Info XXI: la gran decepción
Siendo el ciudadano el principal destinatario de los objetivos que persigue el Gobierno con el plan, el mayor protagonismo recae en la Administración General del Estado (AGE), y el colectivo de suministradores deseará conocer cuanto antes cuáles serán las líneas maestras de ejecución del plan; medidas que se arbitrarán para poner en marcha los diferentes proyectos; y cuantía de los presupuestos que se manejarán para cada uno de ellos. Pero, pendientes de las clarificaciones que desde la AGE puedan proporcionarse en este sentido, no se advierten en las informaciones facilitadas desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología, que los diferentes Departamentos ministeriales vayan a disponer de cantidades adicionales para abordar los proyectos contemplados en Info XXI. Es decir, no se observan partidas presupuestarias que ostensiblemente mejoren los presupuestos dedicados a las TIC en los últimos años. Más bien se aprecia una continuidad, que no contribuye a suponer la puesta en marcha de singulares proyectos que elocuentemente demuestren que, eso de la sociedad de la información, es una meta bien diferenciada, ambiciosa, pero con posibilidades de ser alcanzada, y no nueva y mera denominación a todos los proyectos y acciones llevadas a cabo -como se venía haciendo hasta ahora-mediante la insoslayable ayuda de las TIC.
Para los suministradores puede haber sido como un espejismo la notoriedad con que se ha presentado en sociedad Info XXI. Han percibido -ante la solemne apuesta del Gobierno por cimentar con muchos proyectos la llamada sociedad de la información-que sus posibilidades de negocio se podían multiplicar, y parece que la realidad va a generar demasiadas decepciones. A no ser que las aclaraciones provenientes del Gobierno les hagan concebir justificadas esperanzas. Hoy por hoy, por las cifras que se han dado, no se aprecian síntomas de revitalizar ni las inversiones ni algunos gastos.