Controlando las comunicaciones móviles
Los dispositivos móviles pueden ofrecer una mayor libertad y productividad, pero sólo si disponemos del poder de desconectarlos
En su libro, usted escribe sobre una confusión y una frustración que crecen en proporción directa con los dispositivos y aparatos que nos rodean. Y, sin embargo, es un fuerte defensor del poder de las Tecnologías de la Información para mejorar nuestras vidas. ¿Están las Tecnologías de la Información haciendo mejor o peor el mundo?
- Los mejores atributos de la comunicación móvil son equiparables con la capacidad humana de viajar, y pueden permitir la transmisión de información en cualquier lugar y en cualquier momento. Y eso es importante. Donde quiera que uno esté y cuando quiera que uno necesite ser contactado, puede transmitírsele información. Es posible acceder a Internet, o hablar con un hijo. Al nivel técnico, las desventajas más importantes son que la comunicación móvil no ofrece una velocidad muy alta, las pantallas son demasiado pequeñas, y la cantidad de información es limitada. Y al nivel social, tienen lugar algunas perturbaciones y cambios, al quedar los seres humanos bajo los tentáculos de las redes de comunicación, ya que ahora pueden ser contactados en cualquier momento. Está uno contemplando una puesta de sol, y el maldito aparato comienza a sonar. Simplemente porque hayamos llegado a estar interconectados, no hemos adquirido el derecho a molestar a nadie con nuestros mensajes de correo electrónico o llamadas telefónicas. Ni hemos quedado sujetos a la obligación automática de responder a mensajes de otros. Simplemente porque uno esté interconectado, no deberá responder sin pensarlo a cualquier mensaje. Si no se desea ser molestado, es mejor desconectarse. Y apagar el maldito aparato si está contemplando una puesta de sol.
¿Cómo se compagina este consejo con la tendencia creciente en el mundo de los negocios hacia la capacidad de acceder a todo el mundo 24 horas al día 7 días a la semana?
- Podría comprenderse que en algunas situaciones de negocios alguien dijera, “Tengo que poder contactar contigo en cualquier momento.” Y entonces, naturalmente, habría que decidir si ese es el tipo de vida que uno desea. ¿Ha llegado el momento de abandonar la compañía? Si utilizamos la tecnología móvil como una herramienta opresiva para imponer controles a los seres humanos, para mantenerlos ligados más estrechamente al centro corporativo, pienso que fracasaremos. Pero si la utilizamos para aumentar el poder individual de las personas, seremos ganadores. Es la diferencia entre la era de Henry Ford, cuando los empleados eran tratados como piezas intercambiables, y la era moderna post-Ford, en la que los empleados tienen importancia y deben ser tratados con enorme respeto y tener la capacidad de mejorar la empresa en sus totalidad gracias a su propio tipo de individualismo. Las compañías que comprenden esto son hoy las mejores compañías del mundo.
Al continuar la explosión en el número de usuarios, ¿Cómo evolucionará la tecnología de las redes móviles para mantenerse a ese ritmo? Después de todo, ya tenemos bastantes interrupciones, incluso en áreas metropolitanas.
Al pensar en la comunicación móvil pensamos en cosas que se mueven. Sin embargo, lo que no vamos a hacer en relación con todo esto es crear un enorme sistema de antena fija. Para conseguir una comunicación cada vez más rápida –cosa que todos deseamos– puede integrarse más potencia en el dispositivo, lo cual cuesta mucho dinero, o puede reducirse el tamaño de la “celda” (el área geográfica servida por una señal de torre celular), de la antena y de las cosas circundantes que puede oir la antena. Hoy, el tamaño de celda es de unos 50 kilómetros. Cuando una antena atienda a todos los automóviles y usuarios móviles en un radio de 50 kilómetros, no podrá ofrecer mucha rapidez. Tendrá que estar en proporción con lo que tiene. Pero supóngase que en lugar de una antena que atiende a un radio de 50 kilómetros, varias antenas hablan al equivalente en personas y autos de una manzana de casas. Pueden estar en postes telefónicos o en postes de compañía eléctrica a una distancia de unas pocas manzanas unas de otras. Entonces puede disponerse de un enorme ancho de banda y acomodar a muchas personas utilizando pequeños dispositivos inalámbricos con pequeñas baterías. Podría mantenerse así una conversación de una hora mientras se viaja por varias celdas, aunque eso sería en centros urbanos y cuasi-urbanos. Al trasladarse a las áreas rurales profundas o a los océanos del mundo, no se va a disponer de eso. Siempre habrá que depender de otros medios, como un satélite, que también es inalámbrico, aunque más lento, pero al menos con eso es posible llegar a las partes más remotas.
La red del futuro no va a ser un 100 por cien inalámbrica. Habrá bastantes redes de línea. Y líneas de fibra a antenas estacionarias. Y también cables coaxiales. Y además habrá una multitud de líneas de transmisión en áreas urbanas o semi-urbanas, porque ofrecen velocidad. Resulta económico, y permite conectar muy bien entre una localización conectada por línea y otra. Y, por otra parte, habrá un gran volumen de comunicación inalámbrica con alcance local. Y también satélites para las partes más alejadas del mundo.
Ya existe bastante controversia sobre el impacto de las torres celulares y las transmisiones inalámbricas sobre la salud de las personas. ¿Piensa realmente que las comunidades permitirán que la tecnología se difunda con tanta amplitud como usted propone?
- No estoy proponiendo que adoptemos ese modelo, estoy señalando simplemente que es ahí a donde nos dirigimos. No observo que las protestas de las comunidades sean mayores que el afán de auto-gratificación y el deseo de tener “juguetes” con los que entretenerse. ¿Sabemos que estas cosas son peligrosas? Si lo sabemos, ese es el motivo de que elijamos gobiernos y establezcamos instituciones regulatorias para protegernos de ellas. Sin embargo, después de 50 años en el negocio de la electrónica, no disponemos de una sola porción de información que nos indique que la actividad de telefonía móvil es peligrosa para nuestra salud.
Actualmente, menos de un 50 por ciento de la población del mundo utiliza Internet. ¿En qué medida llegará la tecnología inalámbrica a los que aún no disponen de ella?
Lo fascinante de las comunicaciones móviles es que se puede transmitir voz. La voz puede eliminar la desventaja entre las personas no alfabetizadas y las alfabetizadas, y también por ejemplo entre los chinos