La función estratégica de la información geográfica

Aplicaciones empresariales de los GIS

La información geográfica se configura como una herramienta básica y de valor añadido que muchas empresas utilizan y analizan a la hora de planificar sus proyectos. Muchas veces, el éxito de estas decisiones puede venir de la mano de la información asociada a la gestión empresarial, de la facilidad de acceso a esta información, así como de las herramientas de análisis disponibles que engloben de forma integral la información.

Normalmente las empresas, especialmente los departamentos de marketing, recurren a diferentes clases de diagramas, ya sean de tartas, barras y demás, para embellecer y hacer más comprensible la presentación de datos estadísticos. Pero los datos representados en estos diagramas no son propiamente información sino resultados de report, es decir, otra forma de ver listados de datos.

Modelo de información

El manejo de datos geográficos como, por ejemplo, planos de ciudades, vías de comunicación, clasificación de suelos, etc., es imprescindible a la hora de planificar actuaciones futuras relacionadas con el territorio geográfico en el cual se llevarán a cabo. Como, por ejemplo, saber dónde ubicar una estación de servicio o punto de venta, cómo planificar las trayectorias de visitas del personal de ventas, cómo distribuir por el territorio almacenes reguladores, etc. La manipulación de estos datos implica un modelo de información. Y cualquier aplicación informática sobre éstos exige un conjunto de programas básicos.

Hasta hace unos años los Sistemas de Información Geográfica se caracterizaban por ser un nicho de expertos. Hoy en día la tecnología ha mejorado sus prestaciones, permitiendo la realización de estudios profesionales mediante el empleo de datos geográficos. Para ello, la información a tratar en cuestión se transporta a estos sistemas que, por defecto, disponen de la información específica: los mapas. La información geográfica se convierte así en información corporativa. Una vez almacenada toda esta información en el ordenador, el paso siguiente es confeccionar una aplicación específica que permita combinar ambos tipos de datos. Este proceso se realiza mediante el empleo de lenguajes de fácil aprendizaje y uso, así como de bibliotecas de funciones para el tratamiento de los datos cartográficos. Lo más importante de este tipo de sistemas no es el volumen de información almacenado, sino la gestión de esa información.

Usuario tipo

Como sistemas que asocian los datos geográficos con la información de gestión tradicional, manejándolos indistintamente, las posibilidades que ofrecen las herramientas GIS son amplias.

Por ello, las empresas de ingeniería civil y los departamentos de instituciones públicas dedicados al reconocimiento de la geografía han sido sus más fieles usuarios.

Sin embargo, estos sistemas todavía están rodeados de cierta confusión que les resta protagonismo, ya que los clientes potenciales de estas herramientas piensan que la condición sine quanon para crear un sistema de información geográfica es rodearse de gurús y expertos en cartografía y geografía -el punto de partida de un GIS es la cartografía; a partir de ahí todo es informática-, plotters, escáneres, mesas digitalizadoras, etc. Pero los requerimientos materiales que se necesitan de antemano para desarrollar un GIS no son norma de ley.

El usuario potencial de sistemas GIS tiene que darse cuenta de que éste es un sistema que se puede implantar de forma más o menos económica y, por supuesto, sin necesidad de adquirir todos y cada uno de los elementos. El primer paso a seguir es estudiar exactamente qué es lo que desea el cliente, para qué lo va a utilizar y con qué elementos cuenta a priori. Después sólo hay que adecuar el proyecto a los elementos que el cliente posee.

Aparte de esto, un buen GIS es aquel que se caracteriza por integrar dentro del sistema todos los datos cartográficos. Esta integración no tiene por que provocar problemas de comprensión de la información cartográfica, ya que dicho proceso es similar al de cualquier otro tipo de tratamiento de datos. Esto implica, además, que la realización de aplicaciones técnicas puede generarse con el lenguaje del propio sistema, siendo compatibles con cualquier otra aplicación ya existente.

Existe un pequeño matiz a considerar: los datos cartográficos normalmente se muestran gráficamente, de ahí que si, por ejemplo, efectuamos una consulta a un sistema cartográfico para averiguar cómo ir de Madrid a Burgos, no nos valdrá sólo con que el ordenador nos presente un listado de coordenadas que muestren por dónde hemos de pasar. Por ello, la presentación gráfica está integrada en el diseño mismo del sistema, siendo parte esencial. Afortunadamente la aparición de ordenadores personales de bajo coste permite el desarrollo de programas gráficos interactivos de adecuadas prestaciones.

El valor añadido de un GIS no es la información sino la posibilidad de interactivar esta información y conseguir una gestión óptima de la misma. No se trata de visionar un mapa de carreteras o una meseta. Lo primordial es gestionar los atributos que el sistema nos ofrece de ese mapa e intercomunicar la diferentes capas de información hasta llegar realmente al punto a donde queremos llegar. Esta es realmente la utilidad de un software de información geográfica. Cuando este proceso sea asimilado tanto por los usuarios como por los desarrolladores y distribuidores, entonces podremos reconocer que existe una correcta comprensión de los sistemas de información geográfica.

Valor añadido de los GIS

Por su configuración, los GIS están pensados para compañías de teléfonos, aguas, electricidad, bancos, catastros y demás organizaciones aportándoles un valor añadido significativo en su operativa diaria. La integración de la geografía en las aplicaciones tradicionales de gestión convierte el mapa en un recurso corporativo y amplía el espectro de uso de la cartografía a algo más que la producción y el mantenimiento automatizado de planos.

Una aplicación de gestión catastral posibilita el establecimiento de criterios comunes en el tratamiento de la información, vinculando así los diferentes sistemas y bases de datos con el objetivo de optimizar el intercambio de información entre diferentes organizaciones de la Administración Pública y distintos departamentos de gestión dentro de una misma entidad local.

La implantación de un sistema que integre información geográfica en un sistema de gestión de control y mantenimiento de edificios permite una importante reducción de costes, una mejor gestión del edificio y la centralización de la información existente, manteniendo así una única versión consolidada de la información. La integración del sistema con datos geográficos consigue reducir el consumo generalizado de energía, inventariar el mobiliario y posibilitar un control de presencia y la obtención de información sobre el personal que trabaja en el edificio.

Algunas grandes empresas que ya emplean estas soluciones informáticas han obtenido una mejora notable de la calidad de sus servicios, obteniendo mayores cuotas de mercado en detrimento de sus competidores. Y es que un sistema cartográfico permite trabajar con mapas "vivos", en tiempo real, que se actualizan dinámicamente a mediada que se van introduciendo modificaciones en los mismos. De esta forma, los distintos departamentos de la empresa poseen en todo momento una visión geográfica concreta de la clientela o áreas de negocio.

La información es una herramienta de primer orden de la que muchas corporaciones no sacan partido. De este modo, cuantiosos volúmenes de información se hallan almacenados en las bases de datos, guardando entre sí una relación cartográfica en su contenido y de la que puede ser útil disponer en cualquier momento, pero que realmente no se aprovechan. Otras, para beneficio suyo, sí lo hacen. <

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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