Gestión del desarrollo en términos empresariales

Puntos de función (I)

Uno de los retos más importantes que tienen en la actualidad los Servicios de Desarrollo y Mantenimiento de aplicaciones es el incorporar técnicas que permitan la gestión en términos empresariales complementando de este modo a las metodologías de gestión de proyectos desde el punto de vista técnico. Nos referimos a la necesidad que tienen las Direcciones Generales de gestionar los proyectos y recursos de los Servicios de Desarrollo en términos de costes versus la gestión en términos tecnológicos.

El objetivo perseguido por las Direcciones Generales y Funcionales consiste en determinar cuales son las tareas y funciones que los distintos aplicativos deben cubrir y resolver así como seleccionar cualquier otra prestación de servicio que permita aportar valor al negocio. Las Corporaciones requieren soluciones de automatización y de gestión que permitan mejorar la productividad.

Los puntos de función constituyen una técnica al servicio de la Gestión de Proyectos en términos empresariales. Miden el valor de una aplicación basándose en las funcionalidades requeridas por el usuario y vistas desde su perspectiva. Esta potente métrica se caracteriza entre otros factores por los siguientes:

Es independiente de tecnologías y metodologías.

Está orientada al usuario constituyendo un excelente lenguaje de comunicación.

Es fácil de comprender.

Es aplicable al ciclo completo del desarrollo.

Tiene amplia difusión .

El punto de función permite medir el volumen de la producción definido por la talla de los proyectos en términos de funcionalidades pedidas y entregadas al usuario y por la talla de las aplicaciones en régimen de mantenimiento.

Su utilización, por tanto se enmarca en la definición de los recursos técnicos y humanos así como en la aportación de valor a las estructuras de conocimiento de la Organización. Las preguntas típicas de las Direcciones Superiores son, entre otras, las siguientes:

- ¿Cuál es la funcionalidad de lo desarrollado?

- ¿Cuál es el coste óptimo?

- ¿Cuál debe ser el tiempo de desarrollo?

- ¿Cuáles son los beneficios marginales de las distintas funcionailidades?

- ¿Cuáles son las economías marginales en la elección de funcionailidades?

- ¿Cuáles son las Best-Practices?

La contestación que habitualmente parte de las Direcciones Técnicas para responder a cuestiones como las anteriores, recuerda a menudo los diálogos para besugos: Las funcionailidades se contestan con el nº de programas.

Los costes óptimos y los tiempos de desarrollo se definen por comparación con nuestros propios costes y calendarios de otros proyectos anteriores ajeno totalmente a la objetivización de lo óptimo. Justificamos una demora en el tiempo previsto con argumentos tales como: "utilizamos DB2 que es más potente pero no tenemos experiencia" (lo que obviamente es incomprensible para una Dirección no técnica) o "el programa finalmente tenía 2.000 líneas de código adicionales". Explicamos los beneficios en relación a los discos utilizados o en base a la ocupación de CPU o por el nº de abends producidos en producción. Es decir, nada relacionado con costes de negocio explicado en términos de negocio.

¡Acaso es extraño el siguiente juego de preguntas-respuesta!

¿Por qué hemos de instalar mayor capacidad de disco?

Porque el desarrollo que estamos realizando tiene más líneas de código que las previstas.

Lo que a menudo somos incapaces de contestar es, ¿cuál es la funcionalidad que las líneas de código adicionales van a aportar? o ¿cuál es su beneficio o coste marginal? y ¿cuál es el alcance económico de los proyectos?; El establecimiento de criterios de gestión para la sub-contratación de proyectos de mantenimiento y desarrollo; la medida sobre la productividad de los recursos y la evolución de trabajos; el ejercicio de análisis de Benchmarking para identificar puntos fuertes y áreas de mejora en referencia a las Best-Practices; el análisis y la evaluación del capital y del valor aplicativo son, entre otras, cuestiones que las Direcciones Generales se plantean diariamente sin recibir contestaciones satisfactorias de los técnicos o tecnólogos.

Indicadores

El Punto de Función engloba bajo una noción única y significativa la talla funcional de los proyectos, independientemente de la tecnología y de las condiciones de desarrollo, mejorando los métodos de estimación de la productividad de los recursos humanos y permitiendo la mejor gestión de cargas y plazos. Las responsabilidades en los proyectos que utilizan la métrica deben definirse al inicio haciendo responsables a los usuarios de las modificaciones funcionales y a los técnicos de la conducción ejecución del desarrollo.

A partir de la medida del volumen de la producción en unidades de puntos de función, pueden y deben elaborarse ratios de productividad, reactividad y calidad que sean útiles y significativos para el usuario permitiendo su comparación. Algunos indicadores estándar son:

Productividad = Lo que se produce / los medios utilizados. Reactividad = Lo que se produce / los plazos de producción. Calidad = Número de fallos / Producción.

Hecha la introducción anterior, podemos concluir diciendo que el objetivo final consiste en valorar la talla funcional de la producción a partir de las necesidades a satisfacer representadas por las funcionalidades requeridas y/o satisfechas por los usuarios.

Fernando Marcos Pascual

Director Delegado

Compass Analysis Ibérica, S.A.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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