El problema de la formación en entornos cliente/servidor

Recomendaciones para los MIS

Pasar al mundo del proceso cliente/servidor no es nada fácil. Los directores de informática tienen que decidir sobre intrincadas cuestiones de plataformas de hardware, herramientas de desarrollo y desarrollo de aplicaciones. Esto es suficiente para mantener ocupado a cualquier departamento informático de una empresa, pero hay otra cuestión igualmente importante que requiere cierta planificación a nivel directivo: la formación del personal.

Además de cambiar la forma en que una compañía realiza sus procesos informáticos, el paso al entorno cliente/servidor cambia también la forma en que trabajan las personas. Así, por ejemplo, muchas veces se espera que los programadores desarrollen de repente aplicaciones en lenguaje C++ en lugar de Cobol, y los usuarios finales se ven enfrentados a pantallas gráficas y a nuevos métodos de acceder a los datos y utilizarlos. Obviamente, se requiere una formación con cierta profundidad para preparar a los empleados para este mundo nuevo y difícil.

Aunque las empresas no disponen de ninguna Universidad Cliente/Servidor en la que matricularse, están disponibles numerosas opciones o posibilidades de formación para aprender lo relativo a estas cuestiones.

Sin embargo, las empresas deberán esquivar numerosos problemas antes de poder siquiera poner el pie en esta área de enseñanza. Por lo general, la resistencia por parte de los futuros alumnos da lugar a algunas dificultades. Parte de esta actitud parece ser inevitable debido a los cambios de cultura originados por el paso al proceso cliente/servidor. Los técnicos informáticos cuya única preocupación estaba en controlar los datos procedentes del mainframe, podrían sentirse deficientemente equipados para enfrentarse a los problemas de hardware, desarrollo de software y proceso en red inherentes al mundo del PC, al que son ajenos.

Las compañías pueden responder a esta problemática presentando el paso al proceso cliente/servidor como una oportunidad para que los empleados adquieran nuevos conocimientos, en lugar de considerarlo como una imposición para ponerse al día en la nueva tecnología o abandonar la empresa. Hay que convencer al personal sobre cuál es motivo para cambiar; compartir los problemas con los empleados. No mantenerlos a oscuras.

Con resistencia o sin ella, las empresas se enfrentan también al problema de saber en qué medida necesitarán cambiar sus métodos y actividades de proceso. Por ejemplo, pasar de una programación basada en procedimientos a una programación determinada por eventos es una operación llena de dificultades. La cuestión está en el cambio de actitud sobre la forma de resolver el problema; la programación controlada por eventos requiere una actitud mental completamente diferente por parte del programador.

El nivel de dificultad en el reciclaje de programadores de mainframes y de aplicaciones basadas en el uso de procedimientos, ha hecho que muchas firmas consideren al menos la posibilidad de comenzar desde cero con nuevo personal de desarrollo. Estas personas podrían verse aún más desasistidas en su actitud a la vista de los datos de un reciente estudio de la consultora Forrester Research, que sitúa el costo de formación de desarrolladores para aplicaciones en áreas comerciales específicas en 25.000 dólares al año. (Los costos son mayores para quienes se ocupan en crear la infraestructura de proceso central, e inferior para los administradores de redes LAN y de sistemas). Sin embargo, una renovación completa del personal informático podría ser un enfoque con muy poca visión de futuro. Los departamentos de desarrollo internos tienen ya un conocimiento íntimo de las aplicaciones desarrolladas anteriormente y es probable que sepan tanto como cualquier otro en la empresa sobre las necesidades del usuario final en el área comercial. Por otra parte, muchos miembros del equipo informático están deseosos de aprender todo lo relativo a la tecnología cliente/servidor, sabiendo perfectamente que se trata de la tecnología del futuro. Los directores de informática deberán identificar quiénes son estas personas, cuáles son sus capacidades, y qué necesitan aprender para ser productivos en el contexto cliente/servidor, y después entrenarlos para reposicionarlos en el nuevo mundo.

Los empleados que expresan interés en trabajar con bases de datos necesitarán recibir formación en bases de datos y servidores. Los desarrolladores que posean importantes capacidades en el área comercial y en relaciones interpersonales podrían ser asignados para trabajar en las herramientas front-end de interface GUI (Graphical User Interface), ya que de esa forma estarán actuando interactivamente con los usuarios finales. Los miembros del departamento con background técnico deberán ser preparados para trabajar en la integración de la base de datos, los interfaces GUI y otros componentes de sistema, con el fin de establecer una arquitectura adecuada para el funcionamiento del sistema.

El último paso resulta especialmente difícil. Andersen Consulting calcula que una compañía que esté en busca de un diseño de sistema abierto dispone de aproximadamente 6.000 combinaciones posibles de hardware, sistemas operativos, interfaces GUI y otras cosas. También es importante en esta etapa identificar un equipo piloto al que se formará en primer lugar. Estos pioneros, repartidos por la empresa, pueden contribuir a la formación de otros desarrolladores al ser asignados a nuevos cargos, haciendo que el proceso de formación sea evolutivo.

Formación cliente/servidor

Antes de enviar a clase a los desarrolladores de aplicaciones, los directores de informática y los ejecutivos de la compañía, podrían beneficiarse en asistir ellos mismos a clase si no disponen de un conocimiento fuerte sobre las cuestiones básicas de la tecnología cliente/servidor. La única forma de hacer que todo funcione conjuntamente es estableciendo sobre una base firme la metodología.

Una vez que se dispone de una visión firme y clara de la situación, las compañías pueden sin embargo verse enfrentadas a cuestiones tales como si resulta conveniente enviar al equipo de desarrollo de bases de datos a un curso sobre el SQL Server o sobre Oracle. Puede haber cientos de cursos disponibles, pero debido a lo reciente de la tecnología misma, no existe un plan de actuación firme a seguir. No existe verdadera claridad sobre lo que los técnicos necesitan aprender.

Analizar las posibilidades de compra de los programas de formación autorizados por vendedores puede ser una buena forma de iniciar las actividades de formación, simplemente porque están ampliamente disponibles y ofrecen la seguridad de que los instructores han superado con éxito una rigurosa serie de tests de suficiencia en el área temática elegida. El inconveniente de este tipo de formación es que está centrado en un producto o en un conjunto de productos específicos de un vendedor, y muchas de las implementaciones cliente/servidor van a utilizar múltiples vendedores y productos.

Tanto si las compañías se adhieren a una organización autorizada por un vendedor, consultor, o una empresa de formación independiente, elegir al responsable de la formación se convierte, lo mismo que en cualquier otra compra, en una cuestión fundamental. Como parte del proceso de evaluación, debe solicitarse un capítulo del curso cuya compra se está considerando, para su análisis en profundidad. También es aconsejable obtener un perfil del instructor, ya que puede existir una amplia variedad de experiencias y capacidades entre los miembros de la compañía. Es recomendable llevar la actividad exploratoria un paso más allá, asistiendo a una clase durante un día y observando lo siguiente: ¿Están hablando de una forma que yo pueda comprender?

En el recorrido para analizar la posible compra deberá tenerse en cuenta también el formato que se desea adquirir para la formación. La formaci

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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