Disparates sobre el Efecto 2000

Por las noticias que nos llegan de los Estados Unidos, parecería oportuno preparar el toque de rebato ante la llegada próxima del cambio de milenio. No debe olvidarse que, desde allí, comenzaron las consultoras, hace unos cuatro años, a concienciar al resto del mundo de que deberían guardarse cautelas y precauciones porque, en el inicio del año 2000, podrían producirse efectos indeseables si no se hubieran corregido oportunamente irregularidades previsibles en las aplicaciones. A la fase de alerta siguió la de mentalización sobre los problemas que podría acarrear un negligente tratamiento en la revisión de líneas de código; a continuación se dio paso a la serie de recomendaciones respecto a la conveniencia de iniciar cuanto antes el análisis de impacto; y, para transmitir mejor la inquietud que deberían sentir los usuarios, y aprovechar la proximidad para poner mayor énfasis en los mensajes, comenzaron a prodigarse las giras por el mundo de destacados representantes de compañías consultoras, reiterando consejos y ofreciendo fórmulas para abordar el problema con tiempo suficiente y con garantías de éxito. Parecía una estrategia perfectamente diseñada y orquestada por las compañías consultoras, para asegurarse una serie de años muy boyantes en las cuentas de resultados. Indudablemente los mensajes fueron calando entre los usuarios de tecnologías de la información, a juzgar por la progresiva demanda de asistencia técnica y de productos específicamente encaminados a la resolución del problema. Tanto que hubo que paliar la escasez de programadores, recuperando incluso a los que ya habían abandonado la actividad laboral. El foco estaba puesto en el cambio de milenio, y los DSI deseaban enfrentarse a éste momento, en condiciones óptimas para no temer nefastas consecuencias.
Los gobiernos de algunas naciones fueron tomando conciencia de la necesidad de tomar iniciativas para abordar el problema, y secuencia parecida protagonizaron los usuarios en sus respectivos países. Faltando menos de un mes para el inicio del nuevo año, se observan muestras del rigor conque trabajan los profesionales de las tecnologías de la información, realizando pruebas sobre el comportamiento de los sistemas, al simular el cambio de milenio. El Gobierno español propicia idénticas actitudes y, para subsanar de inmediato posibles contingencias, tendrá a la expectativa comités de emergencia. Pero, junto a ésta línea de pragmatismo, con decisiones muy estudiadas y declaraciones ponderadas, están empezando a llegar -y pronto a bombardear- desde los Estados Unidos, comentarios y opiniones apocalípticas sobre lo que va a acontecer en la entrada del 2000. No habría nada que temer si se analizan los disparatados planteamientos y desmesurados supuestos, que se aproximan mucho a la ciencia ficción. Además, las opiniones catastrofistas no provienen de profesionales de las TI. El problema es que no todas las personas están preparadas para reconocer tipo de oráculos, ni juzgar comentarios fuera de tono. Al ciudadano le pueden confundir y generarle pánico: Y aquí radica el peligro.