Expectación en el mercado de servicios informáticos

Dos noticias, una referida a la Comunidad Autónoma de Madrid y otra al Ayuntamiento de la capital, han alertado, por motivos diferentes, a las empresas de servicios de nuestro sector. En la primera -según la viceconsejera de la Presidencia- se anuncia la intención de suprimir al máximo las contrataciones de asistencias técnicas. Por lo que respecta a la segunda, existe el propósito de privatizar el Centro Informático Municipal (CEMI) porque su coste asciende a unos 2.500 millones de pesetas al año. Ambos casos, todavía sin rebasar la fase intencional, merecen ser tomados con cautela, por si fueran auspiciados exclusivamente por antagonismos políticos u obedecieran a reacciones basadas en consejos de personas interesadas.

Es axiomático que la superación de la crisis que asoló todo el tejido empresarial pero que tuvo especial dureza en las compañías del sector informático ha obligado a las empresas a replantearse objetivos, modificar estructuras y reajustar plantillas. Se jugaban la supervivencia y, con más o menos dureza, pero con muchos sacrificios, han pasado por esa especie de horcas caudinas que les imponía la adecuación a la realidad de las exigencias del mercado. Por lo tanto, aunque sea en otro rango, pero inevitablemente contagiados por la ola de austeridad proveniente del sector privado, en el Sector Público también empiezan a estar imbuidos de la necesidad de reducir costes y racionalizar funciones conforme cambian los equipos de gobierno de los diversos entes u organismos. Pero la evolución o transformación debe cimentarse en criterios posibilistas y no en argumentaciones tendenciosas que rocen la demagogia.

Las asistencias técnicas en el campo informático han sido, son y serán, necesarias. Y prueba elocuente de ello es la existencia de empresas de servicios en nuestro sector que, con el tiempo, han ido incorporándose a esta actividad, incluso, grandes suministradores. Por lo tanto, plantear la persecución de las asistencias técnicas porque subvierten la deseable y pacífica convivencia, al comprobar los funcionarios que los temporales compañeros de trabajo perciben retribuciones dos o tres veces superiores a las suyas, es fijar la atención en un extremo del abanico de observaciones.

La asistencia técnica en informática es, por necesaria, tan insoslayable que, desde el punto de vista del usuario, lo que tiene que anhelar es que abunden las empresas que la realizan, para que exista competencia y disponga de facilidades para elegir convenientemente. No hay que olvidar que la asistencia técnica es una de las claves para el correcto funcionamiento de cualquier compañía, además de ser un elemento básico en posibilitar la máxima rentabilidad de cualquier instalación informática.

El otro foco de atención de las empresas de servicios de nuestro sector, es la hipotética privatización del CEMI ¿Basada en el coste anual? Para llegar a la conclusión de que 2.500 millones de pesetas al año es un precio demasiado alto para lo que hace el Centro, alguien, que entienda, ha tenido que hacer la evaluación. ¿Asépticamente? ¿Ha pensado en las medidas a adoptar con las, aproximadamente, 250 personas que componen la plantilla? Este podría ser el meollo de la cuestión si se decidiesen a contratar la gestión informática con una empresa externa porque, la plantilla, tendrá mucho que decir. Tanto que hasta cabría la posibilidad de crear una empresa y ofertar más barato que nadie, porque conocen al detalle las tareas que se realizan. Además, tampoco habría motivos para increparles si rebajan sustancialmente el coste de la gestión del Centro porque siempre encontrarán razones para defenderse, basándose en servidumbres de la propia organización, o en la subordinación a personas que distorsionaban los trabajos y los alargaban incomprensiblemente.

Aparentemente, el CEMI parece un caso típico para ser abordado por el outsourcing. Las empresas que prestan este tipo de servicios deberían estar atentas. Bien solas, o en Unión Temporal de Empresas, los 2.500 millones de pesetas desafían a la imaginación para presentar soluciones alternativas. Sobre todo en un momento en el que no pocas de las grandes empresas nacionales están apostando por la gestión de todo su departamento informático a través de una empresa externa. Pero también es verdad que desde fuera de nuestro país llegan informaciones que cuestionan la rentabilidad del outsourcing. Pero también es evidente que aquí pueden encontrarse referencias que demuestran, con hechos, el porqué es ventajoso confiar en esta solución ¿La estudiará el CEMI?

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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