Investigadores del MIT crean la primera vacuna sin agujas
Un spray magnético que se dispara casi a la velocidad del sonido permitiría administrar fármacos sin necesidad de pinchazos y reduciendo los peligros que esta práctica conllevaba.
De todas las tecnologías de Star Trek que podían convertirse en una realidad, hoy se ha hecho realidad el spray magnético que permite recibir medicaciones por medio de un aerosol en lugar de ser arcaicamente apuñalado con un trozo de metal con esperanza de que haya alcanzado una vena.
La hazaña de crear la primera vacuna con agujas (en realidad la primera que no requiere botes de aire comprimido o tecnologías similares) ha recaído en los investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT), quienes han desarrollado un sistema de accionamiento que emplea energía magnética para lanzar el medicamento al paciente.
La mecánica parece simple en su planteamiento: un imán potente rodeado por una bobina de alambre está conectado a un pistón dentro de la ampolla que contiene las drogas (por lo general un recipiente o frasco pequeño). Cuando se aplica una corriente eléctrica, el campo magnético empuja el pistón hacia adelante, haciendo que el fármaco se expulse hacia adelante como un chorro de líquido.
La corriente dispara la medicación a alta presión – hasta 100 megapascales – y a una velocidad de 314 metros por segundo. Por tener una referencia, la velocidad del sonido es de 326 metros por segundo, con lo que esta tecnología permitiría lanzar drogas a una velocidad nunca antes alcanzada.
El dispositivo del MIT logra esta velocidad forzando que la droga pase por una boquilla tan ancha como la trompa de un mosquito. Por si fuera poco, los médicos pueden controlar realmente la inyección, ya que pueden desarrollar medicamentos con la profundidad que deseen.
Con este disparo de alta presión, el fármaco tiene energía suficiente para romper la piel del paciente y hacer que llegue hasta el torrente sanguíneo. Sin embargo, si el médico altera la corriente para bajar la presión, una inyección puede quedarse en una zona determinada del cuerpo y en su tejido circundante.
Las evidentes ventajas del sistema del MIT son, principalmente, que las inyecciones tendrán menos riesgos y se evitarán posibles lesiones en el paciente. Asimismo, los ingenieros que están detrás del proyecto dicen que este sistema también podría ser utilizado para nuevos tipos pioneros de tratamientos. El equipo ya ha comenzado a probar la capacidad del sistema para suministrar medicamentos directamente a la retina de una persona o hacia las orejas para tratar su oído interno.