La formación universitaria en informática y telco aprueba con nota

Los universitarios despuntan en teoría pero suspenden en bagaje práctico

En junio de 1999, los ministerios de Educación y Ciencia de la Unión Europea acordaron crear un área europea de enseñanza superior y establecer un sistema europeo de enseñanza superior antes de 2010. El acuerdo se denominó Declaración de Bolonia, en honor a la ciudad italiana donde se celebró el encuentro. Aunque esta labor debe ser responsabilidad de cada uno de los Gobiernos, ComputerWorld ha querido hacer un receso en este proceso de convergencia con el espacio universitario europeo para analizar la idoneidad del modelo formativo en las universidades de Informática y Telecomunicaciones españolas.

Coincidiendo con la redacción de este reportaje, la Universidad Politécnica de Cataluña celebraba unas jornadas recogidas bajo el título: “La Europa del conocimiento: diálogo entre la universidad y la empresa. Las perspectivas de la empresa frente a la integración de las universidades en el espacio europeo de educación superior”, con el objetivo, según explica Joaquín Olivé, director Académico de la Fundación Politécnica de Cataluña, “de conocer cuáles son las deficiencias de los titulados que salen de la universidad para afrontar con éxito su adaptación al ejercicio laboral”. Uno de los aspectos claves de las jornadas fue: los títulos universitarios y su relación con el mercado laboral y profesional.

Desajuste de títulos
A día de hoy, en España existen, según Olivé, “un cierto desajuste entre los conocimientos, habilidades y destrezas que poseen los titulados, las demandas del mercado laboral y empresarial y el desarrollo de una carrera profesional a lo largo de la vida”. Lo paradójico de la situación es no debe sorprender a nadie este escenario, ya que los objetivos formativos de los títulos en España responden hoy en día, explica Olivé, “más a criterios propios de una sociedad industrial (estudiar mucho durante pocos años para trabajar toda la vida) que a los que demanda una nueva organización social en evolución, que incorpora los planteamientos de la sociedad del conocimiento (estudiar toda la vida para trabajar toda la vida)”.

Más teóricos y menos prácticos
En cuanto al grado de preparación con el que llega el ingeniero informático o de telecomunicaciones a la empresa, todas las valoraciones sondeadas entre empresas de TI coinciden en que es óptimo en lo que a conocimientos técnicos se refiere. Pero se detecta cierto déficit, comenta Xavi Pey, responsable de Programas Académicos de Microsoft Ibérica, “de conocimientos y preparación sobre el funcionamiento y las necesidades empresariales, su gestión y el tipo de proyectos TIC que se realizan y que por otra parte, supone aproximadamente el 80% de los puestos de trabajo que ocupan”. Lo cierto, continúa Pey, “es que la Universidad profundiza poco en la parte práctica y el uso de herramientas del sector de TI utilizadas en la empresa, por lo que las compañías de TI son bastantes críticas sobre el esfuerzo económico y humano que deben realizar para cubrir sus necesidades formativas reales y obtener un ROI a corto plazo razonable”.
En mismo sentido se explica Carol Carrillo, directora del departamento de Formación de Sun Microsystems. “Tradicionalmente, los laboratorios de las distintas facultades dejaban bastante que desear; aunque, poco a poco, se nota el esfuerzo por modernizar las prácticas para adecuarlas debidamente a la demanda empresarial. Aún así, el nivel adquirido sigue siendo inferior al que el mercado exige, en cuanto a experiencia práctica, a los futuros empleados de departamentos de TI”.

El remedio de las titulaciones empresariales
En el los últimos años, se ha desencadenado una proliferación de titulaciones procedentes del sector empresarial (Microsoft, Cisco, Oracle, Sun, etc..), que empieza a ofrecer diplomas bien en forma de título de carácter profesional, que en principio se adaptaría a cada una de su demandas locales, o en forma de certificación como mecanismo, tanto de negocio interno como para reforzar su presencia en el mercado: esta práctica pudiera ser un ejemplo más que evidente de la falta de adaptación de la Universidad a la demanda empresarial. Lo cierto es que la percepción de la empresa es totalmente opuesta. Según Luis Carlos Collazos, director de Recursos Humanos de HP España, “esta nueva oferta de titulaciones se percibe como un intento de la Universidad de acercase más a la empresa y poder cubrir las necesidades específicas que ella demanda, potenciando, sobre una buena base genérica, una especialización en áreas más concretas”.

Autonomía para las Universidades
Uno de los principales problemas que el conjunto de empresas de TI atribuye al actual sistema de planes de estudio es su falta de compatibilidad con una universidad que quiera estar al día. Si no se soluciona esto, la vía rápida sería que cada escuela deberá buscar la mejor solución a su oferta académica. Una práctica muy parecida a la desarrollada en Estados Unidos donde el título importa poco ya que lo importante es la universidad que lo ha concedido. Ante esta más que probable realidad, muchas son la opiniones a favor como la de Xavier Pey, quien afirma que las razones de la no ejecución de este modelo americano son puramente políticas, debido al impacto que supondría sobre muchos de los centros actuales, que incluso podrían cerrar sus puertas. A pesar de ello, Pey asegura que “las diferencia existen y la gente lo sabe”.
Por otra parte, aparecen las opiniones de Jacinto Canales de Caso, director de Tecsidel-Valladolid, para quien ir hacia el modelo americano sería una equivocación. “Debemos ir a la unificación de las materias troncales en todas las universidades en vez de hacia la autonomía de cada una de ellas. El titulado universitario ha de ser para la empresa una garantía de calidad con independencia de la universidad de la que proceda y sin la necesidad de que las empresas tengan un conocimiento pormenorizado del currículo de cada universidad”.
Carol Carrillo aboga por una nueva propuesta que pasaría por lograr acuerdos firmes entre empresas significativas de el mercado tecnológico y la universidad, “de manera que se garanticen prácticas en dichas empresas, y no centrar todo el esfuerzo, sino aunarlo, en la política de becas actual”.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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