IBM sale de Ibermática
La salida de IBM del capital social de Ibermática no debe atribuirse, exclusivamente, a no haber logrado la mayoría absoluta de la empresa vasca y, por lo tanto, su control. Esta interpretación puede deberse al recuerdo del anuncio de la participación del gigante azul en Ibermática (hace ahora unos cinco años) ya que entonces se pensaba en una posible maniobra de IBM para hacerse, en plazo relativamente corto, con una mayoría de las acciones. Es posible que los acontecimientos no hayan discurrido en la medida deseada y esperada por IBM, para tomar la batuta de las decisiones y encauzarlas según sus intereses. E incluso que hayan notado la falta de un suficiente control, al menos de la gestión, al no haber situado una persona suya en el puesto idóneo para conseguirlo. Pero todo ello habría sido aceptado de buen grado, si la rentabilidad de la operación hubiera alcanzado o superado el nivel de las expectativas que se pusieron en ella. Hay que retrotraerse a los prolegómenos de la firma del acuerdo entre ambas compañías, para entender mejor los objetivos que podían perseguirse con tal colaboración. Y la génesis habría que buscarla en el planteamiento estratégico de Ibermática de internacionalizar sus actividades si era capaz de exportar, por ejemplo, productos financieros de gran calidad, y servicios de outsourcing. Pero, de abordar el proyecto en solitario, corrían el riesgo de perder un tiempo muy valioso en alcanzar la reestructuración y medios necesarios. Estimaron entonces imprescindible contar con la colaboración de alguna compañía de servicios que tuviera mucho que aportar en la dirección por ellos marcada y eligieron, por su aparente solidez -además de por la buena relación existente entre las compañías- la propuesta de IBM, por entender que sus planteamientos en el sector financiero y de servicios podían cumplirse, con lo cual se alcanzaría la proyección esperada de la empresa vasca. El desenlace del acuerdo, con la cesión por parte de IBM de su paquete de acciones, obliga a pensar que no funcionó el proyecto en la forma y fondo que se había concebido. Porque, puesto que no era de dinero precisamente de lo que estaba nesesitada Ibermática, sí se esperaría que de la inversión conjunta con IBM saliese una potente solución financiera que satisficiera, entre otras peticiones, la demanda que en ese terreno se recibía desde los países iberoamericanos. Por lo que sea, internamente no parece que hayan funcionado las cosas en la medida esperada para que se produjesen ofertas únicas con la autoridad, relevancia, y calidad profesional deseadas. Por lo tanto, si no ha sido factible subsanar errores -ausencia de desarrollos estimados como imprescindibles, carencias organizativas, o praxis inadecuadas- es preferible desligarse de ataduras que comprometen, sin renunciar a acuerdos de colaboración puntuales que a todos puede convenir. Es lo que han hecho.
