La criticidad se extiende

Las primeras aplicaciones desarrolladas pensando en la empresa se concibieron con el fin de automatizar una tarea administrativa concreta. La diferencia de rendimiento entre el procedimiento manual y la realización de operaciones repetitivas de forma automática era tan abismal, que la acogida fue enormemente positiva, aunque los testigos de tal hazaña la observaran como una máquina de escribir evolucionada.

De esta forma, se fueron desarrollando aplicaciones aisladas unas de otras, cuyo único punto en común residía en el hecho de que todas rodaban sobre un mismo sistema operativo, lo cual supuso contemplar la gestión de los sistemas como un conjunto de tareas de operación, altamente especializadas en las tecnologías de un determinado proveedor.

La criticidad estaba íntimamente ligada a la disponibilidad, pues el tiempo de respuesta o de operación se manejaba como un factor predecible, independientemente, de su magnitud.

Informática y Negocio

Paralelamente al desarrollo de la red, aumenta la heterogeneidad de las plataformas y los datos incrementan su volumen y complejidad. Aparecen las bases de datos y su distribución, lo cual facilitará la compartición de información entre tareas y, por tanto, permitirá a las aplicaciones la automatización en profundidad de procesos completos del negocio.

De este modo, la informática pasa a comprometerse con el comportamiento general de la empresa y se ve sometida a sus presiones tanto internas como externas: a la necesaria disponibilidad de la aplicación, se suman la exigencia de una mayor rapidez en términos de tiempos de respuesta y, por supuesto, la integridad de los datos como reconocimiento a su consideración de activo esencial de las corporaciones.

La diferencia entre lo que es crítico para el negocio y los sistemas de información que lo orientan y soportan, desaparece y se suscita una pregunta:

¿Cuál es la mejor aproximación para afrontar con éxito la criticidad en la gestión de entornos heterogéneos ?

Sobre el papel, las estrategias de gestión se han orientado, tradicionalmente, hacia la descripción exhaustiva de áreas técnicas (rendimiento, redes, almacenamiento o seguridad) que, como consecuencia, derivan en las actuales organizaciones de los departamentos de acuerdo con áreas de competencia (comunicaciones, bases de datos, aplicaciones, sistemas operativos) con la sana intención de estructurar el conjunto de tareas que desarrolla un departamento de técnica de sistemas.

A la hora de afrontar en términos de producto esta elección estratégica, hay dos aspectos que el mercado está introduciendo rapidamente. Por un lado, la alta disponibilidad y el incremento de la tolerancia constituyen, hoy por hoy, el elemento diferencial entre los distintos sistemas Unix y su competidor más directo, Windows NT, originario del mundo de los grupos de trabajo; en otras palabras, no se concibe la elección de un entorno hardware/software que no garantize un mínimo de respuesta ante fallos.

El cambio

Por otro lado, la tendencia en el ámbito del software ha ido evolucionando desde la herramienta que respondía a la necesidad de un área, hasta la más reciente identificación de un "framework" abierto donde ir ensamblando las diversas piezas, con una potente consola que permita visualizar el universo heterogéneo que hemos ido creando y facilite la navegación de la manera más graficamente posible.

Hasta aquí todo nos resulta familiar. Pero algo está cambiando y, particularmente, surgen dudas entre los responsables informáticos en la manera de organizar sus grupos, tradicionalmente divididos entre sistemas y redes.

¿Necesito mantener esta dualidad a nivel organizativo para garantizar el mejor nivel de servicio? ¿es preciso integrar ambos ámbitos y trabajar desde una única perspectiva? ¿he de elegir mi solución en base a la capacidad de visualizar la consola ¿cómo puedeo dar soporte a mi instalación y mis usuarios, con pesupuestos cada vez más reducidos?.

La inclusión de centros de soporte a clientes ("help desk") en número creciente, subraya el peso específico que el usuario y sus aplicaciones están cobrando a pasos agigantados dentro de los departamentos de informática de las empresas.

Información imprescindible

Y la razón es bien sencilla: la criticidad se extiende en la medida en que todas las aplicaciones tienden a ser críticas, pues la disponibilidad de la información se hace imprescindible y, simultaneamente, el control sobre el origen de los problemas y la resolución de los mismos, se convierte en el objetivo último.

En este sentido, desde el punto de vista de la operación, la aparición de soluciones que facilitan la desatención de las tareas más críticas está impulsando un tipo de gestión por excepción que centra las tareas de los técnicos de sistemas en tres aspectos fundamentales:

- La identificación de los problemas potenciales y su conversión en reglas basadas en métricas de comportamiento del entorno.

- La implantación de estas reglas mediante los módulos de software correspondientes.

- Y, ocasionalmente, el manejo de los eventos provenientes de las excepciones no contempladas en sus previsiones de gestión.

Asistimos pues, a una tendencia imparable desde un modelo basado en la organización del propio trabajo que respondía a la criticidad de forma reactiva.

A un modelo más proactivo y automatizado, construido a partir de los requerimientos de los usuarios y sus aplicaciones, y donde los recursos se contemplan a través del comportamiento de los aplicativos.

En definitiva, las dos áreas fundamentales, sistemas y redes, tienden a manejarse como una sola entidad a gestionar desde la perspectiva de los procesos de negocio o, dicho de otra manera, del conjunto de aplicaciones que facilitan la ejecución de los mismos.

Sólo nos queda afinar para encontrar la arquitectura de solución que se acerque más a nuestras necesidades reales de hoy y de mañana; sin ataduras, permitiéndonos obtener el rendimiento y disponibilidad esperados por nuestros usuarios y alcanzar los objetivos fijados por la estrategia de nuestro negocio.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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