El lento amanecer de la tecnología UMTS
Las infraestructuras de redes y los terminales retrasan su llegada
El importante desarrollo que experimenta el tráfico de datos multimedia exige el desarrollo de una nueva generación de telefonía móvil que alivie las comunicaciones y responda a la creciente demanda de los usuarios. Bajo esta premisa, en diciembre de 1999, el Parlamento Europeo y el Consejo anuncian sus planes para la introducción coordinada en Europa de redes de telefonía móvil de tercera generación, basada en el estándar UMTS (Universal Mobile Telecommunication System), una tecnología diseñada para datos en lugar de voz, con interfaz basado en CDMA, y que utiliza un backbone de commutación de datos basado en tecnología IP sobre redes ATM. Es decir, que permita el tráfico de datos multimedia por banda ancha con una transmisión de hasta 2 Mbps, compatible con Internet (IP).
A modo de ejemplo, la tecnología UMTS permitirá transmitir 2MB de información en siete segundos frente a los 28 minutos de GSM, o un video de 4MB en 14 segundos frente a los 48 minutos de GSM.
Pero la intención de Bruselas es, además, mantener el liderazgo de Europa en 3G y su industria de telefonía móvil, consolidada tras el éxito de la 2G. Para ello, propone un tiempo marco: introducción de los sistemas 3G a finales de 2002.
Se trata de una oportunidad para liderar el mercado, incrementando el volumen de negocio y forzando la sustitución de redes con una nueva tecnología que permite aumentar el numero de operadoras (más de 60 licencias en todo el continente).
Durante el 2000, los Estados miembros diseñan un proceso para otorgar las licencias UMTS y aumentar el número de operadores para incrementar la competencia y la inversión en redes móviles.
En España, cuatro operadores acuden a la subasta, que se realiza entre enero y marzo de ese año. Sin embargo, tras la cuantía de las subastas en otros países (8,4 millones de euros en Alemania y 6,4 millones de euros en Reino Unido), el Gobierno español incrementa en un 3.211% la cuantía de las licencias al año siguiente de su concesión. Mientras, en Francia y Bélgica los concursos quedan vacíos por falta de candidatos.
En el conjunto europeo, este proceso recaudatorio alcanza los 130.000 millones de euros, una cifra que deja a las operadoras muy poco margen de maniobra y que se traduce en una bajada generalizada de sus valores en Bolsa.
En marzo de 2001, el informe Liikanen reconoce que el proceso de introducción de UMTS carece de armonización entre los países europeos, y propone varias medidas para minimizar los costes asociados al lanzamiento, al tiempo que países como Suecia y Alemania admiten que los operadores compartan infraestructuras. Se trata de aliviar a las operadoras de las elevadas sumas que exige esta inversión además de las cantidades abonadas por la licencias. La consultora Yankee Group valora este gasto en torno a los 300.000 millones de euros en los próximos cinco años.
El elevado coste exige desplegar cuanto antes las redes de tercera generación a fin de empezar a amortizar cifras.
Pruebas
Japón se muestra más avanzado que Europa a la hora de la puesta en marcha. La compañía NTT DoCoMo ha anunciado su lanzamiento a partir del 1 de octubre, cuatro meses más tarde de lo previsto, si bien es verdad que cuenta con más experiencia en pruebas piloto y con más aplicaciones y terminales.
En Europa, Finlandia realizaba el pasado mes de agosto, las primeras pruebas de transmisión con terminales Nokia; y en el Reino Unido, BT Wireless hacía lo propio en la isla de Man con terminales NEC. No obstante, la operadora británica ya ha anunciado que no comercializará UMTS antes de 2003, ante la falta de terminales compatibles.
Según los fabricantes, los terminales deberían estar listos para mediados del 2002 (en España, deberían entrar en funcionamiento el 1 de julio de 2002), pero existen algunos problemas de interconexión de redes UMTS, duración y tamaño de baterías y el espacio para albergar pantallas grandes. El resultado es “como un ladrillo”, y en escaso número, por lo que lo más probable es que no estén listos en cantidades estimables hasta la mitad del 2003 ó 2004.
Además, otro problema supone su velocidad de transmisión. Frente a los teóricos 384 Kbps a 2Mbps, se obtienen de 64 a 144 Kbps, ancho de banda que dificulta la transmisión de contenidos multimedia, pero adoptada por la mayoría de operadoras como fórmula inicial para reducir costes.
Mientras se solventan estas dificultades, la Comisión Europea ha dado luz verde a una tecnología puente entre GSM y UMTS, conocida como Generación intermedia (2,5G) y denominada GPRS (General Packet Radio Service), una tecnología que transmite los datos por la red de forma “paquetizada”, lo que supone aumentar la velocidad de transmisión con un coste 250 veces más barato en el despliegue de redes.
Mientras que en el GSM básico, los datos circulan a 9,6 Kbit/seg, GPRS proporciona velocidades de 24 a 117 Kbps, dependiendo del tipo de terminal con el que se realice la transmisión, además de permitir al usuario estar permanentemente conectado a los servicios, sin pagar por el tiempo de conexión. Esto supone otra ventaja implícita de esta tecnología, ya que supone un cambio en el modo de facturar al cliente, pasando de un modelo de tarifas por tiempo de conexión (ptas/min) a otro por volumen de información transmitida (ptas/Kbyte), allanando el camino al modelo de facturación previsto para UMTS y la llegada de Internet Móvil.
Pero, frente a las posibilidades de GPRS (e-mail, transmisión de iconos, fotos, ficheros, etc), UMTS disparará los servicios multimedia dando lugar a nuevos segmentos de negocio como M2M, aplicaciones para B2B, B2C, etc. En esta línea, juegan un importante papel los proveedores de servicios ISP, quienes deberán de llenar de contenido una red, de momento vacía.
Con la llegada de UMTS en el 2004, los expertos auguran una nueva era de servicios personalizados, “en función del lugar y su contexto temporal: alertas, publicidad, video conferencia, mensajería multimedia (descarga de imágenes, canciones, vídeos...) y m-ticketing”.
Sin embargo, en un principio, su implantación se iniciará en pequeñas zonas saturadas por el tráfico y en aeropuertos, centros de negocio y grandes ciudades. Su desarrollo, según Forrester Research, no será de forma masiva hasta el año 2007.