IBM fabricará en Valencia cajeros especiales para la Caixa. La entidad financiera invierte 1.500 millones.
La Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona, la Caixa, instalará 400 nuevos equipos de autoservicio en sus oficinas que han sido fabricados por la fábrica de IBM en Valencia. Con una inversión superior de unos 1.500 millones de pesetas durante este año, la Caixa pretende introducir, con Servicaixa, una nueva filosofía de atención al cliente. Según ha explicado a ComputerWorld el Director General Adjunto de la Caixa, Antoni Massanell, queremos facilitar a los clientes las operaciones más rutinarias de forma autónoma y que nuestros empleados liberen tiempo para que puedan atender a los clientes en operaciones que requieran consejo.
Los equipos, que se instalarán próximamente, disponen de un ordenador personal IBM, teclado, pantalla táctil, un dispositivo lector-grabador de banda magnética y chip, e incorpora un lector de código de barras que permitirá que los clientes de la Caixa puedan abonar recibos con código de barras de compañías suministradoras de gas o electricidad, a través de la libreta o la tarjeta magnética, y sin necesidad de acudir a la entidad emisora. Este autoservicio también dispensará bonobuses y tarjetas del metro de Barcelona.
El plan establece que durante el año 1993 se instalen 400 unidades en toda su red de oficinas, fundamentalmente en Catalunya, por una razón obvia de eficiencia, según el director de organización e informática de la entidad financiera, Lluis Fornells. Para este directivo, esta es una máquina con la cual esperamos acercar los servicios a nuestros clientes de una forma absolutamente definitiva.
Este proyecto, calificado por los propios responsables de la Caixa como muy ambicioso, ha sido diseñado, construido y gestionado por la popular entidad financiera con la colaboración de IBM y su fábrica en Valencia, que ha actuado como integrador de sistemas, desde incorporar el láser lector, norteamericano, al aparato de bonobús, diseñado en Barcelona. El objetivo que se persigue con este aparato es intentar unificar en una sola caja todo un conjunto de elementos que facilitarán un ahorro de tiempo a los clientes de la institución. La filosofía del producto es similar a la de los cajeros convencionales, de 24 horas de servicio diarias.
Este plan contará con la sinergía que generará el resultado del proyecto de desarrollo de un chip-card, realizado junto con la universidad Autónoma de Barcelona, que prevé dotar de tarjetas a más de 70.000 estudiantes de este campus universitario. Estas tarjetas serán de la nueva generación de chip-card, con tecnología dual, y podrán leerse y grabarse; dentro del recinto universitario serán utilizadas como monedero electrónico, además de incluir el expediente académico del estudiante y, obviamente, cuando el parque de equipos de Servicaixa esté instalado, está en estudio su uso con posibles empresas utilizadoras de estas tarjetas para recargar este monedero. Según Lluis Fornells, Servicaixa es una máquina abierta. Si vemos que mañana podemos incorporar nuevos servicios los incorporaremos. La idea es que el aparato pueda estar tanto en un lugar cerrado como en un espacio público. Si el proyecto tiene éxito -de lo que están seguros los directivos de la Caixa- se instalarían 400 equipos más en 1994, cifra que está más o menos dentro de la capacidad de inversión de la entidad financiera. Se ha de pensar que se han tardado cinco años en instalar cajeros automáticos en todas las 2.500 oficinas, añade Antoni Massanell.