Implicaciones para los directores de TI

Los CIOs se enfrentan al nuevo paradigma

Bajo un acuerdo ASP, se obtiene una aplicación importante y en pleno funcionamiento y se accede a ella a través de Internet o a través de una red privada sin tener que pagar por la instalación, el hardware o el software. Basta con pagar una tarifa mensual que permita al proveedor ASP amortizar los costes de instalar y mantener la aplicación en el tiempo y obtener un margen de beneficio satisfactorio.

El modelo ASP de cesión o leasing de aplicaciones (los contratos duran generalmente entre uno y tres años) está ejerciendo el mismo impacto sobre las pequeñas y medianas empresas que está ejerciendo el mercado de leasing de automóviles sobre los compradores de autos con ingresos reducidos, al permitirles disponer de aplicaciones más potentes y sofisticadas que las que podrían haber pensado poseer directamente. Desde luego, existen también los mismos tipos de inconvenientes: falta de recursos propios, muy poco control sobre las aplicaciones, y algunas consecuencias potencialmente negativas de abandonar antes de la expiración del contrato. Sin embargo, todos esos inconvenientes desaparecen ante la publicidad incesante y las afirmaciones utópicas que rodean a lo que incluso los críticos más duros de los ASPs reconocen que es un concepto atractivo.
Los proveedores ASP están haciendo para las aplicaciones lo mismo que hizo Internet para los datos, permitiendo que sean universalmente disponibles, asequibles y más fáciles de desplegar.
Hasta ahora, las grandes empresas se han resistido en su mayoría a los atractivos de este mercado de gran actualidad. Sin embargo, la penetración de los proveedores ASP en las pequeñas y medianas empresas está estableciendo una sólida base de ventas y de referencia que con el tiempo originará un cambio irrevocable en la forma en la que todas las compañías -independientemente de su tamaño- adquieren tecnología.
El motivo es el siguiente. Según las afirmaciones de los proveedores ASP, este método elimina las dos barreras principales que impedían a las empresas adquirir por sí mismas tecnología. La primera en desaparecer es la complejidad de la tecnología. Adquirir software ha significado siempre tener que comprar de una sola vez toda la tecnología necesaria para soportarlo: redes, hardware, software de soporte. Los proveedores ASP eliminan de la ecuación esa complejidad -al menos teóricamente- al suministrar ellos mismos toda la tecnología de soporte. Las empresas compran un servicio -servicio al cliente, recursos humanos, logística- en lugar de comprar una aplicación y todo lo que va con ella.
El segundo factor de prevención que desaparece es el riesgo. El sistema de precios de pagar-sobre-la-marcha elimina la carga económica de comprar software y transfiere una gran parte de ella al ASP. No hay grandes tarifas por consultoría ni compras de hardware desde el comienzo, sino simplemente una tarifa mensual. El simple terror de invertir millones en una aplicación de software sin garantías de éxito hacía que las empresas lo pensaran dos veces antes de comprar. Ahora, con un servicio ASP, pueden dirigirse directamente al director financiero con un contrato que especifique la tarifa mensual, una cifra mucho menos intimidante.
Los proveedores ASP no dudan en señalar cuál es la audiencia a la que dirigen su esfuerzo. La mayoría prefiere un director de empresa con capacidad de progreso y que comprenda que su papel está en gestionar las relaciones con los proveedores de tecnología.
La mayoría de los proveedores ASP gozan de una ventaja en las pequeñas y medianas empresas a las que se dirigen actualmente, porque estas tienen un departamento informático de estructura mínima, si es que lo tienen, e incluso pueden no disponer de un director de Sistemas de Información. Sin embargo, los CIOs de las grandes compañías corren el riesgo de quedar excluidos cuando el concepto ASP ascienda en el mercado, porque no poseen los recursos necesarios para ofrecer alternativas a los productos ASP. El número de personas cualificadas y con talento y conocimientos adecuados -especialmente en áreas de gran actualidad como el comercio electrónico- es tan escaso, que los CIOs se enfrentan a una elección difícil: traer entidades externas como los ASPs (con los riesgos consiguientes) o mantener la actividad mientras buscan (muchas veces en vano) personal cualificado para realizar el trabajo requerido.
Los proveedores ASP van a hacer aumentar la presión que sienten ya los CIOs en las grandes empresas por convertirse en aliados más estrechos del negocio. En realidad, si los CIOs esperan a que el mercado ASP impacte sobre las grandes empresas antes de acercarse al negocio y comenzar a actuar como un asesor de confianza -en lugar de hacerlo como un proveedor de tecnología distante- será ya demasiado tarde. Muchos CIOs afirman que el fenómeno ASP es la evidencia más reciente en apoyo de la necesidad de transformarse de especialistas técnicos a personas que piensan en términos empresariales y ofrecen soluciones.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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