La Caixa gasta 10.000 millones anuales en informática y telecomunicaciones. La Caja de las tecnologías (I/II).
La Caixa d'Estalvis i Pensions de Barcelona, la Caixa, es una de las primeras entidades financieras del país tras la fusión de la Caixa de Pensions y la Caixa d'Estalvis de Barcelona en julio de 1990. Una vez finalizado el proceso de unificación de los dos sistemas informáticos, la institución ha entrado en una etapa en que sus retos son evolucionar la tecnología implantada paralelamente al negocio, mejorar la calidad de desarrollo de software y entrar en negocios como el outsourcing informático, con la creación de empresas coparticipadas con otras entidades. El director adjunto de la Caixa, Antoni Massanell, y el director de organización y sistemas de información, Luis Furnells, explican a Computerworld la actual situación y la estrategia tecnológica de la popular entidad de ahorro, que en 1996 estrenará un centro tecnológico en las afueras de Barcelona.
En poco más de dos años, la entidad del logotipo mironiano ha sido capaz de unificar dos sistemas informáticos diferentes y dispone de un estándar de equipos de hardware y software en toda su red. Con unas fuertes inversiones en informática y telecomunicaciones, la institución gasta anualmente 10.000 millones de pesetas, la mitad por telecomunicaciones (desde el tráfico, cuota, mantenimiento, TPVs, etc.). Para Antoni Massanell, director general adjunto de la Caixa, todos los esfuerzos que se realizaron desde el momento de la fusión tenían un único objetivo: integrar completamente los sistemas informáticos. La última fase del proceso se dedicó a solucionar las cuestiones más complejas, como la red de cajeros automáticos o los sistemas de tarjetas. Así, en mayo de 1992 finalizó la integración de la aplicación informática de libretas y cuentas corrientes, la más voluminosa.
Evolución, no revolución, de sistemas Desde el punto de vista de los sistemas de información, para Massanell la estrategia de la Caixa es clara: Llevamos desde hace muchos años realizando un plan estratégico, revisándolo cada dos años, contrastándolo con consultores externos de Estados Unidos, y vamos definiendo la evolución, más que la revolución de los sistemas. Por suerte siempre hemos tenido suficiente apoyo por parte de dirección para disponer de los presupuestos necesarios para hacer, poco a poco, esta evolución. En su opinión es una buena política porque evita que en un momento determinado se deba invertir mucho en renovar totalmente el sistema informático, con lo que comporta de costes, descenso de la calidad, etc. y, en cambio, permite seguir constantemente la evolución tecnológica, en base al esfuerzo de todo el equipo humano, que analiza las novedades y decide su aplicación.
Es, en su opinión, una evolución muy paralela a la del negocio, con una problemática interna muy diferente a la de hace casi cuatro años, cuando esta entidad disponía principalmente de oficinas en Catalunya. Ahora que está extendida por todo el Estado, tiene problemas operativos, de control y descentralización, y el sistema ha evolucionado para soportar la descentralización del negocio que, además, tiene un claro impacto en la agilidad de la entidad en resolver los problemas que plantean los clientes en cada uno de los puntos de atención, las 2.500 oficinas, explica. Esta filosofía se ha notado en los servicios centrales, en donde los efectivos se han reducido de forma importante (mil empleados menos en dos años), al mismo tiempo que ha aumentado la responsabilidad y capacidad decisoria, de gestión, de la estructura comercial de las oficinas, adonde ha ido a parar el personal excedente. Esto requiere que los sistemas de información contemplen la nueva forma de trabajar de la entidad. Son toda una serie de directrices de negocio que afectan directamente, más que al rediseño de la arquitectura del sistema de información, a la funcionalidad de las aplicaciones, añade.
Otro de los retos marcados por la entidad es hacer evolucionar la arquitectura del sistema de información. El objetivo: aprovechar las ventajas de trabajar de una forma más estandarizada en el desarrollo de software. El problema principal que tenemos en el desarrollo del software es la calidad. Si somos capaces de mejorarla aumentaremos mucho la productividad. Y para hacerlo se ha de contar, por un lado, con que la gente que trabaja en este entorno se mentalice de la necesidad de hacer las cosas bien hechas, pero también se les ha de dar un entorno que les permita trabajar a gusto y con comodidad.
La calidad también atañe al servicio tecnológico que reciben las oficinas. El desafío: permitir el máximo de ergonomía. Un ejemplo de ello es el uso del ordenador personal como terminal financiero.
En una entidad como la nuestra, con miles de circuitos diferentes para hacer la operativa que necesita una oficina, cada vez es más difícil, y más con los productos que aparecen en el mercado, que el empleado que está ante el terminal atendiendo al cliente lo domine todo. Es muy importante la ergonomía que se le da a la solución informática. El diálogo que existe entre el empleado y el terminal ha de ser muy sencillo, explica Massanell. En resumen, supone pasar de lo que se denominaba sistema transaccional a un modelo que soporte circuitos enteros de la operativa. Un crédito, por ejemplo, es una sola operación y la informática lo debería contemplar así, al menos en la apariencia externa que se le da al empleado.
Por estos motivos, el proceso de unificación ha sido aprovechado para incorporar mejoras operativas. En algún caso también se han desarrollado nuevas aplicaciones, ya que no disponían de un programa que estuviera a la altura de las necesidades. Al mismo tiempo se reemplazaron todos los equipos informáticos -terminales financieros- de las oficinas de la antigua Caixa de Barcelona por un entorno de LANs y PCs, incluidos los cajeros automáticos y los terminales punto de venta.
La actual arquitectura de la Caixa se basa en un sistema de teleproceso con equipos IBM 3090-820 y 520 en el sistema central, que está conectado a las oficinas mediante una red de comunicación con dos alternativas: la red UNO de Telefónica (fue la primera entidad abonada a este servicio) y una red privada creada por la Caixa. Por su parte, las oficinas utilizan una estructura de LAN con una serie de PCs que hacen a la vez de servidores y de puestos de trabajo. En software se utiliza IMS, Fastpath, y alguna aplicación en DB2.
Dos centros de cálculo, dos De la remodelación no se escaparon los dos centros de cálculo procedentes de ambas entidades financieras. En este campo, la estrategia de la nueva Caixa pasaba por conservar ambos centros, funcionando uno de backup del otro. Esto no ha sido posible durante los dos primeros años debido a que hasta el pasado mes de mayo se ha estado volcando un sistema en el otro. Ahora se está volviendo a llevar la mitad de un sistema al otro centro. El objetivo para los dos próximos años es obtener un sistema con dos centros, cada uno con la mitad de la carga. En caso de emergencia, uno de los dos podría bascular sobre el otro y tener el máximo de capacidad en poco tiempo. La pequeña gran diferencia, según Furnells, es que ahora se vuelve a disponer de dos centros pero con un sistema de información único. También se han contemplado las copias de seguridad, que se realizan remota y automáticamente a través de robots durante 9 horas diarias.
Antonio Massanell es rotundo sobre el tema del back-up: Por la misma idiosincrasia del negocio, que está muy basado en el uso de las tecnologías y la telecomunicación, siempre se ha planteado tener un back-up de una forma o de otra. La inquietud la tenemos desde hace muchos años, pero lo difícil era resolverlo, porque un centro de back-up requiere una gran inversión y por ello se ha de esperar un momento oportuno. Hemos tenido suerte de que la fusión nos ha proporcionado un centro de cálculo adicional y la inversión realizada ha sido menor que en teoría. A medio plazo,