Informe Xtra'93 de la X/Open: presente y futuro de los sistemas abiertos. Un tipo de usuario más crítico define la evolución del mercado.
El mundo de los sistemas abiertos se presenta tan prometedor en su futuro como complejo en su presente. La implantación de soluciones hardware/software conforme a los estándares formales entraña (aún) un coste similar al de equipos mainframe y grandes redes propietarias. Esta complejidad ha desembocado en un tipo de usuario más pragmático que no pone fáciles las cosas a las entidades creadoras de estándares de iure, ya que lo que importa es tener productos que trabajen.
Así se refleja la situación actual desde el último estudio Xtra (Xtra'93) elaborado por X/Open durante el año que concluye, si bien lo cierto es que refleja a su vez una fuerte inversión en sistemas abiertos que constituye la tónica general por parte de estos mismos usuarios.
Xtra'93 ha sido realizado a través de un cuestionario en el que trabajaron juntas la propia entidad y la consultora Dataquest.
COMPUTERWORLD España, por su parte, ha colaborado por primera vez en el estudio como miembro activo del mismo, tras la firma de un acuerdo entre las dos entidades que podría continuar en los próximos años.
Como base del estudio se trata de ofrecer una perspectiva acerca de lo que el usuario percibe como sistemas abiertos. Los resultados han dado como estereotipo a un usuario muy crítico que encuentra una marcada frustración en su compromiso por este mundo, de la que culpa en gran parte al fabricante y que le hace caer en un escepticismo nada positivo para el progreso del mercado.
Estandarización y tecnología basada en estándares son el objeto principal del cuestionario, en el que han quedado reflejadas además las más claras tendencias de mercado, con alguna que otra sorpresa.
El proceso de estandarización, paso obligado para un entorno de sistemas abiertos, constituye a su vez la principal barrera para la solidificación del proyecto, a juicio de los usuarios encuestados en el estudio. La opinión generalizada se basa en una premisa simple y clara: demasiados estándares y un proceso de estandarización muy lento.
Interesantes son, asimismo, las perspectivas de inversión por parte de los usuarios, de las que cabe extraer su percepción con respecto a determinadas tecnologías: algunas de ellas, solapadas en tecnologías mayores. Otras, simplemente, no atraen.
Sea como fuere, el usuario asiste a tal avalancha de estándares que le es ya difícil saber cuál de ellos perdurará. Algunos, como EDI, X.400/X.500 o TCP/IP, son considerados supervivientes; otros no han madurado con la rapidez que cabía esperar, como es el caso de OSI.
Lo que el usuario aprecia
Los ejecutivos encuestados en el estudio de X/Open pusieron de manifiesto, como gran conclusión a título general, la frustración que sienten por un mundo que se presenta tan prometedor en su futuro como confuso en su presente. De hecho, un aspecto negativo que se desprende de Xtra'93 es la persistente confusión sobre lo que abierto significa para el grueso de la industria informática.
Una amplia mayoría de los encuestados equiparan este concepto con el de portabilidad, en tanto que otro tanto considera crítico el nivel de independencia del vendedor.
Es tiempo, según los usuarios, de dejar de hablar sobre lo que son o no son los sistemas abiertos y comenzar a trabajar para conseguir algo de forma efectiva. El escepticismo causado por la lentitud del proceso ha desembocado, según los analistas, en la creación por parte de los usuarios de sus propias arquitecturas, a partir, en muchos casos, de sistemas propietarios que se han constituido en estándares de facto.
Y es que, hace tan sólo unos años, en el papel, los estándares provenían de comités creados a tal fin que trataban de conseguir un compromiso de los fabricantes para proporcionar al usuario la capacidad de elegir; en la práctica, sin embargo, muchos de los productos basados en estándares adolecen aun hoy de una preocupante incompatibilidad. Para confirmar esta percepción, valga de muestra la opinión más generalizada en los usuarios con respecto a este punto: los fabricantes proporcionan versiones propietarias/incompatibles de sistemas abiertos; esa es la primera barrera que consideran como dificultad para su adopción, que crea además la sensación de que los vendedores anteponen sus intereses propios por encima de los de los usuarios.
La razón de una lectura tan sintomática hay que buscarla, quizá, en las más de 25 variantes de Unix que todavía existen. En este sentido, los analistas que participaron en el estudio coinciden en considerar como factor fundamental el nivel de compromiso de los fabricantes con la creación de estándares, y para su progreso en los próximos años.
Pues bien: acosados por esta creciente exigencia del usuario, y expoleados también por el omnipresente espectro de Microsoft (que se pone también de relieve en el estudio), los fabricantes han optado en las últimas semanas por acelerar el proceso de unificación de Unix. COSE -como entidad abanderada del proyecto- y la especificación Posix 1170 -primer fruto de su desarrollo- ponen de manifiesto las primeras reacciones a la postura del usuario.
Sin embargo, los datos del estudio reflejan también una convicción, importante por significar una percepción sensata y de futuro: los usuarios consideran más importante la creación de COSE como tal que la propia especificación en sí; Según la mayoría de las opiniones, los pasos consecutivos de COSE proporcionarán un entorno general donde desarrolllar interfaces más efectivos que el propio Spec 1170 -muchos de ellos ya conocidos incluso, como OSI o Windows.
La falta de interés, aún así, no parece ser el problema: las ventas de sistemas operativos Unix a nivel internacional supusieron el pasado año un total de 1,2 billones de dólares (casi 200.000 millones de pts.), según la consultora IDC (International Data Corporation) y, según el propio estudio de X/Open, la mayoría de los encuestados desvelan planes para doblar sus gastos en el mundo de los sistemas abiertos, de aquí a 1996.
Mientras algunos usuarios dicen comprender al fabricante por lo difícil que resulta en ocasiones implementar estándares formales en sus productos, otros aconsejan a los fabricantes que dejen de volcarse en aspectos específicos y que hagan lo que mejor saben hacer: adecuar las prestaciones de sus sistemas a las arquitecturas abiertas, sin tratar de dar una solución global sino un núcleo tecnológico más sólido. Incluso los productos basados en estándares tienen extras que los hacen más atractivos y fáciles de usar.
Asimismo, los usuarios se quejan de la falta de productos basados en estándares en determinadas áreas, como son la seguridad o la gestión de sistemas. Irónicamente, una de las circunstancias que aprecian como más positiva es la reducción en el número de estándares. En definitiva, existe una cierta confusión entre los propios fabricantes que dificulta el proceso, a juicio de los usuarios.
Existe también, por parte de los usuarios, una desconfianza considerable con respecto al futuro inmediato. Por un lado les preocupa la protección de sus sistemas en el tiempo y, en cuanto a los costes, aprecian una diferencia entre el coste propiamente dicho de los equipos y el de la conversión, viendo más serio el segundo de ellos.
Otro aspecto a destacar pone de manifiesto el marcado escepticismo por parte de los usuarios con respecto a los productos basados en estándares y al propio proceso de estandarización: de una parte, aprecian como una obligación el hecho de que los fabricantes se comprometan con el mundo de los sistemas abiertos; sin embargo, no quieren involucrarse en exceso. Prueba de ello es una curiosa pregunta incluida en el cuestiornario de X/Open y Dataquest, sobre si pagarían más por un producto certificado. La respuesta es contundente: casi la mitad se negaría a pagar más y un 27% no se lo plantea; un 19% pagaría un precio infer