La certificación, una buena propuesta en momentos de crisis

La Fundación EXIN trabaja en el desarrollo de programas de certificación en "cloud computing" y "green IT"

Si bien en los años 90 comienzan a desarrollarse las primeras certificaciones de ITIL no es hasta 2007 cuando la OGC (Office of Government Commerce), dueño de la propiedad intelectual de ITIL, decide cambiar el esquema de acreditación por el que los exámenes son administrados en el nivel más alto por APM Group, quien actúa como el acreditador oficial de ITIL ante OGC. Los exámenes, la estructura y la calificación de los mismos es realizada a su vez por los Institutos Examinadores. A través de una red de centros examinadores es por donde las empresas o los usuarios particulares acceden a los exámenes de ITIL o ISO 20000. “En la mayoría de los casos, la decisión de elegir uno u otro Instituto depende de la presencia de oficina física en el país y del porfolio de servicios”, apunta Ricardo Santiago, director de la filial española de EXIN (Examination Institute for Information Science), una fundación holandesa sin ánimo de lucro que aterrizó en nuestro país en 2007. “La elección de España es estratégica pues actúa como puente para el mercado hispanohablante”, afirma Santiago. La filial española es la segunda sede que dispone EXIN en Europa además de la casa matriz en Holanda, que sigue actuando “como el back-office europeo ya que es donde se corrigen todos los exámenes y se envían los certificados”, explica Santiago. En estos tres años de actividad en España EXIN ha experimentado un crecimiento en el número de certificaciones de entre un 7% y un 10% anual. El grueso de ellas se concentra en Madrid y Barcelona pero “se ha detectado que en Andalucía, Comunidad Valenciana, Extremadura y Galicia están aumentando las solicitudes de examen”, señala Santiago.
A pesar de que la formación sigue siendo la primera partida sacrificada dentro de las empresas en tiempos de crisis, “muchos de los profesionales que han perdido su empleo han optado por la formación y la certificación, a nivel Foundation, como la mejor manera de mejorar su competitividad y volver lo antes posible al mercado laboral”, señala Santiago. De hecho, “me atrevería a señalar que hemos compensado la pérdida de formación y certificación a nivel empresa con la individual”, asegura Santiago. Esta tendencia ha hecho que varias universidades como son la Politécnica de Madrid y la Politécnica de Valencia decieran incluir en sus programas académicos la certificación en ITIL o ISO 20000. Según Santiago, “muchos alumnos han visto en la certificación profesional un valor añadido a sus estudios oficiales”.

Es el momento del ISO 20000
Una vez que ITIL se ha convertido en una obligación para cualquier empresa, “se da por hecho”, asegura Santiago, la certificación ISO 20000 surge como una ventaja competitiva aunque a diferencia de Estados Unidos, donde este estándar es un requisito imprescindible en las adquisiciones que se realicen con el Departamento de Defensa, en nuestro país, salvo en Cataluña donde sí se ha incluido en alguna oferta pública, no es la tónica habitual. “En España no es una obligación pero en muchos casos puntúa para ganar un proyecto público”, señala Santiago. Con todo ello, el directivo confía que en dos años todos los proveedores de servicios dispongan de la ISO 20000 si quieren acceder a un concurso público”.
Además de ITIL, ISO 20000 e ISO 27000, EXIN está trabajando en el desarrollo de nuevos programas de certificación en lso campos del cloud computing y el Green IT.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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