Irresponsabilidad informática
Un 46 por ciento de las empresas europeas no dispone de ningún sistema de seguridad informática, según un estudio de Datapro, una consultora del sector, que ha sido hecho público recientemente. La información se basa en una encuesta realizada entre compañías de Europa, Asia Pacífico, Canadá Latinoamérica y EEUU.
Además, el estudio señala que desde 1992 ha habido una disminución general del número de compañías que cuentan con un departamento dedicado a la seguridad y una política en esta materia. Por si fuera poco, la mayoría de las empresas que sí tienen sistemas de seguridad informática los destinan preferentemente a la protección de la compañía ante problemas tecnológico o legales. Así, el centro de interés se encuentra en la protección antivirus (en un 89% de los casos) y en el uso de software autorizado (88%). La seguridad de los PCs sólo preocupa al 64% de las empresas que sí utilizan sistemas de seguridad, lo que equivale al 34% del total de las empresas europeaEstos hechos que en principio no parecen tener ninguna consecuencia evidente significan, sin embargo, que en dos tercios de la mayoría de las actividades que realizamos, los datos, que consideramos enteramente fiables por proceder de un ordenador, están merced de cualquier manipulación.
Esta claro que entre el 54% de las compañías europeas que sí tiene sistemas de seguridad informática se encuentran todas las grandes empresas de servicios, como los bancos y cajas, las de electricidad, gas, teléfonos, las grandes superficies de distribución, o las petroleras. En este sentido podemos estar más o menos tranquilos sólo a merced de algún que otro empleado desleal. Pero es en el resto de las actividades diarias, cada vez más ligadas a los datos donde estamos bastante inermes o desprotegidos ante el fraude, el robo o el sabotaje.
En este sentido la generalización de medios de pago electrónicos, como pueden ser las tarjetas de débito, que en España han tenido un éxito más elevado que en la mayoría de los países europeos, o la más reciente introducción de las tarjetas monedero que incorporan un chip y, como consecuencia, el creciente desuso de los métodos tradicionales de pago en efectivo, nos irán haciendo más y más dependientes de los datos. Todo un problema a añadir al efecto Año 2000.
