La electricidad se vuelve inteligente
Tras varios años de investigación sobre el desarrollo de las redes de distribución eléctricas inteligentes o smart grids, todo hace indicar que su despliegue está cada vez más cerca. De hecho, en Estados Unidos, su presidente, Barack Obama, presentó recientemente un plan de energía denominado New Energy for America, en el que destaca, entre otros asuntos, la inversión de 4.500 millones de dólares para la construcción de una red de distribución eléctrica inteligente.
En Europa, la evolución de las redes eléctricas inteligentes que postula la plataforma tecnológica europea SmartGrids va un poco más lenta, aunque “ya se están barajando cantidades cercanas a los 1.000 millones de euros para el desarrollo de proyectos pilotos de redes de distribución eléctrica inteligente”, tal y como señala Miguel Ángel Sánchez-Fornié, miembro del consejo asesor de la plataforma europea y director de sistemas de control y telecomunicaciones de Iberdrola. Ahora bien, este retraso de las autoridades europeas no ha impedido que Malta se convierta en el primer país de la Unión Europea en instalar una red eléctrica inteligente. La empresa de electricidad y la de aguas de este pequeño archipiélago mediterráneo han contratado a IBM por 70 millones de euros y durante los próximos cinco años para que lleve a cabo la implantación de 250.000 contadores inteligentes que optimizarán el uso de la energía y el agua de este país de casi 400.000 habitantes. El proyecto, que está liderado por un grupo de expertos españoles de la firma tecnológica, abarca la reestructuración del proceso de facturación y el suministro de nuevos servicios al cliente a través de Internet. Roberto Aguilera, director general del proyecto, explica que “gracias a la smart grid las compañías eléctricas podrán conocer los consumos y gestionar la red de forma remota, así como ajustar los precios según la demanda que haya a cada hora del día. A nivel particular, esta red inteligente ofrece a los usuarios controlar cuál es el gasto energético y de agua de su hogar o empresa en cada momento”. Para Alberto de Dios, socio responsable de utilities en IBM Global Business Services España, “Malta nos permitirá tener una experiencia de primera mano de lo que será aplicable en un futuro en otros lugares”. Además, añade que “al ser un proyecto donde lo hacemos todo: desde la instalación de contadores hasta el desarrollo de infraestructura de comunicación y los sistemas de gestión comercial, nos aportará un alto grado de conocimiento que podrá ser replicado en otros clientes”.
Actualmente, las compañías eléctricas, que ya cuentan con sistemas de automatización y monitorización de consumo en las redes de alta tensión, afrontan el difícil reto de aplicar este conocimiento a la red de media y baja tensión. Para ello trabajan en proyectos piloto con el fin de estar preparadas para el momento en que el mercado esté regulado”, apunta Aguilera.
Situación en España
Nuestro país mantiene una progresión similar a la realizada por nuestros vecinos europeos en cuanto al desarrollo de las redes inteligentes. “Aunque todavía existen asuntos por resolver como es la recuperación del déficit de tarifa”, señala Sánchez Fornié, no parece que hayan impedido que nuestro país siga adelante con el desarrollo de las redes eléctricas inteligentes como lo demuestra la aprobación, por un lado, del Real Decreto 222/2008, que establece el régimen retributivo de actividad de distribución energía eléctrica y, por otro, del Real Decreto 1110/2007, en el que se regulan las condiciones de funcionamiento y las características que deberán reunir los equipos de medida (contadores) electrónicos. La principal novedad radica en que los nuevos equipos permitirán la discriminación horaria y la telegestión. El plazo para la sustitución de los contadores actuales por los electrónicos finaliza en 2018.
En España se están llevando a cabo dos proyectos de I+D de redes eléctricas inteligentes importantes uno liderado por Endesa, denominado Denise (Distribución Energética Inteligente, Segura y Eficiente), y otro por Iberdrola como es GAD (Gestión avanzada de la demanda), cuyo objetivo, según Sánchez Fornié, “es optimizar la forma de consumo de energía eléctrica, y por lo tanto, el coste asociado a dicho consumo, pero satisfaciendo al mismo tiempo las necesidades del consumidor con la misma o similar calidad”. Además, Iberdrola lidera junto con otras compañías europeas como EDF o Enel otro proyecto de I+D, denominado Addres (Active Distribution networks with full integration of Demand and distributed energy RESourceS), que desarrolla nuevas arquitecturas para redes activas, basadas en la dotación de inteligencia distribuida a lo largo de la red eléctrica, haciendo especial hincapié en los usuarios finales.
Inversión y tecnología
A pesar de que los beneficios de las redes eléctricas inteligentes son palpables, la inversión a realizar es muy elevada. Sólo en España, donde existen unos 30 millones de contadores y teniendo en cuenta que el cambio al nuevo dispositivo y posterior adaptación del mismo a la nueva red tiene un coste medio estimado de 500 euros, la inversión asciende a un total de 15.000 millones de euros. Mucho se ha hablado también de quién asumirá los gastos de los cambios de los contadores. Algunas empresas como Viesgo, actual E.On España asume por completo el coste del cambio de los contadores para sus clientes, mientras que desde Iberdrola señalan que parte repercutiría en sus abonados.
Salvo la excepción antes comentada de Malta, todo lo que se conoce de smart grid son proyectos pilotos. Las compañías eléctricas son prudentes en testear con varias tecnologías antes de elegir una ya que la inversión es muy elevada. “No existen tecnologías para smart grid que tengan economías de escala. Las redes eléctricas tienen unos plazos de funcionamiento y de amortización de activos de 30 años, con lo que implantar en una red una tecnología determinada implica que ésta debe tener un alto grado de madurez”, señala Jorge Sánchez, subdirector de tecnología e innovación de Endesa. Ahora bien, la tecnología para el desarrollo de las redes inteligentes existe, el reto, según Sánchez Fornié, “está en dotar a la red convencional, fundamentalmente electromecánica, de una capacidad enorme y masiva de sistemas de información y comunicaciones para convertirla en inteligente”. En