El Plan DIAS: ¿locura o sensatez?

Crónica histórica de un ambicioso proyecto

Uno de los proyectos de informatización de la Administración Pública Española quizás más injustamente criticados en los últimos años ha sido el Plan DIAS (Plan Director para Estandarizar y Normalizar la Dotación Informática de las Areas Sanitarias). Este artículo pretende salir en defensa de dicho proyecto, analizando de una forma lo más objetiva posible cuales fueron sus defectos, cuales sus virtudes y por último el estado actual de dicho proyecto.

El plan DIAS fue concebido por la dirección del INSALUD allá por el año 1988, como un plan integral para dotar de sistemas de información a toda la red asistencial del INSALUD, incluyendo todos los Hospitales y los Centros de Asistencia Primaria.

Desde el punto de vista de las tecnologías de la información, los objetivos que se fijaron resultaban para aquel año realmente ambiciosos. Se trataba de informatizar los centros de asistencia primaria y cerca de 100 hospitales dependientes del INSALUD repartidos por toda la geografía nacional, utilizando sistemas abiertos (Unix y MS-DOS) y desarrollar todo el software necesario utilizando bases de datos relacionales y lenguajes de cuarta generación. Es decir, utilizando la herramienta más abierta y estándar de la tecnología de aquel momento.

El plan no sólo resultaba ambicioso por tratar de utilizar la tecnología más avanzada, sino también por otros motivos. El primero de ellos, intentar mecanizar tanto la gestión administrativa como la gestión asistencial de los hospitales en un plazo de dos años. El segundo, enfrentarse a uno de los problemas que más difícil podía hacer la implantación del proyecto; el casi nulo nivel de mecanización que existía en el momento de lanzar el plan en todos los centros dependientes del INSALUD. Por tanto, el proyecto tenía que ir acompañado de un plan de formación muy importante a personal no especializado, ni en informática, ni en el uso de la misma, e incluso reacio en un alto porcentaje.

Este bajísimo nivel de mecanización tenía sin embargo una gran ventaja: no sería necesario luchar contra culturas de informatización ya existentes en distintos centros. Otra gran ventaja del estado en que se encontraba la informática sanitaria en aquel momento, era el altísimo grado de homogeneización que se podría alcanzar con el proyecto, en lo referente, no sólo a sistemas de información sanitaria, sino también a normalización de gestión y procedimientos en toda la red hospitalaria pública dependiente del INSALUD.

Lo ambicioso del plan y su carácter vanguardista levantaron ampollas muy rápidamente. Los enemigos del Unix, que por aquel entonces eran muy poderosos y se contaban a cientos, comenzaron a hacer una durísima crítica al plan y a tachar de locos a sus promotores. A pesar de todas estas críticas, aquellos locos pusieron en marcha su proyecto por medio de dos concursos, uno para la asistencia primaria y otro para la asistencia hospitalaria.

La asistencia primaria paso considerablemente desapercibida, pero después de la adjudicación del concurso de la hospitalaria (aproximadamente en febrero de 1990) los responsables recibieron críticas muy duras en casi todas las revistas especializadas, e incluso hubo varias decenas de consultas parlamentarias, lo cual resultaba en cierta medida asombroso para un concurso de menos de 3.000 millones de pesetas en alquiler a tres años y que fue adjudicado a una UTE (Unión Temporal de Empresas) compuesta por tres multinacionales del hardware y dos compañías españolas, una de hardware y otra de servicios.

Lo asombroso del caso era que el precio al que se conseguía arrancar la informática de 100 hospitales representaba mucho menos de la mitad de lo que eran los estándares del mercado del momento. Para que se hagan Vds. una idea, un hospital de 200 camas tiene un presupuesto anual de alrededor de 4.000 millones de pesetas al año y su inversión en sistemas de información (una vez arrancado el sistema) debería ser de entre un 1 y un 1,5% de su presupuesto. Por lo tanto, el Plan DIAS invertiría, en el arranque de los sistemas de información de todos sus hospitales, en tres años lo que habría gastado en un sólo año (siendo muy optimistas) de acometer la informatización de los hospitales de cualquier otra forma.

Implementación del Plan

A pesar de todas las dificultades, aquellos locos siguieron adelante con su proyecto y comenzaron su andadura, ahora acompañados por las compañías proveedoras del mismo. Muy pronto y mientras se terminaba el primer grupo de aplicaciones (gestión asistencial) consiguieron transmitir su ilusión y empeño a un gran porcentaje de los que serían los usuarios finales de los sistemas. Como cabe esperar en cualquier proyecto de esta magnitud (yo no conozco ninguno comparable en España) no todo fueron aciertos, también se cometieron errores. El mayor de ellos, crear una expectativa de plazos que resultaron imposibles de cumplir, lo cual propició cierto enojo en algunos sectores, nerviosismo en otros, y críticas cada vez más duras.

Dos años después del comienzo, el Plan DIAS había conseguido instalar la gestión asistencial (Admisión de Enfermos, Consulta Externa, Urgencias, Farmacia, etc.) en casi todos sus hospitales y había comenzado la instalación de las aplicaciones administrativas (Contabilidad, Nómina, Suministros, etc.) en algunos de ellos. Pero además se había conseguido algo mucho más importante; existía una única cultura de informatización en toda la organización y se habían normalizado tanto los procedimientos administrativos como asistenciales en toda la red de hospitales del INSALUD. Esta cultura y esta normalización homogéneas se habían transmitido, además, a aquellas Comunidades Autónomas a las que se habían transferido las competencias sanitarias con el Plan DIAS ya en marcha (Comunidad Valenciana y Comunidad Gallega), quienes continuaron su propia evolución sobre las bases del Plan DIAS.

En 1992 se produce un cambio importante: todas las competencias de compra de sistemas de información en la red de hospitales y en la red de asistencia primaria del INSALUD dejan de depender de éste y pasan a ser competencia del Ministerio de Sanidad. El DIAS se queda huérfano, sus inventores, sus impulsores, desaparecen del escenario.

Pero daba un poco igual, las bases eran sólidas, el niño tenía vida propia y muchas ganas de vivir y consigue terminar, aunque sin ayuda, todo su camino. A los nuevos padres adoptivos, el niño no les gusta, no le entienden o no le quieren entender y deciden, consciente o inconscientemente o quizá forzados por una situación económica muy deprimida, dejarle languidecer durante tres años.

Para ello, lo que se hace es dejar de invertir en el Plan DIAS en el momento en que más lo necesita, a los tres años de su nacimiento, cuando empezaba a tener mucho sentido comenzar con una renovación tecnológica gradual de muchos de sus componentes. Por poner un ejemplo sencillo, muchas de las máquinas Unix compradas en 1990 para soportar cuatro o cinco usuarios en Admisión de Enfermos tenían, tres años después, que soportar muchos más usuarios y muchísimas más aplicaciones.

Todos conocemos la rápida evolución de la informática y por lo tanto, los cambios tecnológicos producidos desde 1990 hasta 1995 también justificaban dicha renovación tecnológica (mejoras en las prestaciones de las máquinas Unix, Cliente-Servidor, incorporación de Windows, Multimedia, etc.). Pero los motivos, algunos bien poderosos, no fueron suficientes, dejaron al niño sin comer durante dos larguísimos años.

Nueva vuelta de tuerca

Hace pocos días, se ha vuelto a producir un cambio importante: le ha sido devuelta al INSALUD la competencia de las compras en tecnologías de la información para su red de hospitales y asistencia primaria. Los nuevos padres de la criatura se pueden encontrar con un problema que si no se ataja con decisión puede resultar grav

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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