El patrimonio bibliográfico y documental hispánico se abre al mundo entero

La Biblioteca Nacional de España emprende de nuevo un importante proceso de informatización

Los doce años que ha durado la remodelación del edificio de Recoletos de la Biblioteca Nacional, así como un cierto abandono político, han convertido esta institución en un templo cultural encerrado en sí mismo y desconocido por muchos ciudadanos. Sin embargo, su actual equipo directivo se ha propuesto mostrar al mundo sus maravillas bibliográficas. Para ello, Internet y las TIC son claves.

Fundada por Felipe V en 1712 como Biblioteca Pública de Palacio, la Biblioteca Nacional (llamada así desde 1836) es la encargada de albergar el patrimonio bibliográfico y documental de España, reuniendo y conservando las publicaciones realizadas en nuestro país en cualquier soporte y que ingresan por el cumplimiento del Depósito Legal. La institución es centro de transferencia de información como cabecera del Sistema Español de Bibliotecas, y tiene como labor agilizar el proceso de reproducción de los materiales para que accedan a ellos los usuarios que lo soliciten, así como difundir la cultura, realizando exposiciones y reproducciones facsimilares de sus fondos.
A pesar de su importante papel, la institución ha estado algo relegada varios años. En parte, debido a una obra de remodelación de doce años de duración y, por otro lado, como asegura Teresa Malo de Molina, directora técnica de la Biblioteca Nacional de España (BNE), debido a “cierto abandono político”. Una situación que el actual equipo directivo pretende subsanar: “Queremos abrir al mundo de la investigación y de la información general todo lo que la BNE puede ofrecer, que es extraordinario por su riqueza patrimonial, y poner en valor la cualificación de sus trabajadores. Por ello estamos inmersos en un proceso de apertura física y electrónica”.

El papel de la tecnología
El papel que desempeñan las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC) en este proceso es crucial. Este año la BNE se va a enfrentar a una fuerte re-informatización, incluyendo la implantación de un nuevo sistema de gestión bibliotecaria y la apertura, como asegura Malo de Molina “de una ventana al mundo a través de Internet, lanzando la Biblioteca Digital Hispánica, en la que estarán disponibles para cualquier internauta y de forma digital numerosas obras y documentos”.
Malo de Molina, que en junio de 2005 volvió al centro donde había trabajado previamente para emprender esta tarea de renovación tecnológica, no es nueva en estas lides. Antes adjunta a la Dirección del Servicio de Biblioteca de la Universidad Carlos III, la responsable ha coordinado diferentes proyectos tecnológicos en el ámbito bibliotecario. Ésta nos explica que la primera informatización de la BNE se llevó a cabo en los años noventa. “Entonces se optó por realizar un desarrollo propio de gestión bibliotecaria que se ejecutaría sobre una base de datos Adabas de Software AG. Ésta, que era una de las bases de datos relacionales más potentes, se ha quedado obsoleta, por lo que vamos a cambiarla”. Malo de Molina atestigua que, al ser un desarrollo propio en vez de una solución llave en mano, el proceso fue lento y pormenorizado. “Las soluciones de gestión bibliotecaria son de por sí complejas -señala-, pues en estos centros se lleva a cabo un amplio número de transacciones. No basta con tener una base de datos con las obras que hay, sino que es necesario gestionar muchas acciones, como la circulación de los libros, la gestión de adquisiciones, de los presupuestos, el control de las publicaciones seriadas, etc.”.
En la actualidad este sistema de gestión propio se va a migrar a uno nuevo. “Quince años después de su primera informatización, la situación de la BNE en lo que respecta a la adaptación a las TIC es insuficiente. Mientras Adabas ha quedado obsoleto, el gestor documental Oracle es un estándar de facto. Asimismo, han emergido en el mercado programas de gestión bibliotecaria con capacidades muy avanzadas, por lo que el desarrollo propio no tiene sentido”. Otro factor que impulsa el cambio es la transformación que ha sufrido el mundo de la automatización en las bibliotecas: “Antes el corazón de la biblioteca era el catálogo y todo giraba en torno a él. Pero hoy, en la mayor parte de las bibliotecas tenemos muchos recursos de información (bases de datos, acceso a información electrónica a texto completo, etc.) y, aunque gran parte de nuestro trabajo se centra en la colección física, también disponemos de una colección electrónica, de modo que necesitamos integrar toda esta información. Ahora el catálogo se ha convertido en elemento más a integrar”. Para ello, según Malo de Molina, se trabaja con portales que permiten dicha integración y con un gestor de vínculos (link resolver) que encamina al usuario a las diferentes opciones que la Biblioteca ofrece ante una determinada referencia. De este modo, puede obtener el texto completo, una copia física, un resumen al enlace de la misma búsqueda en la base de datos, etc. “El futuro de la gestión bibliotecaria se dirige hacia un mundo más abierto, con más componentes y en el que, aunque el corazón no deja de ser por completo el catálogo, éste ya no tiene el protagonismo de antes”.

Proyecto complejo, pero abordable
Malo de Molina asegura que elegirán uno de los sistemas de gestión disponibles en el mercado: “Hay muchos y buenos proveedores, así que en breve haremos un concurso para seleccionar uno”. La responsable indica que la migración a la nueva solución “no será tan complicada pues, aunque tenemos un catálogo automatizado, no hemos informatizado gran parte de la gestión. Además, lo que vamos a migrar está ubicado en una misma base de datos, lo que facilita la labor”. Otro factor positivo de cara a esta migración es el hecho de que en el mundo bibliotecario se trabaja en un entorno muy normalizado, utilizando un mismo código de descripción y formatos y estándares de intercambio internacionales. “Todos los programas de gestión de bibliotecas del mercado asumen el manejo de estos estándares. Todos trabajamos con MARC (Machine Readable Cataloging), el estándar bibliotecario por antonomasia. Así que, aunque será laborioso, el proceso de cambio no conllevará una migración muy compleja”, señala la directora técnica. Este año esperan realizar la conversión del catálogo al nuevo sistema, con el desarrollo de un nuevo OPAC (On-Line Public Access Catalog o Catálogo de Acceso Público en Línea)”.
La idea es que el nuevo programa de gestión, entre otras ventajas, ofrezca a los usuarios una plataforma de OPAC más flexible y completa, que les permita integrar más recursos e información, como un vínculo a las imágenes digitales que ya tienen, y mejore la potencia de búsqueda. “El objetivo es que a finales de este año o principios de 2007 se haya migrado el catálogo y configurado el OPAC. Esto exige una primera configuración del módulo de circulación, que es el modo en el organizamos la colección bibliográfica y de documentos para poder moverla, pues, aunque la BNE no hace préstamos personales, tiene un gran movimiento de fondos en sus propias salas y con otras instituciones. Incluso con nuestro laboratorio, en caso de que sea neces

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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