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Falta espacio para los datos

El problema permanente

Los directores de Sistemas de Información, bajo una presión creciente por reducir gastos, no pueden permitirse tener enormes cantidades de espacio no utilizado en discos o en cintas, ni contratar a una multitud de nuevos especialistas en gestión de almacenamiento.
La situación ya es de por sí bastante mala en un entorno mainframe, con sólo un sistema operativo y uno o dos tipos de almacenamiento físico, pero se hace mucho más complicada en un sistema de almacenamiento en red con conjuntos de discos, switches, adaptadores de bus de host y sistemas operativos de servidor procedentes de una multitud de empresas diferentes.

Los usuarios están presionando a las empresas vendedoras demandando herramientas capaces de gestionar hardware y software de almacenamiento de datos procedente de múltiples vendedores. Y también desean herramientas que puedan trabajar unas con otras y con frameworks de gestión más amplios, para obtener el máximo espacio de los recursos de almacenamiento. Las empresas que tienen en funcionamiento sistemas distribuidos como Unix o Windows gestionan con frecuencia la misma cantidad de datos que antes solía encontrarse sólo en un mainframe. Sin embargo, en un entorno distribuido, carecen de las sofisticadas herramientas de gestión de datos que permiten a los directores de sistemas mainframe predecir y monitorizar el aumento del almacenamiento para utilizar de forma óptima su espacio en discos.
Debido a la falta de herramientas potentes para múltiples plataformas, los directores de Sistemas tienen que gastar un dinero adicional para adquirir, ofrecer soporte técnico y monitorizar múltiples herramientas de control del almacenamiento para diferentes tipos de aplicaciones, hardware de almacenamiento o sistemas operativos de servidor. Y también es más difícil para ellos configurar su almacenamiento para aumentar al máximo su fiabilidad, rendimiento y tolerancia a fallos.
Y posiblemente lo peor de todo es que las empresas terminan comprando nuevo y costoso hardware de almacenamiento mientras queda espacio sin utilizar en las unidades de discos actuales, al no disponer de una forma fácil de encontrar el espacio no utilizado y transferir datos a él. En realidad, evitar el coste de comprar nuevo hardware de almacenamiento es el mayor éxito de la utilización de una herramienta de gestión del almacenamiento.

Niveles de gestión
La gestión del almacenamiento es una práctica que consiste en optimizar la forma en que los datos son distribuidos entre unidades de cinta o discos para que puedan ser almacenados y extraídos de la manera más económica posible, manteniéndolos seguros y en forma de reserva o backup para el caso de un posible fallo del sistema.
La gestión del almacenamiento puede dividirse en diferentes niveles de capacidades, desde la menos a la más complicada. El primer nivel es la Gestión de Recursos de Almacenamiento o SRM (Storage Resource Management). A este nivel, las herramientas simplemente mantienen un “mapa” de los dispositivos de almacenamiento físicos y lógicos existentes y muestran la forma en que están siendo utilizados. Aunque la gestión SRM ha alcanzado bastante madurez en entornos mainframe, en el mundo distribuido de Unix y Windows se encuentra aún en su infancia.
Las herramientas del segundo nivel realizan la gestión de datos, lo cual significa mantener los datos seguros y disponibles, e incluyen capacidades comunes como las de backup, replicación y restauración de datos. Las herramientas de esta categoría son las de mayor madurez de cualquiera de los cuatro niveles.
La gestión de redes de almacenamiento ocupa el tercer nivel y, como implica su nombre, incluye la identificación y monitorización del rendimiento de los componentes en una red de almacenamiento, como los concentradores o “hubs”, conmutadores, discos o conjuntos de discos basados en host.
Las herramientas de esta categoría pueden también suministrar información sobre el rendimiento de esos componentes, y poseen cierta capacidad rudimentaria de optimizar y poner a punto su rendimiento.
El cuarto nivel es el de la virtualización del almacenamiento, es decir, la capacidad de tratar cierto número de dispositivos de almacenamiento físico como una única unidad lógica. Aunque esta capacidad está ampliamente disponible en el mundo mainframe, ha comenzado a aparecer en los últimos meses también en el mundo de los sistemas abiertos.
Y para complicar aún más las cosas, algunas empresas vendedoras desean realizar también gestión del almacenamiento en el servidor; otros lo desean en la “nube” de la red de área de almacenamiento o SAN (Storage Area Network), y aún otros más al nivel del almacenamiento de datos individual. Idealmente, la gestión del almacenamiento debe abarcar también diferentes tipos de almacenamiento, desde redes SAN, pasando por el almacenamiento conectado a la red hasta almacenamiento conectado directamente dentro de servidores a JBOD (un grupo de discos) enlazado con servidores a través de conexiones SCSI.

Reglas
Incluso más importante que disponer de un potente sistema de gestión de almacenamiento es tener un motor de reglas centralizado para almacenar y gestionar las reglas bajo las que se administrará el almacenamiento en toda la empresa. Por ejemplo, esas reglas podrían permitir a una empresa decidir cuánto espacio de almacenamiento podría consumir una aplicación de contabilidad en comparación con su sistemas ERP de recursos de empresa, y decidir en qué punto los datos de cada aplicación serían transferidos del almacenamiento en discos a unidades de cinta.
Aunque no existe aún un motor así, los componentes existentes en cada uno de los cuatro niveles tienen cierto parecido a motores de reglas que los responsables de almacenamiento de datos podrían comenzar a utilizar.
Más allá de herramientas específicas o incluso normas o políticas específicas, es imprescindible un enfoque disciplinado al almacenamiento de datos. Esto significa no sólo añadir nuevo almacenamiento a discreción al explosionar la demanda, sino también decidir qué datos son más importantes y asignar gastos e inversiones en almacenamiento en consecuencia. Aunque eso requiere más trabajo, contribuye a aumentar la efectividad operacional, a reducir riesgos y a evitar costes innecesarios.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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