Innovación sí, pero con capital

El concepto Innovación –con mayúsculas– se ha erigido en los últimos tiempos como la palabra llave para poner en marcha cualquier empresa o para justificarla. Todos los directivos de este sector y de otros, y sin excepción alguna, han situado el concepto innovación como eje de su estrategia, además de las múltiples empresas puestas en marcha bajo el paraguas de la innovación. No voy a entrar a valorar qué es verdaderamente innovador, pero estoy segura de que sobra innovación en el discurso y falta, y mucha, en los procesos y estrategias de las organizaciones de este país. Y claro, llega un momento en el que todo hay que racionalizarlo y las ideas descabelladas no pasan a ser encuadradas de forma inmediata bajo el paraguas de innovadoras. Y la razón es muy sencilla; el mundo ha entrado en una profunda recesión económica y ahora no todo vale. Por eso, sí estamos en la hora de la innovación, pero la de verdad, la que supone un impacto beneficioso para la sociedad de forma generalizada. Ya no hay espacio para las ‘tomaduras de pelo’ y no lo hay porque ahora se necesita justificar las inversiones. Los fondos de capital, que son los verdaderos artífices de la innovación, exigen que ésta sea lo que todos los directivos afirman en sus discursos: el eje de las estrategias, y como tal debe tener siempre muy presente la cuenta de resultados. La innovación ya no vale por sí sola, ahora necesita ir acompañada del capital, que sigue siendo, no lo olvidemos nunca, el que permite innovar.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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