La difícil convergencia con Europa

Según Aetic (Asociación de Empresas de Electrónica, Tecnologías de la Información y Telecomunicaciones) el mercado español de Tecnologías de la Información ha experimentado un crecimiento del 9% durante el pasado año 2004, o lo que es lo mismo generó un volumen de negocio de 82.535 millones de euros. La cifra que a simple vista y sin tiempo para la reflexión es altamente positiva no parece convencer a nadie, ni siquiera al propio presidente de Aetic, Jesús Banegas, que ha afirmado que “a pesar de haberse experimentado un repunte, el sector está lejos del crecimiento anual obligado de dos dígitos para converger con Europa”. Sin duda alguna el presidente de la patronal está en lo cierto pero también lo es el que tras las últimas noticias acaecidas en el Viejo Continente no sabemos si esa deseada convergencia europea tendrá sentido en el futuro. España tiene que crecer, independientemente de su convergencia o no con X, y para ello debe desarrollar políticas que fomenten y apoyen el desarrollo industrial y económico. Pero también es cierto que no todo consiste en esperar a que los planes lleguen y que los desarrollen otros. Ya no hay lugar para las lamentaciones, y sí para la toma de decisiones. Unas decisiones que en la mayoría de los casos suponen la asunción de altos riesgos, pero eso es lo que a la larga diferenciará a los ganadores de los perdedores; a los que se dejan llevar por la inercia de los que trazan las bases el futuro. Hasta ahora –todavía seguimos siéndolo– hemos sido un país a remolque. Un país en el que hemos hecho caso omiso al concepto innovación y grande la frase “que inventen otros”. Es por lo tanto el momento de asumir que el futuro no es cosa de otros sino de todos.