Innovación al poder

En un momento en el que lo único importante parece ser la evolución del índice Dow Jones, resulta un auténtico placer escuchar a gurus del management como Gary Hamel asegurando que las empresas cuyo principal foco es su valor en Bolsa, están condenadas a fracasar. Hamel, que intervino la pasada semana en el IT Forum —la Conferencia Europea sobre Tecnologías de la Información organizada por la consultora IDC— explicó en su presentación que las empresas deben mirar más allá de esta referencia a corto plazo y apostar por la innovación. Según Hamel, la Nueva Economía obliga a un replanteamiento de la importancia de los activos empresariales: Por supuesto, ni los activos físicos ni los financieros son ya la clave de la competitividad; ni siquiera los activos de conocimiento se constituyen en una garantía de ventaja competitiva. Según Gary Hamel, los activos intangibles que las empresas deben empezar a acumular —y gestionar— son los relacionados con la creatividad, el coraje (esto es, la capacidad emprendedora) y las conexiones (la capacidad de establecer alianzas y trabajar con aliados). ¿Quiere esto decir que las empresas van a poblarse de artistas y expertos en las relaciones públicas? Evidentemente, no. Lo que quiere decir es que las organizaciones van a tener que realizar un esfuerzo tremendo en la formación de sus empleados; en transmitirles la importancia de la innovación como factor de competitividad y, puesto que estamos en crisis, supervivencia.
La Nueva Economía exige un nuevo modelo de empresas en el que el valor fundamental ya no es la optimización, sino la innovación. Un nuevo tipo de empresas en el que lo importante no es la estabilidad, sino el riesgo, la disposición a probar e, incluso, la posibilidad de equivocarse. ¿El único inconveniente? Muy simple: que la inmensa mayoría de las empresas no tienen ni idea de cómo capturar este nuevo capital ni de cómo gestionarlo.