Fábricas en Taiwan
Las noticias que llegan sobre los efectos del terremoto de Taiwan dibujan el panorama general de la industria de componentes informáticos, pero no descienden a la pormenorización por fábricas, ni al detalle de los daños. Porque, cabe suponer que, así como algunas podrían haber quedado en un estado muy lamentable, otras, sin embargo, quizás se hayan encontrado en disposición de reanudar en seguida la actividad laboral, llegando pronto a los niveles normales de producción. Por lo tanto, dependiendo del grado de deterioro sufrido por cada fabricante, se derivará el negativo impacto que sufrirán las compañías de nuestro sector. Ya que, por la tradicional manera de llevar las relaciones comerciales los fabricantes y sus empresas clientes, normalmente los contratos se realizan bajo previsiones de suministro y, bajo pedido, por parte de las compañías que se dedican al modelo de venta directa, por lo que, estando claro que serán éstas últimas las que tendrían que sufrir las peores consecuencias, tanto en un grupo como en otro la importancia del impacto adverso dependerá del estado en el que se encuentren las fábricas que son sus habituales proveedores. El tiempo que tarden en recuperar los índices normales de producción y suministro, marcará indefectiblemente las pautas comerciales a seguir por cada una de las compañías que trabajan el segmento del PC.
Los usuarios que tienen la posibilidad de adelantar o retrasar en unos meses sus operaciones de compra de equipos de microinformática, son los más dubitativos en éstos momentos. Tienen razones de peso para justificar su incertidumbre, basadas en probables incrementos de precios generalizados ya que, supuestamente, además de contemplarlos aquellas compañías seriamente afectadas, también encontrarían motivos para aprovechar la oportunidad, las que tuvieron mejor suerte. Por lo sucedido en Taiwan, no resultaría aventurado pensar que el problema podría presentarse aquí en uno o dos meses, después que las compañías liquidasen sus actuales inventarios y tuvieran necesidad de continuar su programa de aprovisionamiento. Llevarán la iniciativa las compañías más afectadas -las de venta directa y clónicos- y, aprovechando la coyuntura, serán pocas las que se resistan a recuperar, al menos, parte de los beneficios que han venido dejando en el camino por la feroz competencia, y la exigencia creciente de los usuarios.