Incrementalidad.

Todos los recursos disponibles tienden a consumirse. En particular, las aplicaciones desbordan en UCP, disco, y terminales a los ordenadores sobre los que funcionan. Hay que plantearse como una necesidad la evolución hacia otros ordenadores.

Con los sistemas propietarios esta transición se restringe a la familia dentro de la cual se ha desarrollado la aplicación. Esto supone la vinculación de la empresa con su proveedor, y la dificultad para romper tal relación es un arma en manos del suministrador.

Existe el mismo Unix desde un ordenador personal hasta uno central. Aplicando esta alternativa una empresa puede actualizar su plataforma física sin modificar las aplicaciones. Esto garantiza la protección de la inversión que la organización ha realizado sobre su plataforma lógica.

Los fabricantes potencian sus líneas abierta, en detrimento de las propietarias. Es la presión de los grandes usuarios quien obra tal maravilla. Ante esta perspectiva, ¿ por qué apoyar aquello que tiene los años contados?. El desarrollo de arquitecturas propietarias exige inversiones multimillonarias que han de recuperarse en un plazo de tiempo cada vez más breve (actualmente un par de años). Por el contrario, la construcción de ordenadores basados en estándares físicos es más barato, y si además disponen inmediatamente de una plataforma lógica de amplio alcance en el mercado, obtienen en poco tiempo el margen de rentabilidad que permite el nacimiento de una nueva generación de ordenadores más buenos, bonitos y baratos; aquí todo son ventajas para la empresa compradora.

Las aplicaciones no hay que mantenerlas, sino que evolucionan. Al igual que las necesidades de un recién nacido no son comparables con las de un niño, ni un adolescente, un adulto o un anciano, una aplicación a lo largo de su ciclo de vida requiere de un entorno de funcionamiento adecuado a las funcionalidades que exige la organización en la que presta servicio. Esto se traduce en la obligatoriedad de disponer inmediatamente de los recursos necesarios para responder a las necesidades de la organización. Desafortunadamente, en la mayoría de las ocasiones las restricciones físico-lógicas que imponen los entornos propietarios suponen un lastre para la competitividad de la organización debido a la creación de productos tardíos, caros y de baja calidad.

Los sistemas abiertos son baratos, están acogidos a estándares, y resultan tan incrementables que superan las necesidades a corto y medio plazo de cualquier organización. Naturalmente, esto no es una panacea. La flexibilidad engendra un desorden que alguien dentro de la empresa debe controlar.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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