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La robótica avanza en España, pero escasean las aplicaciones prácticas

Muchas creaciones literarias y cinematográficas muestran la obsesión humana por ampliar los límites de su naturaleza, extendiendo sus capacidades a las máquinas, a las que dota cada vez más de mayor destreza física e inteligencia. Sin embargo, la robótica, muy avanzada en EE.UU. y Japón, se enfrenta en España con grandes dificultades de financiación y escasa aplicación práctica de las investigaciones. A pesar de ello, este campo avanza gracias al esfuerzo de numerosos científicos y aficionados al mundo, ahora tan en boga, de C-3PO y R2-D2.

Desde que nació en los años setenta, la robótica ha ido avanzando sin parar al hilo de los desarrollos producidos especialmente en uno de sus pilares: las Tecnologías de la Información (TI). De hecho, esta técnica está ya muy desarrollada en lo que respecta al área industrial, en concreto en aspectos como el control de maquinaria y automatización de equipos. Así lo afirma Pablo González, director del Instituto de Automática Industrial del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), institución que, junto a Robotics Lab de la Universidad Carlos-III de Madrid, el Centro de Astrobiología del INTA (Instituto Nacional de Transportes Aéreos), el Instituto Andaluz de Automática Avanzada y Robótica, la Red Valenciana de Investigación en Robótica y el Grupo de Robótica de la UPC, destaca por su labor en el desarrollo de este campo en nuestro país. González apunta que mientras la investigación en la aplicación industrial de la robótica está muy limitada, pues se ha avanzado mucho en ella, lo que despunta ahora es la aplicación de los robots al ámbito de los servicios: “Que éstos no lleven a cabo tareas repetitivas, como los industriales, sino que suplan con sus prestaciones las deficiencias de los humanos o realicen tareas que éstos no pueden hacer por peligrosidad u otros motivos”.

Robots móviles
Los robots móviles, capaces de trasladarse de un sitio a otro mediante ruedas o patas, acaparan hoy en día los esfuerzos de los investigadores. Pero, ¿por qué este auge por este tipo de robots? “Por su utilidad –apunta el investigador del CSIC–. Los robots con ruedas pueden sortear baches y son muy útiles para trabajar en terrenos donde los humanos no pueden”. Además, éstos tienen otra aplicación muy útil: ser guía de museos, pues incorporan detectores de movilidad para no chocarse con los visitantes. “Asimismo, incorporan cámaras de visión para realizar proyecciones sobre las obras, etc.”, explica González, que revela que la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) trabaja en un proyecto similar.
En cuanto a los robots con patas, que emulan el comportamiento humano y animal, éstos destacan por otras ventajas: “No necesitan un terreno continuo para desplazarse como los de ruedas, lo que les permite superar obstáculos, caminar por terrenos blandos, subir escaleras…, las ventajas que aporta un animal frente a un vehículo. Sus inconvenientes son dos: que con las patas no se iguala la velocidad de la rueda y su mayor complejidad”.
Las aplicaciones potenciales de estos robots son muchas, siempre que la velocidad no sea indispensable. Pueden desplazarse por zonas contaminadas o peligrosas para el hombre, como los territorios sembrados de minas anti-personas: “Aún no hay ninguna aplicación comercializada, pero en el CSIC trabajamos en esta aplicación, contando ya con los robots Silo 4 y Silo 6, de cuatro y seis patas”.
Asimismo, los robots llamados “de servicio” tienen aplicaciones claras en las empresas. Por ejemplo, para ayudar a los operarios de la construcción a acarrear cargas de más de 65 kg.

El reto: llevar la investigación a la aplicación práctica
El problema al que se enfrentan los investigadores es llevar sus desarrollos a la aplicación práctica. “Nuestra idea con nuestros robots con patas es que cuando tengamos un prototipo mejorado haya una empresa interesada en comercializarlo –apunta González–. Sin embargo, éste es el gran handicap al que nos enfrentamos en España, pues, aunque nuestras investigaciones están al mismo nivel que las de los países europeos (EE.UU. y Japón nos superan a todos con creces) éstas siempre se quedan en prototipos y nunca se llegan a comercializar, como sí ocurre en Francia y Alemania”. El responsable del CSIC asegura que esto se debe a una razón cultural de empresa: “El empresario español sólo quiere ganancias inmediatas”.
En opinión de Alejandro Alonso-Puig, experto en robótica, además de coordinador del área de robótica del evento de informática Campus Party 2005 y creador del robot con patas Melanie, que obtuvo el primer premio en la prueba libre del Concurso Nacional de Robótica Hispabot 2004: “España está llevando a cabo interesantes avances en robótica móvil. A pesar de ello, nuestro país se encuentra distante del nivel tecnológico de otros, debido a la falta de inversión en el sector”.
Alonso-Puig afirma que ocurre al contrario en países como EE.UU., que promociona de forma espectacular la robótica: “Desde la edad escolar los alumnos tienen asignaturas en las que desarrollan sencillos robots, normalmente subvencionados por el gobierno y las empresas desarrolladoras de robots educativos”. En Japón, líder mundial en robótica con patas, “ésta no sólo es un área de desarrollo prioritaria para su gobierno, sino también de competencia entre sus empresas. Algunas como Sony, Honda, Toyota o Kawada muestran cada pocos meses sus impresionantes logros tecnológicos que asombran al mundo entero”. La última en hacerlo ha sido Toshiba, con un prototipo de robot niñera.

Europa, a la zaga
Según el experto, aunque Europa avanza con firmeza en este campo, tiene el problema de que cada país lleva a cabo sus investigaciones de forma aislada y con presupuestos locales, “aunque ya hay congresos científicos que tratan de romper esas fronteras y promover una comunidad científica internacional”. En España lo que sucede es que, como anticipaba González, hay pocas empresas dedicadas a la robótica aplicada. “Las investigaciones se realizan en centros de investigación estatales sin materializarse en productos comerciales –señala Alonso-Puig–. Y las pocas empresas que hay se dedican a comercializar robots industriales, como Fanuc Robotics Ibérica, Robotica 2000 o Sertec, o a la venta de pequeños robots de aprendizaje, como Microsystems Engineering, Super­Robótica, Microlog o Didatec. Así, la mayoría de robots utilizados en nuestro país se importan, como ocurre con casi todos los utilizados en el tratamiento de explosivos, importándose a empresas como la alemana Telerob”.

Un negocio apetitoso
Lo cierto es que la robótica acapara cada día más interés mediático. Además de por sus útiles aplicaciones, que van desde el entretenimiento, hasta la realización de tareas domésticas, pasando por la cirugía o la desactivación de explosivos o inspección en ambientes hostiles, se trata de un negocio suculento. Según Alonso-Puig, las áreas en las que se espera mayor crecimiento comercial son las de robótica personal y de servicios, llegando en 2010 a generar el doble de bene

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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