EuroCiti: la voz del pueblo
Indra desarrolla un proyecto de televotación y teleconsulta
Empresas, universidades y ayuntamientos se han embarcado en un proyecto por el que las corporaciones locales podrán saber lo que piensan sus vecinos, consiguiendo ciudadanos más participativos e involucrados en la vida de su ciudad. Euro Citi puede utilizarse en teleconsulta local o en consultas de redes de ciudades europeas, con diferentes idiomas y perfiles de ciudadanos, permitiendo combinar las respuestas de la forma adecuada al análisis requerido. El resultado ha sido probado en los ayuntamientos de Barcelona, Londres (Brent) y Atenas, quienes han contribuido a la definición y uso de la herramienta.
Según Gema López, miembro de la unidad de e-business de Indra y gestora del proyecto, “el objetivo de este proyecto es el diseño de una plataforma que permita crear y explorar las posibilidades de democracia electrónica. Ver cómo las corporaciones locales pueden conocer la opinión de los ciudadanos a través de una herramienta de fácil uso”. Para lograrlo, se encuentra estructurado en tres grandes modalidades: televoto, teleconsulta y foros electrónicos.
La teleconsulta es la que mayor tratamiento ha requerido debido a su complejidad, pues se trata de un programa de encuestas con múltiples posibilidades, con respuestas condicionadas. La aplicación de televoto se ha gestado en Grecia, quedando bajo la responsabilidad española, el desarrollo de la teleconsulta.
Además de las funcionalidades de votación y consulta, la solución ha supuesto el desarrollo de la herramienta que configura las encuestas, analiza las respuestas, permitiendo cruzar por sexo, edad, nacionalidad, o formación de los encuestados. Tres ejes han centrado el desarrollo de Euro Citi: facilidad de uso, tecnología sencilla basada en Internet y solución económica. Su adopción no implica grandes implantaciones, ni complejas instalaciones de software, ni formación de operadores para desarrollar las encuestas, ni nada parecido.
De entre las múltiples aplicaciones de Euro Citi en los ámbitos locales, José Antonio Ochoa, gerente de la unidad e-business de Indra, destaca el esclarecimiento de la opinión de la ciudadanía. Con este proyecto se contribuye a asentar los pilares del e-government aunque no esté claro el uso que de la información recopilada haga el Ayuntamiento, puede considerarla o desestimarla. Sin embargo, Gema López insiste en la buena acogida de la solución, destacando que “los involucrados en el proyecto lo han hecho con entusiamo”.
De cara a la ciudadanía, el atractivo de este proyecto reside en que se oiga su voz, que se les escuche y estar más cerca de su Administración. En el extremo opuesto se encuentra el anonimato como barrera para participar en la e-democracia. Quizás por una creencia errónea pues, en democracia no son importantes los nombres y apellidos. “Lo significativo no es quién dice qué, sino cuántos lo han dicho”, sentencia Ochoa.
Por su parte, los responsables del proyecto apunta hacia la formación como un gran hándicap. “La única traba con la que nos hemos encontrado es el manejo de tecnologías a las que los usuarios no están acostumbrados. Pero, cuanto más sencillo sea el acceso, mayor será la participación. Cuánto más estandarizados se encuentren los certificados, menor reparo supondrá para los usuarios”, afirma López.
La democracia electrónica no es una cuestión de servicio o plataforma de tecnologías, sino de infraestructuras. El grado de penetración de tecnologías en los ciudadanos condicionará el uso de aplicaciones como ésta.
Barcelona pionera en España
El Ayuntamiento de Barcelona ha puesto en marcha un piloto en el distrito de Sant Monjüic, en Poble Sec. Un total de 400 ciudadanos fueron seleccionados para participar en un sistema de consulta cuyos resultados fueron revertidos en el propio proyecto. Preguntándoles acerca de si este tipo de servicios les convertiría en ciudadanos más activo, el 38% de los mismos contestó que sí, otro 54% probablemente sí. El 92% es un porcentaje más que significativo para conocer su predisposición a utilizar el servicio. Adicionalmente se les cuestionó acerca de la utilidad de este servicio y en qué medida contribuirá a incrementar la influencia de los ciudadanos en las administraciones locales. Las respuestas también fueron en este caso positivas: el 33% cree que sí influirá en las decisiones y el 42% que probablemente sí, frente a un 21% de escépticos y otro 4% que no cree que sirva para influir en decisiones políticas.
Poble Sec también sirvió de escenario para las pruebas de los sistemas de seguridad, a base de certificados o smart cards, dotándose a los participantes de un dispositivo que, conectado al PC, permite introducir su tarjeta electrónica e indentificarse como votantes.
Una de las conclusiones del piloto catalán es el temor a posibles represalias. Cuestionados acerca de la importancia por el anonimato en los servicios de televoto, el 57% de los encuestados lo consideraba crítico y el 27% importante. Como respuesta a este temor, la solución contempla votaciones abiertas pero anónimas. A este respecto, los desarrolladores destacan la trasparencia de la herramienta, “que no ofrezca ninguna complicación al usuario para evitar así su inhibición”, señala Gema López.
Como elementos de seguridad pueden emplearse certificados o plataformas y es que, se han contemplado todas las opciones para configurar una herramienta con la que los usuarios se sientan cómodos y protegidos. El resultado es una VRL que se conecta a Internet desde el ordenador, un teléfono Wap, o cualquier quiosco interactivo colocado en lugares estratégicos.
La infraestructura que requiere un Ayuntamiento para ejecutar la solución es bien sencilla. Se trata de un JSP servidor y base de datos SQL Server. Euro Citi funciona con Apache y Tomcas, sobre sistema operativo Solaris o Linux, entre otros. Para identificar a los votantes, el Consistorio debe contar con un LDAP, estructura de directorio con los datos de usuario y su clave asignada, para permitir la identificación individual y que se asocie un nombre con una votación.