Ignacio Orduña, Presidente de SEDISI El sector ha aprendido a vivir en la crisis.

Nada más acceder a la Presidencia de SEDISI, en mayo de 1990, Ignacio Orduña concedía una entrevista a COMPUTERWORLD en la que adelantaba la necesidad de que el sector informático acometiera un proceso de reconversión. Su profecía de entonces -está por llegar el viento frío del norte- se ha cumplido de tal forma que, tres años después de aquella entrevista, aquel viento frío se ha convertido en un auténtico huracán que ha congelado la industria informática española. Si en aquella ocasión, el mensaje era claramente pesimista, ahora, a menos de dos meses de dejar su cargo como Presidente de la Asociación Española de Empresas Informáticas, Ignacio Orduña quiere transmitir una visión optimista de un sector que se ha asentado en la crisis.

- Hace tres años, usted accedía a la Presidencia de SEDISI y auguraba un período de reconversión del sector ¿Cuál es su visión de la evolución de la industria informática nacional, en estos tres años? - Durante cierto tiempo me han llamado agorero por hacer ese tipo de predicciones, pero si se analizaba la situación de la economía hace tres años, era fácil apreciar que se acercaba un época de reducción de márgenes y de una tremenda competitividad, que coincidía con un momento de recesión económica. Los indicadores estaban ahí para quien los quisiera leer.

El año 1991 no fue excesivamente malo; para 1992 existían expectativas de crecimiento debido a la Expo, Olimpiadas etc, que luego no se cumplieron en absoluto, y ahora entramos en un año, 1993, en el que, por lo menos, sabemos bastante bien cuáles son los problemas del sector. Es una diferencia importante respecto a la euforia de años anteriores. Yo creo que ya estamos asentados en la crisis.

- ¿Cómo calificaría el ejercicio 1992? - Ha sido un año muy duro, un año de cambio en el que hemos aprendido a hacer las cosas de forma diferente y a vivir en la crisis, algo que no había ocurrido antes en este sector. La industria informática no sabía manejar las reducciones de empleo y las pérdidas, de manera que 1992 ha supuesto un cursillo intensivo de cómo gestionar empresas informáticas en tiempos de crisis.

- ¿La crisis ha sido general o ha estado ligada a la dimensión de las empresas? - La empresa media que esté bien enfocada a un nicho de mercado, con unas soluciones determinadas, es la que más posibilidades tiene de sobrevivir. La receta clásica para triunfar en épocas de crisis es concentrarse en lo que mejor se sabe hacer. Así, hay empresas sensatas que están dirigiendo sus esfuerzos en una dirección determinada, y otras que están 'disparando a todo lo que se mueve'. Hay bastante confusionismo sobre la forma de salir de la crisis: las empresas de venta directa montas redes de vendedores, las empresas que distribuían indirectamente montan sistemas de venta directa, los que estaban en los servicios, venden ahora hardware, y los que vendían hardware, quieren vender servicios. Veremos durante este año si estas estrategias tienen continuidad o si las compañías deciden especializarse y centrarse en determinados mercados.

- ¿A quién beneficia la crisis? - Al consumidor, que es cada día más exigente. De esta crisis generalizada -no sólo informática- va a salir otra forma de comprar. El usuario va a pedir el máximo valor por el dinero que paga. La caída de las facturaciones es coyuntural -se compra menos por la crisis económica- pero lo que no es coyuntural es la caída de los márgenes. Estos van a permanecer.

- Y dentro del sector informático, ¿qué empresas se han beneficiado de la crisis? - Yo creo que los que apostaron antes por lo que está creciendo, es decir, el mundo del PC y de los sistemas abiertos.

- Esta es un crisis de beneficios, no de facturación...

- Es una crisis organizativa. Los productos se venden en el mercado por el valor que el cliente quiere darles. Al principio de la informatización, los sistemas producían tales ahorros y tales incrementos de productividad, que al cliente no le importaba pagar 100 millones por algo que le ahorraba 200, y que al fabricante le costaba 30 millones. Con esos márgenes, la organización podía mantener redes comerciales, organizar certámenes, seminarios, etc. La caída de esos márgenes, implica la modificación de la forma de trabajar de los fabricantes.

- ¿La informatización de la estructura empresarial española es correcta? - No es suficiente y va a tener que incrementarse para hacer nuestras compañías más competitivas en el Mercado Unico. Lo que sí se produce es un efecto curioso, por la llegada de España a la informática más tarde que otros países, en sectores como la Administración. En España, se ha apostado desde hace dos años por los sistemas abiertos, lo que implica que la misma potencia de cálculo que pueda existir en otras administraciones europeas que se han basado en sistemas propietarios, se está adquiriendo en nuestro país por una fracción del precio.

- En este sentido, ¿qué está haciendo SEDISI para fomentar la inversión en procesos de informatización? - Nos estamos moviendo dentro de la CEOE y del Ministerio de Industria. Hay que tener en cuenta que la informática no cambia el país; es mucho más importante la sanidad, las carreteras, etc.

pero, sin la informática, esto se hunde. La industria informática no es el ombligo del mundo en cuanto a volumen de negocio, pero el impacto que tiene en el funcionamiento de la economía es muy similar al del catalizador en las reacciones químicas. Por ello estamos dialogando con la Administración para que considere el dinero empleado en informática como una de las mejores inversiones para convertir este país en un país más competitivo, capaz de competir con Europa. Junto a esto, estamos intentando limar otras dificultades que pueden existir para la utilización de la informática, como es la liberalización de las telecomunicaciones, el establecimiento de unas tarifas de transmisión de datos correctas, la exigencia de una visión de futuro en temas como las redes de valor añadido, etc. Ahora mismo, a una entidad financiera le cuesta mucho más dinero montar una red de comunicaciones en España que en cualquier otro país europeo, lo que implica que los productos bancarios de los bancos españoles sean más caros, y que, en consecuencia, resulten menos competitivos en Europa.

Ese es el mensaje que estamos lanzando a la Administración:

ayuden a que la inversión informática sea fácil de hacer, cuente con beneficios fiscales, sea amortizable rápidamente y cuente con unas comunicaciones apropiadas.

- La gran empresa presenta, por lo general, una adecuada estructura informática, pero las PYMES parecen las grandes olvidadas en este proceso de informatización...

- Este es un hueco a ocupar por las pequeñas y medianas empresas informáticas. Los costes operativos de las grandes empresas informáticas pueden hacer prohibitivo el vender a PYMES, por lo que deben ser las PYMES informáticas las que vendan a las pequeñas y medianas empresas nacionales. Ahí sí debería haber una labor de fomento de la inversión en informática por parte de la Administración, ya que la tradicional labor evangelizadora y culturizadora de las compañías informáticas está llegando a su fin. La caída de los márgenes no permite su continuidad.

- ¿La empresa española está preparada para luchar en Europa? - Nos queda bastante camino. Pocas direcciones de informática están dirigidas a nivel estratégico de la compañía y es necesario un salto en la informatización, de manera que el objetivo de negocio este ligado a la herramienta informática como mecanismo de competitividad.

- Y la industria informática nacional -software y servicios- ¿está preparada para luchar en Europa? - Creo que sí. Tenemos una ventaja importante, que es el acercamiento al cliente. Para vender servicios hay que estar muy cerca del cliente, comprender sus necesidades y su idiosincrasia.

Podemos, por tanto, de

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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