El Portal de la Administración
El ministro de Administraciones Públicas ha dado recientemente una conferencia en el Club Siglo XXI sobre “Administraciones Públicas para un nuevo siglo”, y en ese marco anunció que el Portal Unico de las Administraciones será una realidad antes de finalizar el próximo mes de junio, con la intención de que, con anterioridad a la finalización de la presente legislatura, el ciudadano pueda acceder a todos los servicios. Esta es una de las acciones consideradas emblemáticas en el Plan Info XXI, para un plazo de ejecución del 2001 al 2003, con presupuesto de 1.013 millones de pesetas. Este hecho obliga a recordar lo dicho hace muy pocos meses desde la cúpula de ASTIC (Asociación Profesional del Cuerpo de Sistemas y Tecnologías de la Información de la Administración del Estado), en los siguientes términos: “Pedimos al Gobierno y a la Administración ambición a la hora de pensar y desarrollar su estrategia en relación con la Sociedad de la Información. No es posible que el Reino Unido anuncie un portal de servicios para la Administración Pública con un coste de 600.000 millones de pesetas, que permitirá a los ciudadanos británicos realizar sus gestiones con la Administración electrónicamente para el año 2003 y, como medida parecida, el Ministerio de Administraciones Públicas anuncie un portal de la Administración española por valor de 1.000 millones de pesetas”.
Siendo la diferencia entre el presupuesto británico y español verdaderamente abismal, inevitablemente hay que pensar que los objetivos que se pretenden cubrir en cada caso serán muy desproporcionados. En buena lógica, los británicos habrán llegado a la cifra reseñada sumando todas las inversiones imprescindibles para culminar con garantías de éxito un ambicioso proyecto. Pero, antes de abordar la parte final de valoraciones y cuantificaciones, habrán realizado múltiples reuniones debatiendo ideas y estudios; aportando y depurando información; y fijando claramente competencias para evitar en cualquier caso las interferencias. Ante ésta referencia tan importante y significativa, harían bien los responsables del Portal Unico del ministerio de Administraciones Públicas de requerir información sobre la génesis y situación actual del portal británico, porque posiblemente les podría aportar un cúmulo de ideas aprovechables -para adoptar algunas pautas, y definir los caminos que no conviniera seguir, pues de todo podría haber- susceptibles de ser analizadas. Haciendo abstracción del presupuesto británico, sí parece necesario que el Ministerio de Ciencia y Tecnología, por ejemplo, actúe de coordinador de todas las iniciativas de portales en el ámbito de la Administración General del Estado, para orientar, asesorar, y evitar redundancias. Respecto a los presupuestos, que sean los indispensables para hacerlo bien.
Siendo la diferencia entre el presupuesto británico y español verdaderamente abismal, inevitablemente hay que pensar que los objetivos que se pretenden cubrir en cada caso serán muy desproporcionados. En buena lógica, los británicos habrán llegado a la cifra reseñada sumando todas las inversiones imprescindibles para culminar con garantías de éxito un ambicioso proyecto. Pero, antes de abordar la parte final de valoraciones y cuantificaciones, habrán realizado múltiples reuniones debatiendo ideas y estudios; aportando y depurando información; y fijando claramente competencias para evitar en cualquier caso las interferencias. Ante ésta referencia tan importante y significativa, harían bien los responsables del Portal Unico del ministerio de Administraciones Públicas de requerir información sobre la génesis y situación actual del portal británico, porque posiblemente les podría aportar un cúmulo de ideas aprovechables -para adoptar algunas pautas, y definir los caminos que no conviniera seguir, pues de todo podría haber- susceptibles de ser analizadas. Haciendo abstracción del presupuesto británico, sí parece necesario que el Ministerio de Ciencia y Tecnología, por ejemplo, actúe de coordinador de todas las iniciativas de portales en el ámbito de la Administración General del Estado, para orientar, asesorar, y evitar redundancias. Respecto a los presupuestos, que sean los indispensables para hacerlo bien.
