Jubilación anticipada.
Hace muchos meses rumiaba en esta columna sobre la dificultad que afronta un jefe de proceso de datos cuyo reino está lleno de diferentes sistemas de tremenda envergadura, con mainframes, minis, algún que otro maldito micro, redes de comunicación y un sinfín de recuerdos de un pasado cuando siguió los consejos de sus suministradores, todos bien fundamentados, por supuesto.
(Nada de que un vendedor tenía que venderle algo para conseguir su 100 por cien del año, con los suculentos premios que le concedería su empresa. ¡Por favor¡) y si acaso el pobre examinara lo que le queda, se echaría las manos a la cabeza y pensaría en una jubilación anticipada.
Dije que los enredos eran de tal magnitud que pensar en hacer cambios era casi imposible: pero que igualmente era impensable que una empresa se guiase con tan anticuados sistemas. Ahora, veo un rayo de luz que cautelosamente está entrando en la oscuridad.
Por un lado, los que venden sistemas de manejo de bases de datos están empeñados en aislar más y más su funcionamiento de cualquier programa de usuario: por otro, hay sistemas que sobre micros permiten desarrollar programas de gestión con las garantías que buscan los de arriba, cuyo único enlace con una base es a través de llamadas tipo SQL.
El primer paso hacia la salvación consiste en que los Administradores de Bases de Datos -mayúsculas para tan importante puesto- se autoconvenzan de que es posible en los programas existentes aislar las llamadas a funciones de la base de datos del resto de la programación. (Como debería ser, pero tantas veces no lo es). Y luego, bajo su amable mirada, que los programadores modificaran sus programas en este sentido.
El segundo paso es que los mismos programadores se auto-programen de nuevo en métodos modernos de programas incluso -fíjense hasta que punto va la cosa- suprimir el uso del COBOL... Con las herramientas que existen en el mercado, pueden hacer programas que utilizan interfaces con un GUI, en color, que hacen trabajos reales (en sus términos), y que también comunican con la base a través de llamadas idénticas a las que han usado.
Así, casi furtivamente, es posible ir cambiando cosas sin que nadie se da cuenta, salvo aquellos usuarios que de repente se encuentran en los años 90 y no en los 70. Genial.