IPv6: la promesa de Internet sin límites
La mayor parte de los ordenadores acceden a Internet mediante direcciones IP públicas que utilizan el protocolo IPv4, formado por una combinación de 32 dígitos que proporciona 4.294 millones de direcciones. Cantidad insuficiente para atender las necesidades de los más de 1.000 millones de personas accediendo ya a la red con uno, dos o más dispositivos diferentes y cubrir el crecimiento del tráfico M2M (comunicaciones entre máquinas).
Durante los últimos 30 años, este ‘lenguaje básico de Internet’ ha sido modificado y parcheado para soportar el desarrollo de la Red. Ya en 1992 se adoptaron medidas (subdireccionamiento CIDR, protocolo de asignación de direcciones DHCP, direccionamiento privado, uso de NAT, Network Address Translation y mayor control sobre las nuevas direcciones públicas y su uso), pero la cifra de usuarios ha evolucionado de forma tan rápida que el modelo se agota. El uso de Internet crece a ritmos del 1.200-1.500% en países como India e Indonesia, 13.00% en Pakistán ó 5.000% en Georgia en lo que va de década.
El proceso se ha visto acelerado por la entrada en escena de las economías emergentes y la explosión de aplicaciones y equipos –tanto fijos como móviles– que ‘trabajan’ en Internet. Se estima que a finales de este año el 19% de los más de 3.800 millones de habitantes de Asia tendrá acceso a la red, cinco veces más que en el año 2000. Esta cifra equivale ya a más de la mitad de los habitantes del planeta. Con países enormes y economías en plena ebullición (China, India, Brasil...), el crecimiento de la demanda parece imparable. Basta ver que China, que a finales del año pasado logró superar a Estados Unidos en número de usuarios de Internet, suma ya más de 360 millones de usuarios (227 millones en USA). Veinte de cada 100 usuarios de Internet están en China, o visto de otro modo, el 32% viven en alguno de los cuatro países emergentes líderes: China, Brasil, Rusia e India.
A pesar de todo, el desarrollo de IPv6 es apenas simbólico: el 92% de los proveedores de acceso a Internet en Europa no gestionan tráfico IPv6 o, si lo hacen, el volumen es insignificante. Como no podía ser de otro modo, el retraso en su implantación tiene razones de tipo económico: adaptar las redes actuales a la nueva tecnología requiere invertir muchos millones de euros y modificar millones de sistemas y aplicaciones en uso.
Busquemos los beneficios del periodo de transición, en el que la mayoría de dispositivos tendrá soporte en ambos protocolos. Pronto las nuevas direcciones serán IPv6 y quienes deseen beneficiarse nuevos servicios, mayor seguridad, QoS, etc. necesitarán esta tecnología. ¿Cómo proyectamos el futuro? Conviene informarse y decidir.
Diego Matas es director general de Interoute Iberia.