La autopista de la información
Antes de la Segunda Guerra Mundial y de los campos de aviación, los aborígenes de Nueva Guinea eran una de las culturas más primitivas y aisladas del mundo. Fascinados por la lluvia de raciones de campaña y paquetes de Lucky Strikes arrojados desde grandes pájaros plateados, se sintieron frustrados cuando el último avión desapareció. Durante años después de la Guerra, estas tribus abandonadas erigieron efigies en bambú de torres de control y realizaron ceremonias de aterrizajes de aviones, esperando atraer de nuevo a los aviones de carga. Ellos empezaron a ser conocidos como cargo cult, pensando constrúyelo y ellos vendrán.
Algo similar está ocurriendo en el caso de la superautopista de la información. Si las cantidades masivas de inversiones de capital, investigación tecnológica, información en los medios y entusiasmo político, pudieran producir por sí mismos algún efecto, la autopista de la información sería ya un hecho.
Hemos visto un conjunto de maniobras competitivas y de colaboración, así como grandiosos planes de inversión por parte de aquellos que quieren llevar la autopista a nuestros comedores.
El rango de ofertas potenciales es rico y variado, pero las cuestiones principales son: ¿Qué quieren los usuarios? ¿Cuánto están dispuestos a pegar?
Si se asume que la oferta será variada y fácil de utilizar, en comparación con los servicios on-line basados en caracteres como Prodigy o Compuserve, y que su coste será bajo, es previsible una gran aceptación. Muchos piensan que el soporte de la Administración Clinton acelerará la aceptación de los consumidores. Pese a todas las eufóricas predicciones, nadie sabe realmente cuando la autopista se convertirá en una tecnología aceptada socialmente. La Radio, la primera revolución en los medios electrónicos de comunicación de masas, necesitó once años para alcanzar la mitad de los hogares de Estados Unidos.
Dado el desarrollo paralelo de las tecnologías implicadas, y las entidades involucradas, es muy probable que obtengamos la infraestructura básica en unos cinco años. Lo que venga después de eso, nadie puede adivinarlo.