida de ventas. Y, en esta era de tendencias conflictivas, en la que las empresas aumentan su dependencia de las redes para ofrecer un servicio mundial mientras reducen el personal de soporte LAN, una gestión de sistemas débil puede tener repercusiones a nivel mundial.
El proceso distribuido ha automatizado a más personas, más tareas y muchas más partes de las empresas comerciales, pero al mismo tiempo, la mayor delegación de autoridad ha dado lugar a una mayor dependencia en el sector informático y, en consecuencia, a un mayor riesgo. Para que las empresas puedan participar verdaderamente en el comercio de la información, deben controlar sus recursos informáticos en una forma que permita una mayor coordinación y un mínimo riesgo.
Sin embargo, los obstáculos pueden resultar formidables. Para que las compañías puedan aprovechar al máximo sus recursos informáticos, deben cambiar su enfoque fragmentado tradicional de la gestión de sistemas, redes, aplicaciones y bases de datos. Si un usuario tiene un problema, no le importa si está causado por la red, la aplicación o el sistema operativo; simplemente desea solucionarlo.
Evolución
La gestión de sistemas, redes, aplicaciones y bases de datos no se parece en nada a lo que era hace 20 años. Hoy, está convergiendo hacia la gestión de recursos, especialmente en las empresas que utilizan el modelo de proceso distribuido cliente/servidor. En un entorno mainframe, se sabía quién era responsable de la gestión de sistemas y quién era responsable de la gestión de red. Pero cuando se está manejando una red WAN, la gestión de sistemas y la gestión de red se funden en un área gris e imprecisa.
El cambio a una gestión de recursos como resultado de aquella convergencia está dictado por motivos tanto prácticos como estratégicos. Para una empresa que depende de sistemas de gestión diversos, localizar la causa y la solución del fallo de un determinado recurso puede llegar a ser un ejercicio en frustración. Los usuarios desean una solución integrada, por lo que la línea de separación entre los sistemas y la red está desapareciendo.
Para muchas compañías, el objetivo actual es una gestión de recursos total a partir de una única consola. Las compañías disponen actualmente de 20 herramientas diferentes para localizar un problema. En lugar de ello, lo que necesitan es una herramienta que acceda a muchos tipos de información, que identifique rápidamente el problema, y que lo presente de una manera consistente.
La convergencia está siendo promovida también por la necesidad de una mayor eficiencia en los costes. El principal impulsor de la convergencia de la gestión de sistemas y de red es la presión para reducir los costes y mejorar la productividad.
Es posible que alcanzar el paraíso de la gestión de recursos requiera aún algunos años. En realidad, algunas compañías han abandonado toda esperanza de encontrar un sistema de gestión de recursos capaz de conectar -sin fisuras- diferentes plataformas de hardware, software y redes.
Limitaciones inherentes
Eventualmente, llegará una nueva generación de productos que ofrecerá el nivel de integración necesario. No obstante, ninguna herramienta ni conjunto de herramientas abarcará toda la amplitud de funciones de gestión necesarias para soportar sistemas estratégicos.
Entretanto, tanto los vendedores como los directores de Sistemas se encuentran bajo presión para ofrecer las plataformas y herramientas interfuncionales necesarias. Aunque el crecimiento de las redes aumenta extraordinariamente, las presiones competitivas impiden un crecimiento continuado del personal dedicado a la gestión de recursos. Los vendedores comprenden que tienen que entregar una nueva generación de herramientas basadas en estándares de sistemas abiertos, utilizando agentes inteligentes, y creadas con tecnología de objetos. Estas tecnologías serán imprescindibles para que los usuarios puedan automatizar las funciones corrientes de gestión de recursos, como el "backup & restore" y la prevención de fallos.
En el mundo del proceso cliente/servidor, un ochenta por ciento del dinero se emplea en administración y gestión. Cuando los usuarios pasaron al proceso cliente/servidor, pensaron que estaban adquiriendo un proceso de bajo costo, pero la diferencia en coste entre los sistemas de base host y las arquitecturas cliente/servidor se está haciendo casi nula.
El motivo es el mayor coste de administración de las redes LAN, PCs, estaciones de trabajo y servidores. La clave está en implementar herramientas que permitan atacar y reducir esos costes de gestión.
Usuarios insatisfechos
La falta de interfuncionalidad, escalabilidad e integración, tanto de las herramientas de gestión de sistemas como