Felicidades, Indra

Más de 2.000 millones de euros de facturación, casi 24.000 empleados y un resultado cercano a los 150 millones de euros son sólo algunos de los logros que ha conseguido la multinacional española Indra. Y sólo por esto creo que debe ser felicitada. ¿Quién podría pensar hace ya unos años –incluso ahora– que una empresa española especializada en tecnología iba a ser capaz no sólo de ser reconocida en su propio país por delante de los gigantes norteamericanos, sino que iba a ser capaz de demostrar su liderazgo fuera de nuestras fronteras? Y hacerlo con éxito en países como Estados Unidos, China, Portugal o Brasil, entre muchos otros de todo el mundo, donde Indra dispone de filiales, es algo que hoy solamente lo puede demostrar esta organización. Observando las cifras y la evolución de Indra y haciendo un ejercicio similar con la evolución de la tecnología en España, mi pregunta es si esta compañía es la excepción que confirma la regla. La regla de ser un país –el nuestro– situado en posiciones diametralmente opuestas a la conseguida por Indra. ¿Dónde ha estado y está el gran secreto? Es fácil: en haber tenido una estrategia clara desde el principio; sin improvisaciones; sin cambios estratégicos carentes de sentido; en creer en la tecnología como fuente de riqueza para un país; en apostar por el talento; en asumir riesgos. En definitiva, Indra se ha convertido en un ejemplo para todos, ya que ha sido capaz de transmitir una credibilidad que muy pocas organizaciones –tanto españolas como extranjeras– han conseguido.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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