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La cinta sigue viva cuando cumple 60 años

La cinta, inventada hace 60 años por IBM, ha muerto. O al menos eso aseguran algunos expertos de la industria, que hacen pronósticos similares para los entornos mainframe.

Sin embargo, la mayoría del mercado coincide en que la cinta tiene aún una larga vida por delante. Es decir, los primeros sesenta años son solo el comienzo de algo más grande, una vez que la cinta ha logrado reinventarse y soportar el empuje de las unidades de disco baratas y de alta capacidad, por las que muchos relegaron a sus almacenes las antiguas cintas digitales. Habían pasado los días cuando la cinta se utilizaba para la copia de seguridad y los medios de transmisión.

Y ahí es cuando pareció la próxima generación de unidades de cinta con velocidades de hasta 525 Mb/segundo, con precios por debajo de los 20 euros por terabyte de capacidad. La cinta se convierte así es un elemento rápidamente amortizable y muy atractiva para las empresas.

Pero remontémonos al origen. El primer dispositivo de cinta magnética para el almacenamiento digital de IBM, una cinta con siete pistas, se lanzó al mercado en 1952. La IBM 726 tenía el tamaño de una pizza y almacenaba 2.3 Mb de datos con una velocidad de transferencia de alrededor de 7.5KB/segundo. Dicho de otro modo, lo mismo que supone hoy en día guardar una canción de minuto y medio en un smartphone.

Aún así, el nacimiento de la cinta hay que buscarlo aún un año antes, cuando en 1951 se introdujeron las primeras (y fallidas) cintas magnéticas. Lo hizo Eckert-Mauchly para la UNIVAC, en lo que fue el primer ordenador comercial de los EEUU. Contaba apenas con una capacidad de 224 Kb.


Era mayo de 1952 cuando una joven IBM creó la primera cinta digital de la historia, un elemento que se volvió omnipresente en la década de los 90 y que en la actualidad ha perdido protagonismo, si bien la nube y el big data pueden jugar un importante papel en el futuro de la cinta.

 


La cinta gana en precio al disco

Durante bastante tiempo se ha escuchado que el almacenamiento en cinta debía ser sustituido por el almacenamiento en disco, ya que permite grabar y recuperar los datos en una fracción del tiempo y permite ahorrarse la tecnología de robots y cabeceras móviles, reduciendo además tanto el consumo de energía como las necesidades de espacio ocupado por los dispositivos de almacenamiento y eventualmente transporte.

Sin embargo, estas premisas pueden ser rebatidas. Hoy en día, una cinta LTO-4 de 800 Gb (que comprimido alcanza los 1,3 Tb. de capacidad) se vende por apenas 20 euros. En comparación, el precio más bajo de un disco SATA de 1 TB a 7200 rpm es de más de 90 euros, 115 si optamos por discos de 2,5” en lugar de 3,5”. Si se multiplican este precio por los miles de cintas y de datos almacenados, el ahorro puede ser monumental.

Impacto del cloud y el big data

El paradigma de la nube y los grandes volúmenes de información han dado su particular impulso a las unidades de cinta.

Así, los proveedores cloud pueden ofrecer una infraestructura de almacenamiento por niveles, donde los datos que se necesitan para acceder rápida y fácilmente se almacenan en unidades de estado sólido (flash) mientras que los datos que no tienen que estar disponibles de forma inmediata se pueden guardar tanto en las unidades de disco o cinta con la misma calidad pero menor coste en el caso de las cintas. La cinta también de forma nativa ofrece una mayor seguridad en un entorno de nube multiusuario, aseguran desde el creador y principal defensor de esta tecnología, IBM.

La cinta está también en condiciones de desempeñar un papel clave en el mundo de los grandes datos. Con el fin de acceder a los archivos corporativos, las tecnologías de MapReduce y las aplicaciones que trabajan sobre Hadoop necesitan tener acceso a almacenes de grandes cantidades de información, que pueden ser perfectamente bibliotecas de cintas con petabytes y exabytes, incluso, de capacidad.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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