ICL España continuará registrando pérdidas durante 1995 y reducirá su plantilla en 80 empleados. Según aseguró, Peter Bonfield, CEO de ICL
A pesar de que hace exactamente un año el máximo responsable entonces de ICL España, Ignacio Orduña asegurara que 1994 sería el último año en el que la compañía registrara números rojos, y que en 1995 alcanzaría un "break-even" entre pérdidas y beneficios, la filial española de ICL parece que no ha sido capaz de remontar las pérdidas y cerrará 1995 con resultado negativo. Así lo confirmó el Presidente y CEO de la compañía, Peter Bonfield, durante una reciente visita a nuestro país.
Con el objetivo de anunciar a los empleados de la compañía que preside la inminente reestructuración, Peter Bonfield, CEO de ICL, visitó España. "En estos momentos nos encontramos reestructurándonos a nivel de compañía para convertirnos en una compañía de sistemas, pero centrada en servicios, ya que este último segmento es uno de los que tiene mayor potencial de crecimiento en el futuro", así resumía Peter Bonfield los cambios que está experimentando su empresa.
Una estructura que ICL lleva fraguando desde hace aproximadamente año y medio, y a pesar de que en un principio la compañía se dividía en las tres conocidas Bussines Stream de Technology, Integración de Sistemas y Unidad de Servicios, el resultado definitivo es que la compañía se divide en cuatro unidades independientes entre sí: ICL Sorbus, ICL Technology, Financial Services y, por último, ICL Retail. El papel que jugará el máximo responsable de la filial española Julio Navarro, que a su vez asume las funciones de Director de la Unidad ICL Sorbus, será la de simple coordinador, ya que cada unidad reporta directamente a su máximo responsable corporativo correspondiente.
Los objetivos marcados para ICL España tras esta reestructuración son en primer lugar registrar beneficios en 1996, ya que, y según confirmó Bonfield, la filial española continuará consolidando ejercicio negativo a final de 1995. Un año en el que según pronosticó se alcanzará una cifra de facturación similar a la del ejercicio anterior, entre 8.000 y 9.000 millones de pesetas.
En cuanto a los efectos que supondrá esta reestructuración de ICL, Bonfield confirmó que la plantilla de ICL España reducirá su nivel de empleo en 80 puestos de trabajo, con lo que la plantilla quedará en 300 empleos.
Respecto a uno de los aspectos más conflictivos de ICL, su relación con Fujitsu, y haciendo frente a los comentarios que hablan de una inminente absorción de ICL por parte de Fujitsu, Bonfield no aclaró demasiado cual será el siguiente paso de esa relación, "nuestro objetivo es seguir manteniendo unas buenas relaciones. Seguiremos siendo compañías diferentes, al mismo tiempo que trabajando conjuntamente".
Por último, Bonfield se refirió al mercado español como uno de los más difíciles de abordar, "España es un mercado sumamente complicado, es muy difícil vender sobre todo a nivel de Administración pública" .