El gran desafio IT
Funcionamiento de las aplicaciones en redes de banda ancha
En la mayoría de los casos, los administradores de TI no necesitan adquirir más ancho de banda. Buscan una forma de controlar y optimizar su uso a través de:
• Mejor visibilidad de las aplicaciones que están corriendo en la red.
• Información sobre qué aplicaciones están funcionando y cuánto ancho de banda consume cada una.
• Posibilidad de asignar ancho de banda basado en las políticas de empresa.
• Llevar el verdadero significado QoS (Calidad de Servicio) de las aplicaciones al usuario.
• Datos para evaluar las políticas de gestión de ancho de banda, desarrollo de planes, establecimiento, implantación y medición de SLAs (acuerdos de nivel de servicio).
GESTIÓN DE ANCHO DE BANDA Y APLICACIONES QoS
Para gestionar óptimamente cualquier ancho de banda disponible en una empresa es necesario tener en cuenta cuatro pasos fundamentales.
Primer Paso: Clasificar el tráfico
Los usuarios de redes son conscientes de que las aplicaciones sufren retardos en los tiempos de respuesta, buen indicador para identificar qué aplicaciones se están llevando la parte más grande del pastel formado por el ancho de banda disponible. Antes de que se pueda controlar el funcionamiento de la aplicación en la WAN, se necesita saber quién y qué está compitiendo por los recursos limitados de la empresa. El primer paso es identificar los tipos de tráfico en la red que necesitan ser controlados.
Segundo Paso: Analizar el tráfico
Una vez que los administradores de redes conocen qué aplicaciones están corriendo en su red, deben analizar cómo esta funcionando cada una de ellas. Qué clases de tráfico son, tiempos de respuesta punto a punto y retraso en los servidores. La gestión del tiempo de respuesta (RTM) se está convirtiendo en un requerimiento importante. Precisa medidas tanto en la red como en los servidores, permitiendo a los administradores TI identificar la fuente de los problemas. Al no poseer esta información detallada, el gestor de aplicaciones y el administrador se dedican a pasarse la pelota y, como resultado, terminan echándose la culpa el uno al otro. La información de la gestión del tiempo de respuesta cuantificable, proporciona a las empresas poder para solucionar los problemas cotidianos.
Tercer Paso: Controlar el Tráfico
Una vez que la empresa sabe qué corre en su red y cómo funciona, está preparada para fijar políticas de funcionamiento. El objetivo es permitir a los gestores de redes crear políticas de gestión de ancho de banda en consonancia con las prioridades de la empresa, proporcionando a las aplicaciones críticas, el ancho de banda necesario para garantizar el funcionamiento, dejando a un lado el tráfico menos importante.
Cuarto Paso: Informe
Por último, se necesita tener informes tanto históricos como a tiempo real, que posibiliten evaluar de forma inteligente, políticas de gestión. En dichos informes tienen que figurar tanto datos como gráficas, para poder presentar comparativas.
GESTION DE ANCHO DE BANDA SIN COLAS
Desde la llegada de TCP/IP, uno de los principales puntos débiles ha sido la incapacidad de garantizar calidad de servicio (QoS). TCP/IP basado en QoS ha dependido siempre del método de colas como forma de gestionar el ancho de banda.
El método de colas está plagado de problemas: es deficiente, impreciso, reactivo y sólo puede soportar tráfico saliente. La información enviada genera retransmisiones que, si sobrepasan el tiempo de conexión, pueden ocasionar pérdidas de paquetes y hacer mella en la eficacia de una red. Una nueva tecnología, el control de flujo TCP, proporciona un acercamiento más eficaz y preciso al reparto de ancho de banda: se aplica TCP basado en políticas de control de flujo, tanto al tráfico individual como a las diferentes clases. El resultado permite un nivel de control de servicio predecible para proporcionar una verdadera QoS IP.
Sin lugar a dudas, el control de flujo TCP mejora con creces el rendimiento del método de colas, al ser proactivo y preciso, previniendo a la red de la congestión que pueda tener lugar en ella. El tráfico de red, por naturaleza, está formado por "trozos" de datos provenientes de varias fuentes. Estas partes se acumulan en el punto donde el acceso LAN (amplio y rápido) y el WAN (lento y con poco caudal) se encuentran. El control de flujo TCP gestiona la entrada y salida de datos extremo a extremo, logrando con ello una disminución en las congestiones, al detectar la velocidad de acceso de un usuario remoto, evaluar la latencia (retraso) que posee, comparar estos datos con el resto de la información de flujo de tráfico existente y controlar la admisión de TCP al remitente. Este proceso optimiza la cantidad de datos tratados en la WAN.