El Colegio Base, a la vanguardia de la Escuela 2.0

Utiliza las TIC en el aula como herramientas que permitan formar mejor a los alumnos

El Colegio Base de Madrid, clasificado como el cuarto mejor de España en el último ranking nacional y presente en la lista de los 100 mejores del mundo, es una institución educativa de carácter privado que abarca desde la etapa infantil hasta la entrada en la universidad, y puede presumir de estar a la vanguardia en las últimas tendencias metodológicas del uso de las nuevas tecnologías aplicadas a la educación.
Aunque las TIC en el Base tienen una larga andadura, no fue hasta 2004 cuando se instaló la primera pizarra digital interactiva (de la marca Promethean) y un equipo de docentes del colegio empezaron a crear materiales y contenidos alrededor de este dispositivo. “A medida que vimos las posibilidades que tenía la pizarra digital se empezaron a instalar en todas las clases. Entre el 2005 y el 2008 cubrimos prácticamente todo el colegio”, comenta José Giráldez, responsable de nuevas tecnologías del Colegio Base.
Simultáneamente, la institución comenzó trabajar con la web 2.0, blogs, wikis y con herramientas de productividad colaborativa como Google Docs, ya que “nos parecía un buen método para que los chicos pudieran formarse en lo que conocemos como competencia digital, y al mismo tiempo teníamos un medio de comunicación con ellos a través de la web”, apunta Giráldez.

El reto del aula virtual
Tras dos años madurando el proyecto, el colegio vio la necesidad de crear una ‘plataforma moodle’, un aula virtual donde los alumnos pudiesen interactuar tanto en casa como en clase, para lo que se planteó el reto de introducir los ordenadores en el aula, es decir, que cada estudiante tuviese un portátil y ése fuese su cuaderno de trabajo, además de una parte importante del libro de texto. Actualmente, todos los grupos de 4º de la ESO se encuentran en una fase piloto, aunque la idea es ir exportándolo a otros cursos. “Es probable que para el curso 2011-2012, toda la educación secundaria ya esté funcionando con el nuevo sistema educativo”, explica Giráldez.
A pesar de la inversión tecnológica, el responsable puntualiza: “Aunque las TIC son un instrumento importante, lo fundamental es la pedagogía y la didáctica, por ello intentamos integrar las TIC en el aula como herramientas que nos permitan formar mejor a nuestros alumnos”.
Paralelamente, el centro celebra jornadas de formación y dispone de un departamento de formación que se encarga de ofertar los cursos y realizar congresos para compartir conocimientos.
En cuanto al uso del software, Giráldez explica: "Procuramos utilizar software no propietario, las aplicaciones de productividad ofimática que utilizamos son de código libre, como otras aplicaciones que tienen funciones didácticas, como puede ser Cmap Tools, Gimp y Audacity”. Así parece más viable la implantación de un aula 2.0 en casi cualquier centro, donde el pago por licencias puede suponer la mayor restricción. Giráldez afirma que el principal reto no son los costes, sino que es un problema de “cambio de enfoque de la pedagogía; por lo tanto, creo que tanto en los centros públicos como en los concertados depende más de lo que ellos quieran hacer, que de las infraestructuras que pueda suministrarles el estado”.
Para ello se requieren direcciones en los centros dinámicas que estén dispuestos a impulsarlo y un cambio de mentalidad en el profesorado. Por todo ello, Giráldez ve “viable” la implantación en cualquier tipo de centro un proyecto así, otra cosa es que sea fácil o difícil, apunta el responsable. De todos modos, Giráldez encuentra la mayor ventaja de su centro, sobre los públicos, en disponer de un equipo de mantenimiento, ya que la mayoría de las quejas por parte de estos colegios es que pierden mucho tiempo en el mantenimiento de los equipo, cuando el coordinador TIC está para enfocar la didáctica y decidir qué conviene hacer.

Cómo mejorar la educación
Cómo o cuánto puede mejorar la educación con este tipo de proyectos es la pregunta del millón, aunque aún es pronto para decirlo, ya que en países como EE.UU. o Canadá, donde se vivieron las primeras experiencias, los estudios todavía no arrojan luz sobre el tema. Según comenta el coordinador TIC del centro, hay un problema: ¿cómo consideramos que el alumno ha avanzado más o menos? Para llegar a conclusiones rigurosas sería necesario revisar del modelo educativo y sobre todo del sistema de evaluación, especialmente al finalizar el bachillerato, donde el método memorístico que caracteriza la prueba dificulta la posibilidad de evaluar los cambios.
Por otro lado, la mayor crítica que Giráldez hace es que las nuevas tecnologías “aún están en pañales”, y no considera que se creen nuevas disfunciones con la introducción de ellas en el aula; además, considera que son muy inferiores a las funciones. “Lo que aporta la tecnología en cuanto a materiales diversos para atender a diversos estilos cognitivos, elementos visuales y manipulables para comprender conceptos, en cuanto a capacidades comunicativas y exigencias de cara a la creatividad, es mucho más lo que aporta que la disfunción que puede generar”, comenta.
Asimismo, Giráldez recuerda que el libro de texto nace en el siglo XIX para responder a las necesidades de su época: una enseñanza igual para una sociedad donde se pretendía que todos tuviesen la misma formación. Hoy se pretenden otras cosas, se busca una educación más personalizada, continuada y más centrada en el alumno que en el profesor, por lo que el libro de texto tiene poca cabida en el modelo actual. “Mi deseo es que le libro de texto evolucione a uno digital abierto en el que tengan cabida miles de contenidos de la red”, concluye.

Viñeta publicada el 20 de febrero de 1870 en La Flaca n.º 35 Tendencias

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