La innovación tecnológica como motor de creación de ventajas competitivas

Palanca de competitividad

El concepto de innovación puede resultar etéreo y suele considerarse como una actividad asociada al diseño creativo, a la inspiración: una tarea “opcional”. Así, mientras todo el mundo está familiarizado con la Investigación y el desarrollo (I+D) no sucede así con la i minúscula de la fórmula I+D+i.

La Investigación tiene como objetivo descubrir o ahondar en conocimientos en el ámbito científico o tecnológico no ligados a la comercialización de un producto o servicio. El desarrollo es una actividad fundamentalmente práctica que incluye la aplicación de la investigación para la fabricación de nuevos materiales o productos o para la mejora sustancial de los preexistentes, y que en ocasiones puede generar una patente. Por su parte, la innovación se ocupa de la mejora de los productos o de la forma de producirlos o comercializarlos para hacerlos más competitivos.
Es un proceso estratégico para la generación y transformación de buenas ideas en productos y servicios con éxito comercial, imprescindible que las empresas mantengan su posición en el mercado. Así, podemos definir innovación como el “proceso empresarial asociado a la consecución de ventajas competitivas mediante la creación o mejora de productos o servicios que el mercado esté dispuesto a comprar, o mediante el desarrollo de nuevas formas de hacer que supongan una mejora de la posición de la compañía”. Esta consecución de ventajas competitivas se llevará a cabo mediante la incorporación de novedades científicas, tecnológicas, organizativas o de proceso a los productos, servicios o formas de operar de las compañías. Cuando esa innovación utiliza tecnologías de la información y las comunicaciones para realizar las mejoras en los procesos, productos o servicios estamos hablando de innovación TIC.
Según un estudio de Grupo Penteo, sólo el 17% de las compañías entrevistadas realiza tareas de innovación de manera sistemática, dedicando recursos específicos y personal cualificado a esta tarea, manifestando además un tercio de ellas que no realiza ningún tipo de actividad reconocida como de innovación.El 19,8% de las empresas españolas declaró haber introducido en el mercado algún producto o servicio, nuevo o mejorado. Es importante señalar que para las ramas industrial y de servicios, los porcentajes de empresas innovadoras fueron el 34,7% y el 14,4% respectivamente. En las encuestas análogas disponibles a nivel europeo nos encontramos con que el porcentaje de empresas es del 51% de las industriales y el 40% de las de servicios.De entre las compañías que declaran haber realizado actividades de innovación, son todavía minoría (30%) las que han conseguido subvenciones o incentivos fiscales para financiarse parcialmente.
La dirección de la compañía no está implicada en considerar la innovación un tema estratégico. Los encuestados manifestaron como principal inhibidor de la innovación de negocio la falta de apoyo a la innovación por parte de la dirección, que considera que los costes a abordar son excesivos.
Finalmente, se están utilizando muy poco las posibilidades de la colaboración entre Universidad y empresa. El 80% de las compañías no tienen firmado convenio alguno en tal sentido.

La cultura de la innovación y la estrategia corporativa
La innovación es una palanca de competitividad y crecimiento de extraordinaria importancia. Sin embargo, existe un importante desconocimiento de la innovación como proceso empresarial estructurado en las empresas españolas, especialmente en las pymes. Son pocas las organizaciones que tienen explícitamente desarrollada una estrategia, que viven una cultura de la innovación, que disponen de procesos sistemáticos para ella.¿Qué diferencia a una empresa innovadora?
Fundamentalmente tres elementos:
la existencia de una cultura de la innovación donde renovarse es esencial para mantener la competitividad; la existencia de individuos fuente, que premiados por la cultura corporativa a generar ideas y a aprender de los errores, sirvan de motor de toda la empresa en el camino de innovación; la definición explicita de una organización y unos procesos adecuados para innovar sistemáticamente y para maximizar el éxito de los proyectos de innovación.Estos tres elementos, presentes en las empresas innovadoras, sólo son posibles si la máxima dirección de la compañía, los comparte, los impulsa y los incluye en la estrategia a través de las siguientes acciones:
• Organizarse para la innovación. La innovación es el resultado de una reorganización interna y la definición de procesos explícitos.
• Potenciar al equipo humano innovador. Son necesarias nuevas competencias, trabajo en equipo, capacidad de adaptación, asunción de responsabilidad, etc., que requieren de una continua formación.
• Dedicar recursos humanos capaces y descargados de muchas de sus tareas diarias.
• Aprovechar la aportación de las TIC para la mejora de la productividad

El papel de las TIC en la innovación de negocio
Las TIC son esenciales para la innovación, sobre todo para la innovación de procesos, por lo que muchas veces están implícitas en el concepto de innovar. Sin embargo, y como hemos visto, sólo el 5% de los departamentos TIC tiene la responsabilidad de innovación de manera explícita en las compañías españolas. ¿Cuáles son los factores que hacen al DTIC un magnífico candidato a asumir la función de innovación? Varias son las respuestas: la ubicuidad de las TIC en cualquier innovación; la orientación a la ejecución de proyectos que los hace capaces para gestionar proyectos de innovación; el conocimiento tecnológico que le permitirá vislumbrar las posibilidades que la tecnología ofrece; su posición transversal en la compañía, que les permitirá comprender los procesos de negocio de la compañía sin las limitaciones de interés inherentes a la dirección de un área funcionalmente se están produciendo en la empresa. Además, es obvio que la aplicación práctica de los beneficios fiscales es dificultosa para las empresas por la inseguridad jurídica a la hora de justificar las deducciones ante la inspección. Los conceptos de I+D+i especificados en la ley no son fáciles de interpretar y dan lugar a controversias que motivan que muchas veces las empresas acaben no obteniendo los beneficios o haciéndolo de manera incorrecta.Para centrar ideas, es posible obtener beneficios fiscales en proyectos que, en nuestra práctica habitual como directores de tecnologías, son considerados actividades de operación y no de innovación, como la implantación de nuevas soluciones tecnológicas para el soporte a procesos de negocio o la actuación en la organización para transformar los procesos. Nuestra responsabilidad como DTIC, paralela a la reducción de costes, es doble:1) Estudiar, con la ayuda de asesores externos,
cómo podemos reducir los costes a la empresa mediante la obtención de ayudas estatales en los proyectos de nuestro plan de sistemas.2) Descubrir qué nuevas iniciativas de innovación podríamos realizar, basadas en TIC, que aportasen valor a la organización, y que sean susceptibles de ser subvencionables.Para tener éx

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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